Economía

Aprovechando el shock: hacia una sociedad más consciente

"La estatalización de la economía y el resurgir de lo público toman peso. El individualismo y el egoísmo neoliberal han dado paso a la solidaridad de lo público", reflexiona el catedrático de Oganización de Empresas.

Foto: Pixabay

El fracaso de la cumbre del clima de Madrid en diciembre de 2019 sirvió para mostrar no solo la desconexión entre los científicos y los gobiernos del mundo, sino para que sintiéramos que detrás de estos últimos están algunos de los grandes y poderosos grupos empresariales que no tenían ningún interés en parar o revertir la difícil situación climática a la que se enfrenta el planeta en el que vivimos. Esos mismos grupos empresariales que nos han llevado hacia un modelo económico y social caracterizado por una creciente desigualdad, precariedad laboral y pobreza global. 

Curiosamente, a los pocos días empezaron a aparecer las primeras noticias relevantes sobre la COVID-19 en China. Ahora mismo ya es una pandemia en la que el virus se ha extendido a muchos países, con decenas de miles de muertos, con las economías en estado de shock y la población mundial aterrorizada y confinada. Basándonos en las ideas de Naomi Klein sobre “la doctrina del shock”, podríamos pensar que dichos grupos empresariales y gobiernos afines podrían utilizar dicho estado de shock para introducir e implementar nuevas prácticas neoliberales y totalitarias más duras si cabe para los ciudadanos o para el planeta. Esa parece ser la tesis del filósofo Byung-Chul Han. Recientemente, Yuval Noah Harari escribía que el shock del coronavirus obligaría a las sociedades a decantarse ante una doble disyuntiva: la vigilancia totalitaria y el empoderamiento ciudadano; o el aislamiento nacionalista y la solidaridad global. Obviamente, la doctrina del shock de Klein nos llevaría a pensar en una potencial sociedad distópica con nacionalismos extremos y controles totalitarios. De hecho, ya estamos viendo que algunos grupos políticos en este país están aprovechando la situación para reclamar dichas involuciones.

Pero ¿por qué no pensar en una sociedad solidaria global con ciudadanos empoderados? Desde mi punto de vista, si bien es difícil dada la presión de dichos grupos empresariales y político-mediáticos, hay tres elementos clave para lograrlo: la respuesta ciudadana, la de nuestros gobiernos y la de nuestras empresas. 

Desde el inicio del confinamiento, la ciudadanía ha mostrado en general una elevada solidaridad y responsabilidad que se puede ir extendiendo, a pesar de ciertas muestras de egoísmo, inconsciencia y estupidez. En cuanto a los gobiernos, se trata de que representen a la mayoría social y ciudadana (no a las grandes corporaciones), que defiendan sus intereses y traten de resolver sus problemas en esta situación y en lo sucesivo: impuestos progresivos, ayudas a ciudadanos y empresas afectadas, gestión pública de los servicios públicos, reversión de privatizaciones de servicios esenciales para la sociedad, inversión en sanidad, educación e investigación pública, renta mínima, impuestos a las grandes fortunas, etc. Muchas de estas acciones se están llevando a cabo o pensando en hacerlo ahora en nuestro país y en los de nuestro entorno, después de décadas de políticas neoliberales. La estatalización de la economía y el resurgir de lo público toman peso. El individualismo y el egoísmo neoliberal han dado paso a la solidaridad de lo público

Por último, y no menos importante, las empresas. Hace ya años que está emergiendo a nivel global un nuevo modelo empresarial que podemos denominar consciente; un tipo de empresa preocupada por aportar valor a la sociedad, por mejorar la calidad de vida de sus empleados y por mejorar el medioambiente en el que vivimos. Es decir, cuyo objetivo no es solo contentar a los shareholders o accionistas sino a todos los stakeholders o grupos de interés: sociedad, medioambiente, empleados, otras empresas etc.

Este tipo de empresas deja atrás los modelos basados en la disciplina, el control, el miedo, la jerarquía, el secretismo y el logro, para centrarse en la confianza, la compasión, la cooperación, la auto-organización o la transparencia. Quizá la actual necesidad de teletrabajar, de cooperación empresarial, o de aportar valor social, tal y como algunas empresas ya han mostrado, haga crecer el número de empresas conscientes. Tal vez tengan que coexistir con los grupos empresariales centrados en el logro y la maximización del beneficio propio, los cuales son representados por la patronal. Puede ser que las empresas conscientes sean minoritarias, pero existen y cada vez en mayor medida

Es posible que la estupidez sea otra pandemia, y quizá la falta de pensamiento crítico no nos permita evolucionar hacia esa sociedad solidaria con ciudadanos empoderados y empresas conscientes. Pero es evidente que la situación que estamos viviendo puede ser una oportunidad; una oportunidad que debemos aprovechar todos nosotros, porque el virus no va a resolver nuestros problemas. Y puede que estemos anhelando una sociedad utópica, pero, como decía Oscar Wilde, el progreso es la realización de las utopías.

* Ricardo Chiva Gómez es catedrático de Organización de Empresas. Universitat Jaume I

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Comentarios
  1. Europa Laica pide defender lo público, en estos momentos críticos la sanidad, y que NO se marque ninguna de las casillas del IRPF, ni a la Iglesia, ni a fines sociales.
    (La iglesia, principal multinacional capitalista, España, su paraíso fiscal)

    CAMPAÑA ANUAL DE LA DECLARACIÓN IRPF-2020
    DEFENDER LO PÚBLICO ES GARANTÍA DE ATENCIÓN Y SOLIDARIDAD, MÁS AÚN ANTE SITUACIONES DE CRISIS. LA SANIDAD PÚBLICA NECESITA MÁS RECURSOS.
    EUROPA LAICA PROPONE A LA CIUDADANÍA NO MARCAR LA CASILLA DE LA IGLESIA CATÓLICA NI LA DE FINES DE INTERÉS SOCIAL.
    TODOS LOS IMPUESTOS DEBEN QUEDAR EN LA HUCHA COMÚN PARA CUBRIR GASTOS GENERALES, NO PARA SUBVENCIONAR A ORGANIZACIONES PARTICULARES.
    LA IGLESIA CATÓLICA DEBE AUTOFINANCIARSE Y PAGAR IMPUESTOS.
    Quien quiera aportar a la Iglesia católica o a Fines Sociales que lo haga de su propio bolsillo, adicional a los impuestos que le corresponda pagar, pero sin sacarlo de la hucha común de todos.
    https://laicismo.org/europa-laica-pide-defender-lo-publico-en-estos-momentos-criticos-la-sanidad-y-que-no-se-marque-ninguna-de-las-casillas-del-irpf-ni-a-la-iglesia-ni-a-fines-sociales/

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