Análisis | Internacional
¿Por qué vuelve Cristina Fernández de Kirchner?
Analizamos la victoria del peronismo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales argentinas, que se explica en buena parte por los errores de Macri según este análisis de la periodista Nazaret Castro.
La fórmula presidencial que encabezaba el abogado Alberto Fernández, junto a la expresidente Cristina Fernández de Kirchner –también conocida como CFK- se impuso en la primera vuelta en las elecciones presidenciales de ayer en Argentina. Si ese resultado no fue una sorpresa, sí lo fue el margen que “les Fernández” (como se les llama en Argentina, donde el uso del lenguaje inclusivo se ha extendido) sacaron al presidente saliente, Mauricio Macri: ocho puntos (48,1% frente al 40,4% con el 97% de los votos escrutados), muy por debajo de los quince puntos de diferencia que la fórmula peronista logró frente al macrismo el 11 de agosto, en las PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias).
Como expresó la socióloga Maristella Svampa en sus redes sociales, “las provincias más ricas, ligadas al modelo de agronegocios, que vive en clave de dólar, votaron por Macri, invocando un modelo político de clases medias«. Así fue en Córdoba y la Capital Federal de Buenos Aires (CABA). En la misma clave se decidieron los resultados en los cuatro distritos que decidían gobierno: el peronismo alineado en el Frente para Todos ganó en las provincias de Catamarca, La Rioja, Buenos Aires –en este caso con una victoria muy holgada del exministro Axel-, mientras que la CABA se confirmó como bastión de la derecha del PRO, el partido de Macri, al reelegir en primera vuelta a Horacio Larreta como jefe de gobierno.
¿Por qué vuelve Kirchner? Se debe tanto a aciertos propios como errores ajenos. La estrategia electoral fue impecable: el kirchnerismo aprendió de su error de 2015, cuando perdió ante Macri al presentarse a las elecciones con un candidato débil –Daniel Scioli-. Cristina Fernández entendió que, como sintetizó Alberto Fernández, “con Cristina no alcanza y sin ella no se puede”. La exmandataria atrae a una gran masa de votantes, pero también provoca el rechazo de muchos otros; al colocarse como candidata a vicepresidencia y adoptar un perfil bajo en la campaña, logró el apoyo de los suyos mientras evitaba la fuga de los votantes críticos con su figura.
No menos inteligente fue la elección de Alberto Fernández –que formó parte del kircherismo pero lo abandonó tras el llamado “conflicto del campo”, durante la primera gestión de Cristina Fernández- como candidato que aseguraba la adhesión de amplios sectores del peronismo, hasta el punto de que la opción de Roberto Lavagna, candidato del peronismo a la derecha de “les Fernández”, atrajo apenas un 6% de los sufragios. Por su parte, la opción de izquierdas que lideraba Nicolás del Caño tuvo que conformarse con el 2% de los votos.
Lo primero que habría que aclarar, entonces, es que ganó el peronismo, no tanto el kirchnerismo que representa el Partido Justicialista. CFK aportó probablemente la mayor cantidad de votos, pero era Alberto Fernández quien podía negociar con diferentes sensibilidades del peronismo, ese artefacto político indescifrable y típicamente argentino, y pudo infundirle un tono menos confrontativo a la campaña. Anoche, en su primer discurso como presidente electo, se reafirmó en esa apuesta por el diálogo y la mesura: “No era el frente de nosotros, sino el Frente de Todos”.
Los errores ajenos han sido, en cualquier caso, el factor más decisivo. Lo anticipó el sociólogo Mario Santucho en un artículo para la revista Crisis: “no ganará quien enamore y genere esperanzas, sino que perderá aquel que concentre la bronca y las frustraciones de las mayorías”, en un momento de aguda crisis económica y social que se evidencia en los índices de pobreza y desempleo, la inflación al alza y la crisis de la moneda.
Es cierto que la crisis, que es incomprensible sin tener en cuenta el contexto internacional y regional y que tuvo mucho que ver con la caída de los precios de las materias primas, ya se percibía al final del último gobierno kirchnerista y le iba a estallar a cualquier gobierno que venciese las elecciones de octubre de 2015; pero fue Macri quien ganó y sus decisiones combinaron una peligrosa mezcla de recetas neoliberales e incompetencia en la gestión.
Como ha analizado la socióloga Maristella Svampa, Macri pronto “abandonó las promesas de ‘pobreza cero’ y desempolvó el léxico de la derecha neoliberal” con una combinación de ajustes y recortes, tarifazos –con subidas de la luz y el gas que rondaron el 500%– y se ensañaron con las clases populares y los pequeños comercios y vuelta al endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional.
El efecto en el tejido social argentino ha sido devastador y se traduce en un aumento exponencial de la pobreza, que acusan ya el 35% de los 46 millones de argentinos, y en la emergencia alimentaria que sufre un país con el potencial de producir alimentos para una población de diez veces la suya. El resultado es que, si hace solo dos años el oficialismo ganó con holgura los comicios legislativos, hoy ha sido derrotado en primera vuelta. Con todo, Macri acortó posiciones en los dos meses y medio que pasaron desde las PASO, y eso le dará, tal vez, cierta autoridad para erigirse como figura central de la oposición. Es destacable, así mismo, el apoyo de los evangélicos al candidato del PRO en provincias como Santa Fe.
La bicicleta financiera
Macri pasó cuatro años excusándose de sus políticas antipopulares con el discurso de la herencia recibida; sin embargo, la herencia que él deja será una losa pesada. Tomó el país con una deuda (interna y externa) de 240.665 millones de dólares y lo deja con 337.267.000 millones, un 86% del PIB. Anunció una “lluvia de inversiones”, pero al menos tres cuartas partes de esas inversiones han sido puramente especulativas y han puesto en marcha lo que aquí se conoce como “bicicleta financiera”, por la que los inversores traen dólares, los cambian a pesos, invierten en títulos financieros como las Lebac (Letras del Banco Central), que ofrecen una tasa de interés del 26% anual a 30 días, y poco después reconvierten a dólares y sacan el dinero del país, obteniendo una ganancia del 2,2% en sólo un mes sin dejar nada en el tejido productivo del país.
Es verdad que Cristina acumula casos por corrupción y procesamientos, de los que hasta el momento le ha salvado, por ser senadora, su condición de aforada; pero, para muchos, es más grave el robo al pueblo argentino que ha supuesto la bicicleta financiera.
El de Macri era un gobierno de empresarios que enarboló el manido discurso neoliberal de que la gestión de los gestores privados es superior a la de los políticos. Tal vez se creyeron su propio discurso y no entendieron la dificultad de resolver problemas tan complejos y enquistados en la Argentina como la crisis monetaria y la inflación; tampoco supieron ver que el marketing y las infraestructuras no iban a tapar el desastre social que implica el aumento del desempleo y la pérdida de capacidad adquisitiva.
Macri dijo que resolvería la inflación y deja al país con una inflación muy superior a la que dejó Cristina Fernández Kirchner, en torno al 50%. Tomó el país con el dólar a 11 pesos –y el dólar blue o negro a 16- y lo deja con un dólar oficial a 65 pesos. Criticó ferozmente al kirchnerismo por medidas como el cepo cambiario, que ponían límites a la compra de dólares, y acabó imponiendo él mismo un cepo, que hoy, el día después de la derrota macrista, se endurece dramáticamente: de 10.000 dólares al mes como límite para comprar dólares a apenas 200 dólares mensuales.
A pesar de todo, Macri logró el apoyo de diez millones de argentinos. Y si quienes votaron la fórmula peronista tienen motivos hoy para la celebración, son grandes los desafíos que deberá enfrentar el nuevo Ejecutivo: una situación de emergencia alimentaria, un país endeudado y con el Fondo Monetario Internacional sobre sus hombros; y temas no menos urgentes ni graves pero que se quedaron fuera de la campaña, como la necesidad urgente de abandonar un modelo productivo basado en la exportación de materias primas. Sea como fuere, en diciembre, con la entrada a la Casa Rosada de Alberto Fernández, comienza una nueva etapa para la Argentina.
A 11 dias del mes de agosto del 2020, a solo 8 meses de asumir el kirchnerismo nuevamente, desaparecieron 25mil empresas, el dolar está 130 y estamos viviendo la cuarentena más larga del mundo, que no tiene fin todavía al día de la fecha, y las cifras de pobreza se disparan como un cohete, la realidad nos demuestra una vez mas que salimos de Guatemala para caer en guate peor.
No hace tantos años, a principios de siglo, Argentina era una gran cacerolada contra el FMI y las políticas neoliberales, ¿por qué volvieron a votarlas en la persona de Macri?.
Que me lo expliquen que no lo entiendo.
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¿Será Horacio que los ha confundido?
Todos estos actores son los mimos con las mismas, aún ALLENDE fue más lejos que enfrentó las armas de la reacción, de los imperialistas y de la burguesía chilena, sin un plan de contraataque y muchos menos una estrategia defensiva ni ofensiva. Se apoyó en el pueblo para las elecciones a sabiendas que las elecciones no transforman ni tumban sistemas. No aplicó la sentencia de Mao: “ el poder nace del fusil “, desatendió esa regla, la despreció y puso en el matadero a las masas revolucionarias que tampoco entendieron y se dejaron llevar por el revisionismo liderado por ese viejo Matusalén de FIDEL CASTRO (Cuba-plataforma de intervención del imperialismo ruso) que ya había declarado que la lucha armada ya había perdido su poder histórico palabras que practicó ALLENDE y que las repitió otro estupido convencido de semejante burrada HUGO CHÁVEZ y esos mismo siguen convencidos de sus estupideces CORREA, EVO, ORTEGA, CRISTINA, etc. Todos estos asquerosos han proporcionado la prolongación de la liberación del proletariado, la abierta explotación y opresión de los pueblos que controlan y por consiguiente la estabilidad de los sistemas capitalistas. ESTOS ELEMENTOS TRAFICAN CON LOS INTERESES DE LOS TRABAJADORES engañando con UNA CRUEL MENTIRA: SOCIALISMO. ESTOS MAGOS DE LA MENTIRA echaron a la basura la ciencia del MLM y se dedicaron a forcejear con la burguesía imperialista por agarrar el botín de la economía de estos países.