Opinión

Las rutinas del amor en cuarentena

Una pareja en el aeropuerto de Guayaquil (Ecuador). SANTIAGO ARCOS / REUTERS

La mirada’ es una sección de ‘La Marea’ en la que diversas autoras y autores ponen el foco en la actualidad desde otro punto de vista a partir de una fotografía. Puedes leer todas las de José Ovejero aquí.

El amor tiene sus rutinas. El desamor también. En el amor expresan complicidad, la sincronía del deseo, una afirmación de similitudes; pasar un rato abrazados antes de levantarse; hacer la compra juntos (aunque ahorraría tiempo turnarse); preparar la cena los dos; tú te sientas así y yo me tumbo así, en el mismo sofá, mientras vemos la televisión. 

En el desamor, cuando la ruptura no es posible o aún no se ha aceptado esa posibilidad, las rutinas suelen convertirse en estrategias de supervivencia: para que la vida no sea insoportable, la pareja infeliz realiza maniobras de evasión, reduce el tiempo común, divide el espacio –cuando el espacio puede dividirse– en territorios exclusivos: yo veo la televisión en el dormitorio y tú en el salón, yo salgo el jueves y tú el viernes,  tú llevas a los niños a la guardería y yo hago la compra. Lo práctico acaba colonizando el deseo y convirtiéndose en excusa para la distancia.

Una epidemia y una cuarentena como las que estamos viviendo alteran muchas rutinas de cuya importancia quizá ni nos habíamos dado cuenta. Mi padre lleva años con Alzhéimer internado en una residencia; mi madre lo visitaba todos los días y le daba de comer, aunque podrían haberlo hecho las cuidadoras. Ahora es imposible esa actividad que ordenaba su vida y expresaba su vínculo afectivo. No le permiten entrar en la residencia y no le cogen el teléfono (quizá el personal está desbordado); ella sabe que mi padre está bien, pero necesita que se lo digan cada día o a lo mejor solo necesita tener la sensación de que ella no lo abandona, de que no aprovecha la oportunidad para desentenderse de esa carga.

Las rutinas del afecto nos unen y sostienen, pero de pronto no puedes besar a la persona con la que convives porque tiene el virus, o, como le ha ocurrido a una amiga con su novia, tú vives en Madrid y tu pareja en Barcelona y no habéis podido reuniros, tenéis que conversar por Skype, renunciar a la cercanía de los cuerpos. O estáis juntos, pero os habéis quedado sin ingresos y el miedo al futuro crea una cuarentena adicional porque te encierra en tus propias preocupaciones. 

Son días extraños para los que se quieren, e insoportables para quienes dejaron de hacerlo pero no les queda más remedio que convivir. Las demandas de divorcio se han disparado en China después de la cuarentena, las disputas vecinales y familiares comienzan a resonar en algunos patios de vecindad. ¿Cómo convivir sin pausa con esa persona que se te ha vuelto desagradable o cuyas manías te irritan? ¿Cómo afrontas los días venideros con quien te maltrata, con quien abusa de ti, con quien expresa su desprecio siempre que puede? ¿Cómo organizar el día a día cuando antes, en condiciones normales, no erais capaces de hacerlo sin pelearos? Y ya las preguntas ni se plantean, porque no hay cómo que valga, si además de todo eso has perdido el empleo o vives en un piso de cincuenta metros cuadrados o menos en el que el aislamiento es una quimera.

El amor y el desamor tienen sus ritos y sus estrategias, las tienen también el maltrato, el abuso, la supervivencia en pareja a la precariedad. Pero de pronto incluso las tácticas más asentadas se tambalean. Habrá hombres y mujeres, sin embargo, cuyo vínculo saldrá reforzado, porque verán que el amor los ha sostenido en una situación adversa, aunque por momentos pueda ser una fuente de tristeza y melancolía, de deseo insatisfecho. Para otros hombres y mujeres la epidemia será, sin paliativos, una catástrofe. El virus devastará el organismo enfermo de la pareja sin necesidad de atravesar las puertas de la vivienda. 

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Comentarios
  1. algun dia quiero ser tan buen escritor como tu buen señor tengo 22 años y voy por ese camino tan bonito que es el escribir

  2. Lo mejor o lo peor
    Y en esos momentos tenemos que pensar en Ghandy,Mandela o Malala y decirse que la empatia,el ser humano y expresarlo Hara que lo mejor gane la partida a todo lo oscuro que tengamos porque es una batalla que se gana dia a dia, hora a hora,minuto a minuto.
    Y luego Hay que hacerse confianza y luchar
    Arriba los corazones,abajo los abusones ,racistas…
    Animo y lucha que es lo que de verdad cambiara el mundo y el planeta

  3. Hola José:
    Escribiste con tus sentimientos a flor de piel y se nota. La verdad es que esta pandemia nos sacará peores o mejores.
    Como decía Séneca:» Consérvate bueno»
    Cariños.
    Saludos desde Montevideo

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