Cultura

El paseo de Sami Naïr con Simone de Beauvoir

El filósofo ha escrito 'Acompañando a Simone de Beauvoir', un libro en el que propone una Beauvoir con la que recordar cada día que el porvenir tarda y que lo intolerable es siempre el presente.

Sami Naïr. Foto: Álvaro Minguito

Sami Naïr, filósofo, catedrático de Ciencia Política y prominente intelectual europeo, ha escrito un libro sobre el Castor, y lo ha hecho bajo el título Acompañando a Simone de Beauvoir. Ha querido presentar una interpretación -una propedéutica, en sus propios términos- del conjunto de la vida y de la obra de la filósofa francesa más de 30 años después de la muerte de aquella mujer de cuya mano trabajó en la revista Les Temps Modernes y que describe, en una bella evocación de la amiga y la maestra como: “Fiel a sí misma, vestida con una elegancia discreta y cuidadosa, con su pañuelo anudado a la cabeza (…) sus ojos glaucos brillaban cuando alguna consideración inteligente captaba su atención, y su boca se fruncía en un mohín si juzgaba inapropiado algún apunte”. Curiosidad y severidad, síntomas de una inteligencia y una determinación abrumadoras, las de una personalidad única cuya singularidad trazó una compleja relación de complementariedad con la de Sartre. 

Naïr ha escrito este libro sobre la autora de El Segundo Sexo con el ánimo de hablarnos de ella, su evolución política y sus varias facetas como escritora de ficción, filósofa y activista del feminismo o de la lucha anticolonial en Argelia, de los derechos de los inmigrantes, del fin de la guerra en Vietnam y tantas otras causas. Miembro, en suma, de una izquierda heterodoxa y en permanente movimiento, inclasificable y disidente. Sami Naïr me cuenta, en una entrevista que hubiera querido que se prolongara varias horas, que su deseo ha sido: “Transmitir una manera de leer y entender la obra de Beauvoir y hacer un homenaje a la mujer que tuvo un papel tan importante en mi propia vida porque me abrió los ojos”. Quería, asimismo, mostrar al Castor “en su totalidad, como una mujer total”. Lo que resulta tarea compleja porque Beauvoir es inagotable, pero se resuelve con imaginación y técnica en este libro de ideas claras, profusas y ánimo prospectivo. Naïr nos va desvelando a la escritora, filósofa e intelectual en un recorrido que trascurre sobre el arco de su apoliticismo hacia la sobreactividad. 

Preguntado sobre las razones por las que aún pueden seguir escribiéndose libros sobre Beauvoir en los que descubrimos facetas y formas de interpretarla renovadas, como el suyo, y volvemos a sumergirnos en la densidad histórica y la posteridad de Beauvoir como si de la primera vez se tratara, Naïr responde: “Creo que la obra de Beauvoir tendrá más influencia en el futuro que la de Sartre porque la aportación de Beauvoir es mucho más profunda en la medida en que ha puesto en evidencia el núcleo fundamental del fenómeno de la dominación en todas las sociedades, que siempre tiene lugar del hombre hacia la mujer”. Por otra parte, “el haber elegido ser una intelectual total, habiendo dejado la filosofía de lado, el haberse dedicado a ser una creadora de conceptos, una mujer capaz de tener una visión del mundo de naturaleza moral, hace que no haya en la historia de la cultura francesa un ejemplo como el suyo” y la dota de una originalidad y de una fuerza extraordinarias.

De todos los libros de Beauvoir, el que tiene un efecto más duradero y evidente es El Segundo Sexo. El edificio intelectual de esta obra se sostiene sobre la conjunción de la filosofía moral y el existencialismo; conjunción que precipita el destilado de una conciencia movilizada por un conjunto de experiencias vitales que derivarán en compromiso político. Antes, sin embargo, de llegar al compromiso con el feminismo, antes de llegar al feminismo, está el hallazgo que fundamentará al feminismo mismo (al de la segunda ola y de las que vendrán después). Antes del compromiso con la lucha de las mujeres, está la identificación de las mujeres como sujetos que deben conquistar su emancipación a través de una lucha, es decir, la reflexión en torno a la “condición de mujer”. El descubrimiento de que la mujer no nace, sino que se hace: la idea de que “la mujer es un producto histórico de la sociedad masculina”, razón por la que la emancipación de la mujer implica la superación de ese modelo de sociedad. 

Sami Naïr. ÁLVARO MINGUITO

Pregunto a Naïr qué llevó -en su opinión- a Beauvoir a escribir El Segundo Sexo. Me contesta que nunca hubiera podido escribir este libro extraordinario si no hubiera llevado a la práctica las decisiones que tomó desde los años treinta, decisiones fundamentales sobre la persona que iba a ser y la vida que llevaría: una vida libre en lo sentimental y dedicada a la reflexión y el estudio. Escribió, me dice: “Desde la perspectiva de una mujer libre y autónoma” que ha pertenecido a una clase social privilegiada. El viaje a Estados Unidos que realiza de forma simultánea a la composición de El Segundo Sexo le hace tomar conciencia de lo que representa la condición de subalterno al entrar en contacto con la realidad de la población afroamericana. La perplejidad y el dolor que le provoca la situación de los negros en Estados Unidos solo es superada por el desgarro que le inflige lo sucedido en Argelia. 

La guerra de independencia argelina le causa el mismo daño que las mentiras que se cuentan y las narrativas que se emplean para eludir de forma intencionada y maliciosa el hecho colonial y la injusticia que comporta. Beauvoir confesará que Argelia ha invadido su pensamiento y afirmará que la prensa se ha convertido en una empresa de falsificación. En La fuerza de las cosas explica: “Mi propia situación en mi país, en el mundo, en mi relación conmigo misma se vio conmocionada. Soy una intelectual, otorgo valor a las palabras y a la verdad; tuve que soportar cada día, repetida hasta la saciedad, la agresión de las mentiras escupidas por todas las voces”.

Dado el eco de estas palabras en nuestro presente, pregunto a Naïr sobre el papel de los intelectuales en el siglo XXI y el peso de la mentira en la composición de los discursos sociales y políticos con los que explicamos este mundo incierto. ¿Corresponde ahora más que nunca a los intelectuales alzar la voz? ¿Quedan intelectuales, individuales o colectivos, que puedan oponer la fuerza del conocimiento y de la información contrastada a la ofensiva de la mentira y el cuestionamiento de la cultura de los derechos humanos? Responde: “Una sociedad sin disidencia es una sociedad muerta. El margen es absolutamente fundamental. Una sociedad sin espíritu crítico, independiente y libre merece morir. La batalla permanente de la verdad no es solo contra lo falso, sino también contra los prejuicios”. Naïr regala una definición que sé que me acompañará ya siempre, como algunas de las sentencias de su maestra: “Un intelectual es alguien que tiene la capacidad de criticar sus propias ideas”.

Acompañando a Simone de Beauvoir nos coloca en la casilla de salida de los feminismos contemporáneos para recorrer el tablero de la historia pertrechadas con los mejores recursos intelectuales. Naïr nos propone una Beauvoir esencialmente revolucionaria, en el sentido de creer en un orden social justo, organizado y democrático; una Beauvoir con la que recordar cada día que el porvenir tarda y que lo intolerable es siempre el presente.

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Comentarios
  1. Cuando a un sujeto se le enseña a creer desde niño, es más fácil que acepte un argumento por falaz, estúpido y absurdo que aquel sea.
    No hay nada más pernicioso para un ser humano que admitir una colección de verdades absolutas a pesar de que aquellas no hayan sido demostradas por la evidencia; desechar cualquier duda sólo por halagar un dogma irracional, es un daño grave a la verdad.
    La religión fundamentalista y dogmática es un obstáculo pernicioso al quehacer filosófico, científico e incluso al teológico. Todos esos sujetos que forman parte de las religiones fundamentalistas ya sea por voluntad propia o por una sutil manipulación están seguros de sí y de su relación estrecha con la deidad.
    No es fácil llevar la vida de un filósofo, por lo general vive atormentado por problemas que la mayoría siente ya resueltos gracias a los dogmas que profesan. “Jesús ya vino y murió por nuestros pecados, estamos salvos”, dicen algunos. (Victor Salmerón)

  2. Sami es una persona muy comprometida.
    Los meses previos a la invasión de Irak estuvo dando charlas y conferencias por toda la geografía hispana explicando cuales eran las verdaderas «razones» de la invasión.
    En las décadas 70-80 había bastantes parejas «abiertas» cómo Beauvoir-Sartre porque había más cultura y apertura mental que ahora y además no lo ocultaban. (También hay que decir que yo vivía entonces en una gran y progresista ciudad)

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