Internacional

La sensación de ayudar a una sola persona a salir de la cárcel

Conversación con dos abogadas del despacho de Bryan Stevenson, cuyo libro ha inspirado 'Just Mercy'

Bryan Stevenson.

Reportaje publicado en el dossier de #LaMarea73: ‘¿De quién es España?’ (julio-agosto de 2019). A la venta aquí

Si Bryan Stevenson todavía no es el abogado más famoso del mundo, va camino de serlo. En diciembre se estrenó Just Mercy (Por compasión), una película con Jamie Foxx, Michael B. Jordan y Brie Larson basada en el libro en el que Stevenson cuenta cómo liberó a un hombre inocente que fue condenado a muerte por un sistema judicial profundamente racista y corrupto. Stevenson y su organización, la Iniciativa por la Igualdad Judicial (Equal Justice Initiative o EJI), con sede en Montgomery, en Alabama, también han inspirado True Justice, un documental en HBO. 

Stevenson (Milton, Delaware, 1959) no para de fascinar al público mundial. No solo pretende transformar el sistema judicial de Estados Unidos –que mantiene a casi dos millones y medio de personas encarceladas, de las que unas 2.600 están condenadas a muerte– sino que quiere obligar al país a hacer frente al legado de su propio racismo.

La EJI, fundada en 1989, presta representación legal a individuos condenados ilegalmente, sentenciados injustamente o que sufren abusos en cárceles estatales. También lucha contra la pena de muerte y tiene un programa nacional para fomentar el debate público sobre el legado de la esclavitud, de los linchamientos y de la segregación. El año pasado, Stevenson inauguró un gran museo y monumento dedicados a la historia de los linchamientos.

Hoy la EJI emplea a unas 80 personas y maneja un presupuesto anual de más de 40 millones de dólares. Sia Sanneh y Alicia D’Addario, abogadas las dos, llevan más de una década allí. Sanneh posee títulos de Yale y Columbia; D’Addario, de la Universidad de Nueva York y del Oberlin College.

La EJI combina una intensa actividad legal con iniciativas legislativas y un gran número de programas educativos. ¿Cómo lo hacen todo?

 Sia Sanneh. EJI.ORG

Sia Sanneh: Puede sonar disperso, pero no lo es. Al final, en la EJI todo lo que hacemos viene siendo una labor narrativa. Construimos relatos. Cuando Alicia está preparando un alegato para cuestionar la condena de un niño que es sentenciado a morir en la cárcel [la frase que usa la EJI para las sentencias de prisión permanente no revisables, SF], también está construyendo un relato. Tratamos de contar historias sencillas, claras y convincentes sobre cosas y causas importantes. Por supuesto, hace falta un cierto nivel de especialización. Alicia, por ejemplo, dirige gran parte de la labor que desarrollamos con los niños en el sistema penitenciario adulto, una especialidad que ha desarrollado a lo largo de muchos años. Por mi parte, soy líder en nuestras actividades por la justicia racial.

 Alicia D’Addario.

Alicia D’Addario: A pesar de que la EJI ha crecido en los últimos años, hemos resistido compartimentándonos. Valoramos las sinergias. Los que estamos luchando contra los prejuicios raciales en la aplicación de la pena de muerte aportamos esa experiencia al trabajo por la justicia racial, y viceversa.

¿Para quiénes construyen esos relatos? 

D’Addario: Cuando litigamos un caso, procuramos dirigirnos a los verdaderos responsables de la toma de decisiones, como los jueces. Son audiencias que piensan muy diferente a nosotros.

Sanneh: La EJI lleva más de treinta años en Montgomery, Alabama. Nunca hemos tenido el lujo de predicar al coro. Nos tomamos muy en serio lo que significa persuadir al público. También es fundamental para hablar de temas como la raza y la justicia racial en el Sur, por ejemplo en el memorial y museo. No puedes empezar asumiendo que todos tengan el mismo nivel de comprensión. Montgomery no es Berlín. El monumento al Holocausto en Alemania es muy abstracto. No podíamos hacer algo así en un memorial por la historia de los linchamientos en Alabama. Nuestro monumento también es una gran estructura física, pero no había que empezar con una explicación sobre la historia de la esclavitud. Lo primero con que el visitante se encuentra al entrar en el monumento es una escultura que representa a africanos esclavizados y secuestrados que llegan a Estados Unidos.

Mientras ustedes están en los tribunales locales, Bryan Stevenson viaja por todo el mundo ¿Cómo combinan el trabajo a ras de suelo con esa proyección internacional? 

Sanneh: Bryan tiene una serie de prioridades muy claras que ha convertido en toda una cultura institucional. Bryan sigue siendo un enigma incluso para muchos de los que trabajamos con él. Incluso cuando está ahí fuera como portavoz internacional, está muy metido en casos y programas individuales. Se da cuenta más que nadie de que este tipo de trabajo a ras de suelo es el núcleo de lo que hacemos. Pero incluso cuando estamos trabajando a través del sistema legal tradicional, somos muy conscientes de que los tribunales no operan de forma aislada. Trabajamos en un clima más amplio. En los últimos cinco o seis años, hemos tomado la decisión de tratar de intervenir en ese clima de forma activa.

D’Addario: Recibimos literalmente cientos de cartas cada semana solicitando nuestra asistencia legal. Después de todo, hay 2,3 millones de personas encarceladas en los Estados Unidos, y la mayoría no tiene abogado. Bryan es capaz de ver cuándo necesitamos dar un paso atrás y dedicar tiempo a ese trabajo de concientización más amplia. 
Sanneh: Y realmente vivimos rodeados de un mar de necesidad. En Alabama, por ejemplo, no existe un servicio de defensores públicos a nivel estatal. No hay ningún programa financiado por el Estado que dé ayuda legal a los condenados a muerte. En los tribunales, la crisis es extrema en todos los niveles. Esa realidad ha dado forma a todo lo que hacemos. Tratamos de ser muy estratégicos sobre dónde podemos tener un impacto real.

¿En qué se diferencia su trabajo de otras ONG norteamericanas que luchan por la justicia racial y los derechos civiles?

Sanneh: Somos una gran organización orientada al servicio. Representamos a un gran número de clientes, proporcionándoles servicios legales gratuitos. Todo lo demás nace de esa realidad.

Stevenson tiene un aire de santo. Su causa es radical, pero su modo de operar parece evitar las confrontaciones. 

Sanneh: Bryan es una persona extraordinariamente decente y humilde, lo que hace que sea un gran líder. Pero también le importa mucho la gestión y es muy hábil en ella. Su enfoque sirve de modelo para toda la organización. Le han moldeado intensamente las responsabilidades que ha asumido como abogado y defensor. Decidió pasar su tiempo en pequeños juzgados y prisiones del Deep South. Aunque también litiga ante la Corte Suprema, no es ahí donde pasa la mayor parte de su tiempo. Y eso te obliga a pensar sobre qué es lo que sirve en esos espacios. ¿Cómo te comunicas con personas que tienen una perspectiva muy diferente a la tuya?

La empatía es clave. La gente a menudo habla de la importancia de empatizar con el cliente. Nosotros también; de hecho, en la EJI, uno de nuestros principios es: cada persona es más que lo peor que ha hecho en su vida. Pero también hay que intentar comprender a las demás personas con las que interactuamos. Si Bryan sabe hablar con muchos tipos diferentes de personas, es en parte porque trabaja en una región donde no se dicen muchas verdades sobre la injusticia racial.

La EJI no suena como el típico bufete de abogados.

D’Addario: Lo genial es que todos pasamos tiempo con los clientes. Una vez que te acercas a las personas que están marginadas de esta manera, te hace pensar de manera diferente sobre cómo manejar situaciones difíciles.

Sanneh: Aprendes muy rápidamente que nada de esto va de ti. Tus rollos personales los dejas en casa. Si vas a una prisión para visitar a un cliente y un oficial te trata mal en el registro, tú decides cómo manejar esa situación. Si te vas con mal rollo, es tu cliente quien va a llevar esa carga, no tú. Del mismo modo que, si te presentas al tribunal y un juez te dice algo que no te gusta, puedes defenderte para sentirte mejor en el momento. Pero es tu cliente quien asumirá el costo.

Ambas llevan más de una década aquí. ¿Cómo lidian con un mundo que parece empeñado en empeorar?

D’Addario: Somos muy conscientes de los altibajos del clima, tanto en los tribunales como en general. Pero intentamos adoptar una visión a largo plazo. Claro, hay períodos difíciles. Pero debemos encontrar la manera de continuar. Nuestros clientes nos necesitan.

Sanneh: Incluso cuando las cosas en general pueden ser muy frustrantes, hay un colega que vuelve feliz después de haberle ganado la libertad condicional para una persona que lleva cuarenta años encarcelada. U otro colega que tenía un cliente que se resistía a hablar, consiguió por fin que se abriera. Estamos haciendo cosas significativas todos los días. Ayudar a una sola persona a salir de la cárcel es algo increíble, una sensación imposible de describir.

Tenemos nuestras propias métricas de éxito. Vemos victorias todos los días que confirman el valor de lo que estamos haciendo. Aun así, si la composición de la Corte Suprema de Estados Unidos cambia, por ejemplo, no tenemos más remedio que adaptarnos. Pero hay algo poderoso en aquello de fijar la mirada en el largo plazo. Nuestro trabajo por la justicia racial, incluidos el monumento y el museo, ha vuelto a enfrentarnos con una idea de la que Bryan habla a menudo: la lucha ha sido larga –y lo seguirá siendo–. Al salir del monumento, hay una maravillosa escultura de Dana King que conmemora a las tres mujeres que encabezaron el boicot a los autobuses de Montgomery en 1955 y 1956. Cuando estoy teniendo un día difícil, siempre pienso en esa escultura. Me crié pensando que la era de los derechos civiles era increíble y que estas personas eran héroes. Pero después de sumergirme en la era de los linchamientos, tengo una relación diferente con esa historia. Estas personas se criaron en una época en la que se quemaba a los negros, arrastrando sus cuerpos por la calle. Sin embargo, tenían la esperanza y la perspicacia suficientes para lanzar uno de los movimientos populares más exitosos de la historia. Esa escultura me recuerda a estas mujeres que, en lugar de tomar el autobús, se pasaron un año entero yendo y viniendo al trabajo -un tramo de hasta diez kilómetros- a pie. Adoptar una visión a largo plazo así no significa que subestimemos los retos de hoy. Pero sí nos hace darnos cuenta del camino recorrido por nuestros antepasados. Y que lo recorrieron sin perder la esperanza ni la capacidad de pensar de forma estratégica. 

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Comentarios
  1. «Las condenas a los jóvenes de Altsasu son de una crueldad inhumana, escribir sobre lo que allí ocurrió me parece un acto de reparación necesario, no sólo para que se sepa en el futuro lo que sucedió, sino para que los responsables sepan que la gente lo sabe».
    BERNARDO ATXAGA.
    Un linchamiento penal que, en palabras de Atxaga, lleva al bueno de Kafka a las instituciones: «Este acto de inhumanidad no ha tenido lugar entre pasadizos subterráneos, ha sido un tribunal el que lo ha llevado a cabo, un tribunal que pertenece a un sistema de justicia que se supone es uno de los pilares de nuestra democracia», denuncia.

  2. EL ACERCAMIENTO DE LOS PRESOS VASCOS «PORQUE LO ESTABLECE LA LEY Y PARA AVANZAR EN UNA CONVIVENCIA BASADA EN VALORES COMPARTIDOS Y UNA VIDA NORMALIZADA EN EUSKADI»
    El lehendakari Urkullu desmonta al PP: “Aznar autorizó el acercamiento de presos cuando ETA mataba”.
    Es verdad y alguien tenía que decirlo:. El PP de Aznar negoció con ETA, cuando la banda terrorisma mataba, autorizó el acercamiento de presos etarras a las cárceles vascas y hasta el ex presidente del Gobierno calificó a ETA como Movimiento de Liberación Nacional. Pero ha tenido que salir, el poco amigo de saltar a la palestra, el lehendakari Iñigo Urkullu a hacerlo. Y ha tomado la decisión de escribir esta carta -que ha dado a conocer el diario Deia- tras la politización del acto por los 25 años del asesinato de Gregorio Ordoñez.
    Recuerda también Urkullu en su misiva que estas acciones y afirmaciones las hizo el ahora presidente de la Fundación FAES con la banda armada todavía cometiendo atentados y perpetrando asesinatos, a finales de los 90.
    El lehendakari considera que «no es de recibo tener que escuchar ahora» una crítica al Gobierno vasco por solicitar ese mismo acercamiento una vez que ETA ya ha desaparecido completa y definitivamente (Diario 16)

  3. Están haciendo un buen trabajo las personas que trabajan para Equal Justice Initiative (EJI).
    A la vista está que aún con toda la zafiedad y bruticie que tanto abunda aquí, somos bastante más civilizados que en USA, que duda cabe, aquí no se impone la pena de muerte y menos a menores y creo que a todo presunto delincuente se le asigna un abogado; pero el poder judicial también deja mucho que desear aquí en España.
    PODER JUDICIAL Y OPUS DEI EN ESPAÑA:
    España pierde su soberanía en beneficio de intereses representados especialmente por la banca privada y la Iglesia Católica entre otros, pero parece estar fuera del alcance del entendimiento de la mayoría al no existir consciencia general de lo que supone que una secta como el Opus Dei controle el Poder Judicial. A esta situación contribuye de forma eficaz el toreo llevado a cabo por muchos medios de información que de forma directa o indirecta están controlados por esta secta ocultando, entre otras cosas, que el bipartidismo fue diseñado en tiempos de Franco por el Opus Dei como una estrategia de perpetuarse en el poder con “maquillaje democrático”.
    El Tribunal Supremo (T.S.), y en especial la Sala II de lo Penal, es uno de los puestos clave que esta secta nunca iba a dejar escapar de su control, especialmente si tenemos en consideración que de este control depende la impunidad de sus crímenes.
    La imparcialidad del Poder Judicial que se garantiza por ley, en el Tribunal Supremo no existe, entre otras razones, porque si los integrantes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) están elegidos por políticos, solo cabe esperar la consiguiente alineación de los miembros del T.S. y su parcialidad. El actual sistema por el que se nutre el T.S. es claramente inconstitucional en cuanto atenta contra los valores superiores de igualdad ante la ley y justicia, y por esta razón debería de garantizarse que sus miembros fuesen reputados jueces por su imparcialidad, honestidad y rectitud en su carrera profesional, y no, como desgraciadamente está ocurriendo, por sus alineaciones ideológicas o políticas.
    https://sectaopusdei.com/2015/09/27/opus-dei-y-poder-judicial/

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