Opinión

Entender el mundo. O no

'La mirada' de José Ovejero: "Todos, también los ateos, tenemos nuestros ritos y nuestras recetas para soportar lo insoportable. Lo dañino es cuando nos aferramos a ellos, cerramos los ojos a la violencia del mundo y nos volvemos cómplices pasivos".

Un hombre hindú, cubierto de ceniza para el festival de Shivaratri. REUTERS

La mirada’ es una sección de ‘La Marea’ en la que diversas autoras y autores ponen el foco en la actualidad desde otro punto de vista a partir de una fotografía. Puedes leer todas las de José Ovejero aquí.

En realidad la primera imagen que había elegido para esta sección era la de una mujer devastada, llorando dramáticamente, mientras un hombre intenta consolarla. En su lugar, me decido por esta de un  santón hindú cubierto de ceniza preparándose para el festival de Shivaratri en el templo de Pashupatinath, que tiene la rara suerte de albergar el falo de Shiva.

El mundo es incomprensible, también inaceptable. Las cosas suceden sin que sepamos cómo ordenarlas. En medio del discurrir cotidiano, de lo esperable, de aquello que nuestro cerebro ha conseguido clasificar y prever, estalla una ferocidad que ni siquiera podemos imaginar –la mujer devastada, llorando la muerte de su hija asesinada– y ante esas disrupciones de lo que podríamos llamar la maldad extrema es comprensible refugiarse en el rito y en la fe. Porque no precisan explicación, al contrario, exigen que no busquemos explicación. Nos tranquilizan su estabilidad y su solidez. En cierto sentido, el rito y la fe son absurdos porque no están sometidos a la razón. Hay quien cree que la sangre de una persona crucificada dos mil años antes se encuentra en el vino barato consumido por una comunidad y quien acepta sin dudarlo que un mesías que regresará pronto al mundo arroja regalos maravillosos desde el cielo a sus fieles (en los cultos cargo de Nueva Guinea). Es cierto que los ritos de los demás suelen resultar un poco ridículos o un poco siniestros, a veces las dos cosas, y nos maravilla que alguien pueda creer esos disparates. Pero sirven de refugio, nos apaciguan, ofrecen el consuelo de lo seguro y compartido, reducen nuestra soledad.

Yo soy ateo pero no se me ocurriría explicar que rezar es un sinsentido a esa madre de un barrio pobre de Ciudad de México cuya hija de siete años ha sido secuestrada, torturada y asesinada, ni a las familias de los miles de mujeres asesinadas en México cada año por el hecho de ser mujeres, ni a las de las víctimas de esa violencia endémica tan desorbitada que vuelve estúpido, casi mezquino, reducirla a palabras: el individualismo, el neoliberalismo, la falta de valores… los balbuceos de López Obrador tras el crimen son insultantes para las víctimas porque pretenden reducir a razones lo irracional, a causas eficientes aquello que escapa a la lógica del mundo. La miseria, el narcotráfico, la corrupción institucional, sí, son razones, pero ninguna sirve para abarcar la magnitud del horror.

Yo iba a usar para mi artículo la foto de esa madre destrozada, pero las intromisiones públicas en el dolor privado siempre tienen algo de voyeurista, no explican ni aclaran y establecen una distancia inaceptable entre la víctima y los observadores. Así que he elegido esta imagen de un santón hindú preparándose para un festival en el que las mujeres piden suerte para sus maridos e hijos y, las solteras, conseguir un buen esposo. En lugar de ilustrar la tragedia he buscado una foto que, desprovista de la extrañeza que puede provocar, ilustra una forma de consuelo irracional. Todos, también los ateos, tenemos nuestros ritos y nuestras recetas para soportar lo insoportable. Lo dañino es cuando nos aferramos a ellos, cerramos los ojos a la violencia del mundo y nos volvemos cómplices pasivos, como quien en una noche de tormenta se guarece en una casa y tranca puertas y contraventanas para no ver a quienes arrastra la riada. El rito puede servir como respiro, pero me sigue pareciendo admirable quien prefiere salir a poner diques, aunque una fuerza incomprensible los derribe una y otra vez. Mejor eso que rezar al dios de las tormentas.

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Comentarios
  1. ASI ENTENDIA EL PADRE DE LA PATRIA ANDALUZA A ANDALUCIA.
    El legado ideológico de Blas Infante vigente para hoy es el federalismo, el feminismo y el laicismo.
    si Blas Infante -cuyos restos siguen sin haber siso localizados ni recuperados en una fosa común del cementerio sevillano- levantara hoy la cabeza, “llamaría a la conciencia de pueblo de los andaluces, porque corremos en riesgo de convertirnos en la más España de las españas”.
    (Rafael Guerrero, «La Memoria», de Radio Andalucía)
    https://laicismo.org/el-legado-ideologico-de-blas-infante-vigente-para-hoy-es-el-federalismo-el-feminismo-y-el-laicismo/?utm_source=mailpoet&utm_medium=email&utm_campaign=boletin-diario-de-laicismo-org-29-feb-2020_862

  2. Sin compartir los recuros de Madre Tierra no hay justicia, sin justicia no hay paz, sin paz no hay porvenir.
    El mundo tiene suficientes recursos para satisfacer las necesidades de todxs, pero no la codicia de cada uno.
    Es necesario un despertar de las conciencias para fines socialmente útiles y no dejar la responsabilidad en manos de políticos que aunque tengan buenas intenciones la enorme presión del capital no les permite llevarlas a cabo.
    No es cuestión de creer o no. Se trata de no hacer al prójimo lo que no querría para mí.
    ————————————————–
    Los dirigentes de la UE están incumpliendo la ley al no decirnos qué acciones poseen.
    Creemos que están escondiendo vínculos con multinacionales como Amazon y Bayer-Monsanto.
    El trabajo del comisario europeo Paolo Gentiloni consiste en crear leyes fiscales justas. Si es así, ¿cómo es posible que posea acciones por valor de 100.000 euros en multinacionales como Amazon, que eluden el pago de impuestos?
    Pide a la presidenta de la UE, que intervenga:
    https://act.wemove.eu/campaigns/conflictos-de-interes?utm_source=civimail-28753&utm_medium=email&utm_campaign=20200220

  3. Un artículo precioso y lleno de sensibilidad.
    Soy creyente cristiano pero, me gusta la forma en que don José Ovejero expresa su punto de vista.

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