Análisis

¿Para qué sirve una vida? ¿Para qué sirve votar?

"Olvidamos que las elecciones electorales deberían ser una oportunidad para recordar para qué vale una vida, que elegir a nuestros representantes públicos es la rúbrica de nuestro contrato social y cívico con lo que queremos ser, hacer, crear y dejar tras nuestra muerte", escribe la autora.

El Ministerio del Interior ha adjudicado a Indra, la principal contratista de la industria armamentística nacional, el recuento de las elecciones del 10 de noviembre mediante el procedimiento de emergencia, sin que medie por tanto concurso público.

Solo recuerdo la emoción de las cosas

Antonio Machado

Nacer es fruto del azar, pero vivir debería ser propósito, ejercicio, búsqueda y encuentro. Una vida debería servir para vivirla y no para arrastrarla, cargarla, sortearla. Y votar es el sistema que nos hemos dado para elegir a las personas que mejor podrían gestionar lo público para hacernos la vida más vivible, más plena, más bonita, más danzarina, más imborrable. El programa electoral que representa la papeleta que metemos en una urna debería conjugar –como la canción que no podemos dejar de tararear–, lo que queremos vivir, lo que vivimos y nunca olvidaremos, lo que estamos viviendo y no queremos que deje de pasar. 

Algunos dirán que esto es naif, utópico, buenista, irreal, una chorrada sin más. Y sin embargo, todos sabemos cuando nos despertamos qué nos gustaría hacer y todas sabemos cuando nos vamos a dormir lo que nunca olvidaremos de ese día. Y cada vez más, recordamos poco porque poco merece llamarse vida. 

Nos quedamos sin tiempo para vivir y nos sobran horas, días y meses dedicados a sobrevivir a costa de nuestros afectos, de nuestros talentos y de nuestros cuerpos. Nos robaron el tiempo para abrazar, para besar, para dormir, para cantar, para bailar, para soñar, para pensar, para cocinar, para conversar, para leer, para sembrar, para recolectar. Y llenaron tanto vacío con sentimiento de culpabilidad: por no ser más, por no rendir más, por no producir más, por no ganar más. 

Nos prometieron que si íbamos ligeros de amores, lealtades y escrúpulos, ganaríamos en oportunidades, volaríamos más alto, nos repondríamos más rápido de los baches. Para ello, nos convencimos de que éramos prescindibles y reemplazables, por lo que empezamos a construir las relaciones desde la provisionalidad y la intrascendencia. Nos volvimos aún más vulnerables, más frágiles, más triviales, más tristes, más vacíos. Tanto, como para olvidar que elegir a quién votar debería significar proyectar cómo queremos vivir, que las elecciones electorales deberían ser una oportunidad para recordar para qué vale una vida, que elegir a nuestros representantes públicos es la rúbrica de nuestro contrato social y cívico con lo que queremos ser, hacer, crear y dejar tras nuestra muerte. 

Y sin embargo, ya no queremos votar más, nos da pereza ir al colegio electoral, porque estamos tan cansadas de no vivir que nos da miedo pensar que no solo nos robaron la esperanza, sino la única vida que tenemos: esa a la que queríamos hacerle “lo que la primavera hace con los cerezos”, esa a la que hace tiempo que le perdimos el rastro de tanto correr hacia ningún lugar. Esa idea de la vida a la que, según algunos, erramos al votar.

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Comentarios
  1. Para què sirve votar ?…Pues , para que los pòliticos utilicen tù voto como papel higiènico . Sin distinciòn a izquierda o derecha .

  2. En un mundo (en un país) sometido por el capital cada vez tengo más claro que votar no sirve para nada. Es una pantomima. Los políticos que se denominan de izquierdas, los de derechas ya sabemos que son el brazo político del capital, si llegan a gobernar o se ponen al servicio del amo o son breves en el gobierno. (Como ejemplo sólo hay que mirar a los países de Sud-América, los países que tenían gobiernos más o menos progresistas el amo no ha parado hasta poner peones fieles: Brasil, Argentina, Chile, Honduras, Venezuela tiene mérito, sigue resistiendo a la guerra sucia de los amos del mundo).
    Creo que somos el pueblo quienes tenemos que luchar y no dejar las cosas en manos de los políticos.
    En el artículo de Queralt Castillo Cerezuela «Girona colapsada» dice un manifestante:
    Yo hubiese salido antes a la calle. Por eso tenemos vacaciones y catorce pagas al año, porque en su momento hubo gente que lo paralizó todo”
    Tiene toda la razón.

  3. Indra merece ser escudriñada con detenimiento, pues toca muchos palos, todos muy jugosos. Uno de ellos, cómo no, es el de los datos (que en muy pocos años destronará a la farmaindustria como reina mundial de los beneficios capitalistas), sector en el que esta empresa, con decisiva parte accionarial del Estado español, está muy involucrada; parece que cuenta ya con información de más de mil millones de personas, ¿cómo? haciéndose con un sinnúmero de negocios aparentemente menores, como la gestión de autopistas (en Francia por ejemplo), u otros como las bicis municipales de Bilbao, etc., etc.
    También gestionan el DNI. Para obtenerlo según la ley, es preciso aportar residencia, una foto y firmar, pero alegalmente hay que refrendar de puño y letra la obtención del mismo. La grafología dice mucho de la psicología y la salud de la persona, lo que es mucho saber.
    Control.

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