Los socios/as escriben

Rendición suicida

"No hay duda de que hoy no tenemos un completo modelo alternativo al capitalismo que pudiéramos aplicar inmediatamente. Pero no faltan los materiales para construirlo", escribe el autor.

Grafiti en El Toscal, Santa Cruz de Tenerife. Foto: José Mesa / CC BY 2.0.

Todos hemos oído hablar de rendición incondicional. También se ha dado en la historia la capitulación pactada, con condiciones que tendrían que respetar al vencedor. Ahora, un párrafo leído en un artículo de Juan Carlos Monedero —publicado en el digital Público el 11 de enero— me ha sugerido un nuevo tipo de rendición: la rendición suicida.

El párrafo al que me refiero dice lo siguiente: “La izquierda sabe que el modelo capitalista nos lleva al precipicio. Pero saber esto no sirve de mucho porque no hay modelo alternativo global. La izquierda, cuando es inteligente y recuerda eso de la correlación de fuerzas, sabe que pelear contra el modelo actual es una quimera.

O sea, que es inútil luchar contra el modelo capitalista. Hacerlo es una quimera, una insensatez. No hay más remedio que abandonar la lucha, rendirse intentando conseguir las condiciones más favorables posibles. El título del artículo nos dice cuáles serían esas condiciones a las que se aspira llegar después de la rendición: Correr el centro hacia la izquierda

¿Por qué me parece que eso no es una capitulación condicional sino una rendición suicida? El mismo Monedero nos lo dice: “La izquierda sabe que el modelo capitalista nos lleva al precipicio. Pero, aunque nos lleve al precipicio, asumimos que no podemos luchar contra él, que no hay alternativa, que vamos al precipicio sin remedio. Y más vale que nos rindamos y dejemos de pelear por una quimera engañosa».

No creo que en la derecha lean mucho a Monedero, pero si alguien lo ha hecho, estará saltando de gozo. La tesis fundamental de la derecha —que no hay alternativa, que el sistema capitalista es lo máximo a lo que puede llegar la humanidad— la ven confirmada por una de las figuras más destacadas del pensamiento de la izquierda. Ni Aznar lo podía decir más claro.

Lo que podemos preguntarnos es qué entenderá Monedero por una izquierda inteligente. ¿La que asume mansamente la actual correlación de fuerzas y piensa que es inútil gastar energías tratando de cambiar esa correlación? ¿Esa que a pesar de la mala correlación de fuerzas se busca la vida en el mundo de la política, resignada a gestionar ese tímido corrimiento del centro hacia la izquierda? En ambos casos se trata de una izquierda pesimista para la que esto no tiene solución. 

Pero también, aunque Monedero no se lo crea, hay una izquierda optimista, esperanzada, que también es inteligente y seguramente más inteligente que las otras. Una izquierda que no se engaña al mirar la dura realidad en la que nos movemos, pero no lo considera algo natural e inamovible, no se resigna al ‘no hay alternativa’.

En un artículo de Vicenç Navarro, también publicado en Público, afirma que “el mayor problema que existe hoy es la sensación de impotencia que tiene la población en contra de los poderes económicos y financieros”. Sensación de impotencia que propagan los grandes medios de persuasión del sistema, y que sin duda tienden a aumentar las afirmaciones de Monedero.

No hay duda de que hoy no tenemos un completo modelo alternativo al capitalismo que pudiéramos aplicar inmediatamente. Pero no faltan los materiales para construirlo. Los profesores de filosofía Fernández Liria y Alegre Zahonero escriben:  

“Lo tenemos difícil porque, desde los años 80 y ahora más aún con la crisis económica, los poderosos más ricos del planeta han pasado a la ofensiva y han emprendido una revolución. Sí, ahora los revolucionarios son ellos; son ellos los que están dispuestos a acabar con todas las instituciones que sostienen la vida humana dentro de unos cauces normales de decencia y dignidad… Sin embargo, al mismo tiempo, lo tenemos más fácil que nunca. Y esta es nuestra gran oportunidad. Porque ahora que los revolucionarios suicidas, nihilistas y salvajes son ellos, ahora que son ellos los terroristas, nosotros podemos empezar a defender cosas muy de sentido común”.

No podemos confundir la aceptación del capitalismo que se da en los grandes medios de comunicación y en los círculos de la economía capitalista con el sentir de una gran parte de la población. En el mismo artículo de Vicenç Navarro podemos leer que “según una encuesta global de la compañía Edelman, el 56% de la población mundial cree que el sistema capitalista es más dañino (debido al gran sufrimiento que ha causado a la población) que beneficioso para sus intereses. Y un 50% indica que este capitalismo le ha afectado personalmente de una manera negativa”.

Un informe realizado por el mismo Foro Económico de Davos sobre «el enorme crecimiento de las desigualdades en el mundo» indica que tal crecimiento ha generado un enorme aumento del rechazo a un orden económico que ha generado una gran concentración de la riqueza, la cual se percibe que ha sido alcanzada a costa del bienestar de la mayoría de la población, que ha sufrido un aumento de su precariedad. La tarea fundamental de la izquierda no es intentar empujar al centro un poco hacia la izquierda, sino canalizar ese gran sentimiento de rechazo hacia el sistema capitalista y plantear la reconstrucción de un movimiento de toda la humanidad que intente sustituir al sistema capitalista, recordando que “solo es imposible lo que no se intenta”. El no intentarlo tiene más de cobardía o de comodidad que de inteligencia.

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Comentarios
  1. A Monedero no le definiría precisamente de la izquierda propiamente dicha. (Monedero no trasciende a Podemos). Y no me parece tampoco una persona digna de escuchar por su sabiduría y de confiar en ella por su honestidad y trayectoria como, pongamos por ejemplo, Julio Anguita, Sánchez Gordillo y otrxs.
    El tímido corrimiento ni siquiera es hacia la izquierda. Hace tanto tiempo que estamos perdiendo terreno por haber abandonado la lucha de clases, por habernos creído que todos éramos ricos, que ahora a lo sumo nos movemos tímidamente de la derecha hacia el centro.
    Todo cambiaría Antonio si la gente despertara. Es la sociedad dormida, entretenida en mil vanalidades, manipulada, temerosa, la que no presenta resistencia y permite que el poder, capital y sus políticos lacayos, nos vayan despojando día a día de nuestros derechos.
    También sucede que muchxs hemos perdido la fé en políticos y en la misma sociedad pues
    no por ser de la clase trabajadora se es mejor persona. En la clase trabajadora hay mucho enemigo oculto en el que no se puede confiar.
    Creo que hoy existe una lucha a nivel mundial entre lxs que miran para ellxs y lxs que miran por un mundo más justo para todxs. Supongo que ha existido siempre, pero actualmente es más evidente que nunca. También es evidente que quienes trabajan por un mundo más justo para todxs son una minoría.

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