Sociedad

Las compañeras trans ya estaban ahí

'La mirada' de Laura Casielles: "No me cabe en la cabeza que en nombre del feminismo se enarbolen violencia y exclusión. No me cabe en la cabeza que un planteamiento teórico pase por encima de la vulneración de derechos".

Presentación en Sevilla del libro 'La doble transición' (Libros.com), de Raúl Solís.

La primera vez que conocí a una persona trans, ambas teníamos doce o trece años. Ni yo ni nadie de nuestro entorno entendíamos demasiado lo que estaba pasando cuando uno de nuestros amigos volvió de un viaje largo y nos explicó (¿cómo nos lo explicaría?) que ahora era nuestra amiga. En ese tiempo, formulaciones como “ha nacido en un cuerpo equivocado” eran lo más parecido a un apoyo que éramos capaces de pensar. Así que, ante aquel inesperado acontecimiento para el que no teníamos ningún referente, la gente de alrededor, en el mejor de los casos, asumió (asumimos) sin hacer preguntas la nueva identidad y se comportó (nos comportamos) como si no hubiera ocurrido nada. En el peor, otra mucha decidió ignorar la situación en sentido inverso: continuó llamándole por su viejo nombre y no le hizo la vida particularmente fácil. 

Han pasado veinte años y hemos aprendido muchas cosas. De la mano del feminismo hemos comprendido qué es el género y en qué se diferencia del sexo, qué es la identidad y en qué se diferencia de la orientación. Hemos reflexionado sobre la relación que tiene la biología con nuestro papel en el mundo y hemos ido desentrañando cómo se edifican los constructos sociales. Hemos entendido que pensábamos desde la patologización y por qué eso hacía daño. Seguimos aprendiendo y pensando, todos los días, ampliando nuestra comprensión de la complejidad de cada vida, cada cuerpo y cada identidad.

No se me ocurre ni en lo más remoto ninguna manera de que ese proceso colectivo de aprendizaje sobre qué significa ser trans pueda tener algo de negativo para las mujeres. 

Y, sin embargo, va haciendo ya un tiempo que nos encontramos con una reacción virulenta dentro del propio feminismo que ha tomado a las mujeres trans como enemigo interno del movimiento. Os prometo que no lo entiendo. No entiendo los comentarios que leo en redes sociales, con un nivel de violencia que no creí que fuera a ver ejercerse entre nosotras mismas. No entiendo que se afirme que la inclusión de las mujeres trans en el feminismo pone en riesgo la potencia política del concepto de mujer. No entiendo que se pongan formulaciones teóricas y disquisiciones metafísicas por encima de la urgencia de personas que ven vulnerados sus derechos fundamentales. No entiendo argumentos como “es que entonces cualquiera podrá ir al registro civil y declararse como mujer siendo hombre” (¿por qué querría alguien hacer tal cosa a la ligera, si estamos de acuerdo en que sería una renuncia a privilegios?) No entiendo ese fantasma delirante de que las mujeres trans quieren entrar a los baños de mujeres para violarnos: me da hasta vergüenza escribirlo para decir que no lo entiendo. No entiendo la deslegitimación de las vivencias personales, no entiendo los insultos, no entiendo el odio. 

Aunque en realidad es mentira. Sí que lo entiendo. Entiendo, en el sentido racional del término, lo que está pasando. Y eso solo lo hace peor. 

Porque lo que está pasando es que este ataque a un colectivo particularmente vulnerable forma parte de una lucha de poder. El poder son muchas cosas, no solo dinero o puestos. El poder también es tener la autoridad dentro de determinado campo de conocimiento, la legitimidad en un entorno. El poder es definir un adentro y un afuera y situarse no solo en el adentro, sino como guardia de la puerta. 

Falta apenas una semana para el 8-M. Hace dos años la “huelga feminista” era algo que aún no se había demostrado siquiera posible. Su éxito fue incontestable. El discurso feminista se convirtió en hegemónico. Y entonces, como pasa siempre que esto ocurre con un movimiento, entró en escena la lucha de poder. Frente al genuino desborde, la diversidad y la creatividad que caracterizaron a la primera huelga feminista, nació la tendencia a la fosilización que acecha a toda iniciativa que haya tenido éxito. El intento de definir, estructurar y perpetuar: nombres del control. 

Y si en algo se fundan ese tipo de procesos es en exclusiones. Exclusión no es sino definir un “nosotros” por oposición a un “otro”. En este caso, un “nosotras mujeres”, un “nosotras feministas”, que, en lugar de intentar ampliar al máximo las posibilidades de identificación para que cualquier mujer pueda sentirse parte –como venía ocurriendo de manera masiva en los últimos años–, las está cerrando. Un “nosotras” que se siente amenazado no solo por la otredad de las mujeres trans –aunque esta esté siendo la más sangrante– sino también por las reivindicaciones de las mujeres racializadas o por la confluencia del feminismo con otras luchas sociales. (Con la clase no suelen atreverse, que suena más feo, pero no es difícil intuir que algo de eso hay al fondo, algo que tiene que ver con que importen más los techos de cristal que quienes barren los pedazos). 

Cuando decía “no entiendo”, en realidad quería decir “no me cabe en la cabeza”. No me cabe en la cabeza que en nombre del feminismo se enarbolen violencia y exclusión. No me cabe en la cabeza que un planteamiento teórico pase por encima de la vulneración de derechos. No me cabe en la cabeza que una feminista sea capaz de decirle a otra: “Tú eres un hombre con peluca”. No me cabe en la cabeza que a estas alturas seamos capaces de un “no te creo y no eres mi hermana”.

Es paradójico el uso que se está haciendo, desde lugares muy distintos, de esa idea del “peligro de las identidades”. Defender una concepción biologicista y universalizante de qué sea ser mujer sí que es defender una identidad; y hacerlo de manera férrea y no permeable si que es un peligro. Uno que pasa por olvidar todo lo que habíamos aprendido de los enfoques interseccionales, que nos enseñaron a preguntarnos cómo se cruzan en cada vida concreta género, clase, raza, todos los factores de opresión y privilegio que condicionan nuestro estar en el mundo. Peligro de la identidad me parece más bien concebir el feminismo como algo que se es y no como algo que se hace, como algo dado y no siempre en proceso de reinvención y construcción. 

Esa es la verdadera tensión que se está dando dentro del feminismo: entre apertura y cierre. Entre diversidad y esencialismo. Entre control y desborde. Entre exclusión y complejidad. Entre proyecto social y coto personal. Entre castillos que defender y realidades llamando a la puerta.

Pero, afortunadamente, si algo es el feminismo es genealogía y memoria. Y la genealogía y la memoria nos dicen que no es la primera vez que esto pasa, y que el feminismo siempre se ha enriquecido cuando se ha abierto para incluir a más mujeres, cuando se ha hecho cargo de la reflexión planteada por identidades que complejizaron para bien su pensamiento. Cuánto nos habríamos perdido sin el feminismo lesbiano, sin el feminismo negro. Cuánto peor nos entenderíamos a nosotras mismas, todas, en tanto mujeres, sin ser capaces de incorporar las miradas de aquellas para las que ser mujer significa algo diferente, en lo teórico y en lo concreto.

Y la genealogía y la memoria nos dicen también, sobre todo, que llevamos mucho tiempo trabajando codo a codo. Por eso hoy he querido mirar esta foto que muestra a activistas trans encabezando una manifestación en los años 70, cuando pusieron, como tantas, como tantos, los cuerpos ante los palos de la dictadura. La genealogía y la memoria nos dicen, como recordaban algunas voces estos días en las redes sociales, que en este país no ha habido históricamente un debate sobre la inclusión de las mujeres trans en el movimiento feminista: que siempre han estado ahí. Hasta la genealogía y la memoria de más cortito plazo nos dicen que hace apenas dos años, cuando las movilizaciones feministas masivas no eran ni siquiera pensables, a nadie le preocupaba que las compañeras trans fueran parte de las asambleas. Era así, simplemente. Siempre lo había sido.

No me cabe ni remotamente en la cabeza que alguien les diga ahora que no pueden estar. 

Y pienso, por lo demás, que si mi amiga de los doce, trece años, viviera esa adolescencia hoy, todo sería un poquito mejor. Que en lugar de solo callar, sabríamos acompañarla. Que haríamos preguntas, que nos haríamos preguntas juntas. Y que en ese camino también mi comprensión de lo que significa ser una mujer se haría más compleja. Mi relación con mi biología menos determinante. Mi relación con mi sexualidad menos normativa. Mi mirada sobre la diversidad de las personas y las vidas más rica. Mis propias posibilidades más amplias. 

No me cabe en la cabeza, en ningún mundo posible, cómo algo así podría ser malo para las mujeres o para el feminismo. 

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Comentarios
  1. GRACIAS. El feminismo y el socialismo son ideas de amor, no de odio. Discriminar a las personas trans es afortunadamente inconcebible para casi todas las feministas y socialistas y espero que lo siga siendo. Hemos ganado mucho para enfrentarnos unos movimientos sociales contra otros. Este odio solo beneficia a los ricos y los fachas, Un abrazo.

  2. Varapalo a la esperanza
    Qué pena tan grande me da comprobar como la “revolución” feminista va dejando de ser revolucionaría y se va pareciendo más y más a otros movimientos que también creímos revolucionarios y fueron absorbidos por el sistema productivo-social-patriarcal. La necesidad de crear “minorías inaceptables” a las que poder usar de vertedero de errores y seguir así ascendiendo como la espuma en el “orden” social establecido conduce directamente a la creación de …
    ¿Grupos de apestadas? ¡Qué tristeza profunda!

    NOTA: Me ha gustado mucho el artículo. Gracias

  3. La cultura patriarcal está implantada y asumida desde milenios y en todos los ámbitos geográficos, con alguna excepción en territorios muy reducidos. Dicha cultura se ha reproducido a través del tiempo, de forma consciente por las instituciones gubernativas y eclesiásticas y de forma inconsciente, en la mayoría de los casos, por las sociedades. Al asumir y reproducir los mismos esquemas de conducta, la sociedad es víctima y victimario al mismo tiempo. Las religiones monoteístas son los principales soportes de la cultura patriarcal y es por ello que la igualdad en derechos y libertades no puede dejarse en manos del poder religioso. El Laicismo y el Feminismo deben ir de la mano para conseguir los derechos que han sido y siguen siendo negados a las mujeres.
    (Teresa Galeote)

  4. Totalmente de acuerdo con Eva. Hay una cuestión fundamental que las religiones ( ya sea la católica o la queer) ocultan tras falsas idealizaciones, ajenas a la realidad. Esto es, la división de la sociedad en clases. No es lo mismo ser homosexual o lesbiana con dinero que pobre. Luchar por derechos civiles en una sociedad capitalista es luchar para que quien tenga dinero pueda adoptar, alquilar vientres o prostitutas y consecuentemente, que las3 pobres puedan ser más y mejor explotadas. Tomar postura desde una perspectiva de clase es la forma efectiva de luchar por los derechos de la inmensa mayoría de la sociedad. Tomar postura desde los derechos individuales es luchar por los privilegios de unos pocos.
    Como nos recuerda Eva, la sociedad humana ha vivido el 99% de su existencia sin pobres, ni ricos, sin patriarcado, sin estado. Las clases, el patriarcado y el estado surgen como consecuencia de la propiedad privada y sólo desaparecerán y con ellas la cultura machista, con la desaparición de ésta.

  5. Lidia falcon habla como un ultra , : niega la asertividad a ls menores qe la tienen , si se les escucha
    Disruptores endocrinos sn sustancias que alteran funcionar d hormonas y glandulas : cancer obesidad orientacion-sexual y esterilidad : estan en pañales, compresas ( mejor copa menstrual), cosmetica ( mejor ecologica ) ,comida por pesticidas-plasticos (d juguetres tbn) melamina y envases, limpiadores, pinturas (d dibujo tbn ), vajilla barnices , tikets d la compra, muebles
    Y asi puede que sea cierto qe exista algo, pero no en la mente y pqe son menores, pero negarselo es un eerror pqe se sienten realmente asi aunque sea por contaminacion quimica y esto no va a cambiar facil ni en el sicologo
    la teoria quuer no es decir que todos somos iguales sin mas genero
    sino usar este enunciado para negar qe se machaca mas a las mujeers y pa maquillar cifras d agresiones, cosa que no se hace en españa, pqe esta bien claro
    ¿ entonces no somos iguales ? no somos H y M personas con mismo drcho ? …???
    para mi qe solo pretende protagonismo para hace daño creo qe es un topo dl cni-etc, en IU,
    como errejon en Podemos
    esta sra ya no sabe lo que dice si es que lo supo al guna vez pqe en sus libros mas qe pedagogia con to lo qe sabe, desparrama odio y asi perpetua la guerra generos qe le viene bien a la drcha
    cayo larala y lamezares hundieron IU aun siendo ls terceros en votos…y metieron a estas …
    Y esta en sus libros ha desparramado odio en vez d pedagogia con todo lo qe dice que sabe , cn lo que la guerra d genero se ha eternalizado aun mas a benefico d la drcha
    y en sus articulos esta siempre con lo mismo

  6. Espero que hayas entendido que género y sexo no son lo mismo, en esta sociedad capitalista el género está basado en el sexo, pero debemos entender la raiz del patriarcado: la division sexual del trabajo. A traves de ahi debemos entender que el genero es ocupar la posición política en el sistema capitalista y patriarcal de géneros, a la que se accede al socializar e interiorizar las relaciones de poder que “corresponden” a cada género en la sociedad capitalista y patriarcal, aqui nos detenemos y hablamos sobre la socializacion que supone la internalización o interiorización de los contenidos culturales de la sociedad en que se nace y se vive; es un proceso que dura toda la vida pero la socializacion fundamental se realiza durante la niñez (socialización primaria).
    aqui te dejos unos articulos donde saque la info:
    la raiz del patriarcado: https://desterradosporlasantaortodoxia.wordpress.com/2018/10/24/division-sexual-del-trabajo-la-raiz-del-patriarcado/
    que es ser mujer: https://rebelionfeminista.wordpress.com/2018/08/28/que-es-ser-mujer/
    una marxista revolucionaria habla sobre que genero y sexo no son lo mismo, ella se llama Cecilia Toledo y era del partido comunista de brasil, hizo un pequeño escrito llamada: mujeres, el genero nos une la clase no divide, aqui dejo el enlace: https://www.marxists.org/espanol/tematica/mujer/autores/toledo/2001/genero.htm
    tras esto, termino con la conclusion a la que llego Olga Cristobal, otra marxista revolucionaria hablando sobre lo que es el genero:
    Conclusiones
    las mujeres no fueron siempre el sexo oprimido
    las causas de esta opresión no son biológicas sino sociales
    la degradación de las mujeres coincide con la constitución de la sociedad
    clasista y sus instituciones (familia, estado, propiedad privada)
    la familia es un producto histórico, no inmutable.
    el origen de la institución familiarcomo espacio represor.
    mientras las mujeres estén excluidas de la esfera de la producción y ésta
    no se socialice no habrá una verdadera emancipación femenina.
    Un saludo revolucionario!!

  7. Muy buena reflexión. Vamos avanzando en la comprensión de la esencia humana. Aún queda camino pero sólo siguiendo los pasos podremos cerrar el círculo. El feminismo significa Igualdad y está esta basada en la Ley de Generación incluida en el Principio Universal del Principio que junto al de Unidad, Vida, Inteligencia, Amor, Espíritu, Verdad y Eternidad rigen el Universo. Ocho Principios que con sus Leyes (siete cada uno de ellos) activan la mecánica cuántica del Universo. La Ley de Generación nos habla de que «cada individuo posee en sí mismo ambos aspectos divinos y expresan las esferas de conciencia del Alma de igual manera» Todo lo demás son estereotipos, convencionalismos sociales, estructuras de creencias, educación, etc. que sólo llevan a la separación del Todo. Tanto uno como otro género puede ser creativo, delicado, tenaz, sensible, objetivo… Pues todas esas manifestaciones están comprendidas en su interior como posibilidades a despertar. Quizás esto pueda hacernos entender un poquito más por qué el feminismo se está debatiendo: los Trans se esfuerzan en llevar a lo físico la expresión de su fuerte aspecto de género femenino y viceversa en el caso de mujeres. Son el ejemplo perfecto de hasta donde se extiende nuestra impresionante capacidad humana para expresar esta Ley de Generación, son el ejemplo matérico perfecto para que «veamos para creer» cuan amplio y mágico es el espectro de la inclusión de ambos géneros dentro de cada Ser. Algún día cuando el ser humano haya integrado ambos géneros en su conciencia independientemente de su sexo biológico y no necesite mostrar al mundo físico lo que realmente es en su interior, cuando hayamos aprendido a expresarnos con cualquiera de nuestro géneros sin importar el aspecto externo, ese día habremos llegado a la igualdad plena. Hasta entonces seguiremos debatiendo y perdiéndonos en manifestaciones externas polarizadas que sólo nos separan y nos alejan de los otros Principios de Unidad, Vida, Inteligencia, Verdad, Amor, Espíritu y Eternidad.

  8. «De la mano del feminismo hemos comprendido qué es el género y en qué se diferencia del sexo». Espero que lo que hayáis comprendido es que el género es la construcción social de los sexos, y el sexo es el conjunto de características sexuales que nos hacen la persona sexuada que somos (el sexo incluye el género, la expresión, la orientación, la afectividad, la corporalidad). Suelo leer que la gente entiende por género la identidad sexual, y por sexo la corporalidad. Y nop.

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