Análisis | Política
Lawfare: la continuación de la política por otros medios
"El 'lawfare' ha convertido al derecho en todo lo contrario: un arma de guerra, un instrumento para perseguir, represaliar y derribar al adversario político", escribe la autora.
Clausewitz, que dijo aquello de que la política es la continuación de la guerra por otros medios, se sorprendería probablemente al ver el giro que en los últimos años ha dado el panorama internacional: el lawfare, un fenómeno en expansión a nivel mundial, desafía las democracias de la actualidad convirtiéndose, podría decirse, en la continuación de la política por otros medios. Medios judiciales.
Solo con este juego de frases puede advertirse una grave paradoja: si la política debiera evitar la guerra y conseguir la resolución de los conflictos de manera pacífica, el derecho también. El derecho es, como dice el jurista argentino Eduardo Barcesat, “la vía menos dolorosa para todo cambio social”. Para resolver los conflictos sociales sin guerras ni revoluciones, sin derramamiento de sangre. Pero el lawfare ha convertido al derecho en todo lo contrario: un arma de guerra, un instrumento para perseguir, represaliar y derribar al adversario político.
Ahí radica la perversidad del fenómeno: cuando se utiliza la vía judicial para encarcelar a una candidata, para inhabilitar a un ex jefe de Estado o para criminalizar a un presidente en ejercicio, se está violando el derecho en nombre del mismo derecho.
“Víctimas que no han tenido un solo día en corte, abuso de la prisión preventiva, presunción de culpabilidad en vez de inocencia, violaciones al derecho de defensa o al derecho a la privacidad de las comunicaciones entre abogados y clientes… son algunas de las deficiencias que observamos en los sistemas judiciales de la actualidad”, explica Renata Ávila, abogada de Julian Assange. Mecanismos con los que el poder judicial está, en definitiva, interviniendo en política. Y hay que recordar que el judicial es, precisamente, el único poder que no se presenta a las elecciones.
Un poder “de carácter conservador, aristocrático, patricio”, en palabras del jurista Gabriel Chamorro, “que no está sujeto a votación y que constituye el último reducto que la burguesía se guardó para sí misma”. Un dominio reservado en casi todos los sistemas políticos de la actualidad.
Por ello es tan peligrosa la judicialización de la política: los nuevos “golpes de toga” tumban ilegítimamente lo que deciden las urnas.
Este escenario, el de la violencia simbólica ejercida por el lawfare, el de los procesos sin hábeas corpus y con pruebas falsas, el de los sumarios inventados y amplificados por la prensa, el de la corrupción de la norma jurídica y la instrumentalización del derecho, es el que ha hecho necesaria la creación del Tribunal de Acción Común (CAT), impulsado por la Fundación Common Action Forum.
Un tribunal ético internacional, conformado por magistrados, abogados y juristas de consagrado prestigio que, a semejanza del Tribunal Bertrand Russell, el Tribunal Permanente de los Pueblos u otros ejemplos similares de la historia, denunciará las violaciones a los derechos humanos que corren el riesgo de quedar impunes. También las que se cometen en la misma sede judicial.
Con el objetivo de presionar a la comunidad internacional cuando esta no da respuesta suficiente ante los crímenes de lesa humanidad, ambientales o sistémicos; el CAT se centrará especialmente, durante este primer año en el que echa a andar, en los efectos devastadores del whistleblowing y del lawfare. Es decir, en el hostigamiento que se comete contra los llamados alertadores, y en las injusticias que se perpetran desde el propio sistema judicial.
*Irene López Alonso es miembro de Common Action Forum
En el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires, hay un cuadro de Prilidiano Pueyrredón (1823-1870) que pasa desapercibido es el «Asesinato de Maza», ordenado por Rosas. El Dr. Manuel Maza había sido íntimo asesor legal, de Rosas. Pero su hijo el Teniente Coronel Ramón Maza se había complotado con Lavalle, los que -con la ayuda del bloqueo francés-, derribarían a Rosas. La posición del Dr. Maza era ambigua, y sintió que su hijo lo estaba comprometiendo peligrosamente, además presintió fusilamiento de su rebelde Ramón. Cuando estaba en su majestuoso despacho redactando una carta de lealtad dirigida a Rosas, solicitando también clemencia para su hijo. Penetra en su oficina la mazorca de Rosas y lo deguella (ese es el instante captura de manera espeluznante Prilidiano el gran pintor, hijo de Martín de Pueyrredón el protector del Gral. San Martín para el cruce de los Andes). Lo ejecutan con el «intimo cuchillo en la gargana», según Borges en el Poema Conjetural en el que habla desde el pensar de Narciso de Laprida, cuya voz declaró la independencia. El cuchillo, un símbolo del disciplinamiento eventual, según las épcoas, propio de la vacilante correlacion de las fuerzas en pugna. Y, será como decir dios habrá de ayudar al que tempranamente acuchilla. Apenas Rosas confirma el éxito del «envío», ordena el fusilamiento del Teniente Coronel que estaba al mando de sus tropas. Lo harán al día siguiente, el 28 de junio de1839. >Ergo: toda lealtad es traicionera, la hipocresía es recíproca, ambos saben que el otro sabe. Pero sólo puede mentir válidamente quien tiene el poder, siempre que lo haga controlando los tiempos de ejecución. La guerra es el ejercicio de la política por otros medios. La crueldad no se computa. El verdadero amigo íntimo es el cuchillo, o el law fare en modo siglo XXI según «el destino suramericano». La clave es saber esperar y actuar en el momento en que el éxito sea redituable. Ello, dependerá de los canales de espionaje desplegados. La unidad nacional, ¿qué será la unidad nacional?
LA CONTINUACION DE LA POLITICA POR OTROS MEDIOS,
O COMO LA IGLESIA MANDA MAS QUE LOS GOBIERNOS EN EL REINO DE ESPAÑISTAN.
En ese acuerdo («entre socialistas y socialcomunistas», dice monseñor Cañizares), se atisba «un cambio cultural y la imposición de un pensamiento único». Un pensamiento único que incluye «la aprobación de la eutanasia, la extensión a nuevos derechos, la ideología de género, el feminismo radical y la ampliación de la memoria histórica, que fomenta el odio y la aversión».
Así que no es extraño que el belicoso prelado, tan en línea con Vox que calca su discurso, afirme que nos encontramos ante «una grave emergencia, la emergencia de España, que necesita una sanación urgente».
Esperemos que no se empeñen en sanarla a cañonazos, como hace ochenta años, cuando otros cardenales bendecían las armas con las que se impuso una larga y cruel dictadura ultracatólica.
Pero, por debajo de esa retórica inflada del obispo, a ningún lector medianamente avisado se le escapará que se oculta una amenaza, apenas velada, según la cual el nuevo Gobierno deberá tentarse las ropas con muchísimo cuidado antes de tocar un solo privilegio de la Iglesia. Como se comprenderá, al cardenal le importan un bledo la eutanasia y el feminismo radical. Es más, sabe que esas son puertas al campo que no puede poner (obsérvese que ya no habla del aborto, después de que el PP no se atreviese a tocar la ley). Lo que hace la pastoral es marcar territorio y advertir de la que se viene encima si los intereses terrenales de la Iglesia se ven amenazados. El cielo puede esperar, pero la generosa financiación y los inmuebles usurpados, ni tocarlos… o habrá que volver a «sanar» a España. (Antonio Plazuelo)
https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/inmatricula-algo-queda_1400682.html
ADOLFO PEREZ ESQUIVEL A RAFAEL CORREA en RT:
«La Democracia, ese sistema formal, donde el pueblo delega todo el poder en quienes nos gobiernan, está agotado», porque «la democracia significa derecho e igualdad para todos y todas».
En el curso de su conversación con Correa, Esquivel se refirió a la histórica desigualdad que existe en el hemisferio sur americano
«Hay muchos intereses, no solo de los terratenientes. Son políticas continentales que se implantan, como fueron las dictaduras. No es que los militares se volvieran locos de golpe. No, tenían un proyecto».
Esquivel recordó la existencia en el subcontinente americano de una formación de «80.000 militares latinos que pasaron por la Escuela de las Américas y las academias militares de EE.UU.».
«Tenemos que preguntarnos por qué hoy Washington va instalando bases militares en todos los países». En opinión de este Premio Nobel de La Paz, la meta de la Casa Blanca continúa pretendiendo que ningún país de la región sea soberano. Ésa es la razón, opina Esquivel, por la que «en cuanto aparece un Fidel Castro, un Hugo Chávez, se enloquecen».
Refiriéndose a la ola de protestas que se desatada recientemente en varios países latinoamericanos.
«Es la rebelión de los pueblos, y los pueblos dicen ‘¡basta!’. Con un alto costo en vidas, pero también con fuerza y una necesidad de transformación… Nuestros pueblos son pacientes, pero no ausentes. Y lamentablemente tienen una mala percepción de lo que es la democracia».
Hay artículos de lectura obligada, como éste de Irene, que además de breve todo es grano.
Buena noticia la creación de Tribunal de Acción Común (CAT). Esperemos que no se corrompa ni se deje comprar que uno ya ha visto demasiadas causas justas que han acabado así.
PODER JUDICIAL Y OPUS DEI EN ESPAÑA:
España pierde su soberanía en beneficio de intereses representados especialmente por la banca privada y la Iglesia Católica entre otros, pero parece estar fuera del alcance del entendimiento de la mayoría al no existir consciencia general de lo que supone que una secta como el Opus Dei controle el Poder Judicial. A esta situación contribuye de forma eficaz el toreo llevado a cabo por muchos medios de información que de forma directa o indirecta están controlados por esta secta ocultando, entre otras cosas, que el bipartidismo fue diseñado en tiempos de Franco por el Opus Dei como una estrategia de perpetuarse en el poder con “maquillaje democrático”.
El Tribunal Supremo (T.S.), y en especial la Sala II de lo Penal, es uno de los puestos clave que esta secta nunca iba a dejar escapar de su control, especialmente si tenemos en consideración que de este control depende la impunidad de sus crímenes.
La imparcialidad del Poder Judicial que se garantiza por ley, en el Tribunal Supremo no existe, entre otras razones, porque si los integrantes del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) están elegidos por políticos, solo cabe esperar la consiguiente alineación de los miembros del T.S. y su parcialidad. El actual sistema por el que se nutre el T.S. es claramente inconstitucional en cuanto atenta contra los valores superiores de igualdad ante la ley y justicia, y por esta razón debería de garantizarse que sus miembros fuesen reputados jueces por su imparcialidad, honestidad y rectitud en su carrera profesional, y no, como desgraciadamente está ocurriendo, por sus alineaciones ideológicas o políticas.
https://sectaopusdei.com/2015/09/27/opus-dei-y-poder-judicial/
«La guerra es la continuación de la política por otros medios».