Los socios/as escriben
Yo también quiero responder
"Todos estamos enterados de la gravedad que el cambio climático entraña, y todos debemos sentirnos llamados a aportar lo que podamos para hacerle frente", escribe el autor.
En el último número en papel de La Marea se planteaban, a doce personas expertas en el tema ecológico, unas preguntas relacionadas con la necesidad de hacer frente al cambio climático. No me considero, ni mucho menos, un experto en ese tema. Pero creo que todos estamos enterados de la gravedad que ese cambio entraña, y todos debemos sentirnos llamados a aportar todo lo que podamos para hacerle frente. Por eso me animo a responder yo también a esas preguntas.
¿Cuál sería la medida prioritaria para afrontar la crisis climática?
Un primer paso fundamental sería introducir en el artículo 17 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos una enmienda para que el derecho de propiedad deje de ser un derecho ilimitado, sin el menor control ni regulación. Hasta ahora el carácter absoluto del derecho de propiedad ha arrasado derechos fundamentales como la alimentación y la atención sanitaria de gran parte de la humanidad. Ahora puede acabar con el clima que toda la humanidad necesita para sobrevivir.
Es, pues, totalmente necesario cambiar las relaciones de propiedad en nuestro mundo. Mientras España sea en gran parte propiedad de una élite económica —y el mundo no ande mucho mejor—, no será posible adoptar las medidas radicales necesarias para hacer frente al cambio climático, que implican cambios profundos en nuestra forma de producir y consumir. Podemos hacer a nivel personal todos los cambios que queramos, pero la oligarquía económica no permitirá que pasemos de un ‘capitalismo verde’ y seguiremos con el mantra del desarrollo sostenible. Es decir, que la lucha contra el cambio climático se convertirá en un nuevo campo de negocio para las grandes empresas.
En el ámbito personal, ¿qué podemos hacer que tenga cierta repercusión?
El capitalismo necesita imperiosamente tenernos atados a la sociedad de consumo, que valoremos la capacidad de consumo como el único camino hacia la felicidad. Tenemos que manifestar con nuestra propia forma de vida que abandonar el afán consumista no es un sacrificio, sino una liberación. Que, satisfechas nuestras necesidades fundamentales, el camino hacia la felicidad no pasa por el mayor consumo, sino por nuestra realización personal, por el desarrollo de nuestras capacidades humanas. Martín Seligman, uno de los creadores de la psicología positiva, afirma que dedicar la vida a una causa que sintamos más grande que uno mismo, es el camino más elevado hacia la felicidad. Hoy, seguramente la causa más grande a la que podemos entregarnos es precisamente la lucha por un clima que permita una humanidad, esa sí, sostenible.
Los amos del mundo nos vienen dando de «hostias» al Planeta y al prójimo desde hace bastantes décadas. El Planeta si se ha enterado y se revuelve furioso, pero a la especie auto-llamada el rey de la creación no hay dios que la despierte de su letargo.
Todo lo que expones me parece muy acertado pero ¿quien va a ser el que le ponga el cascabel al gato?
El sistema, además de idiotizarnos, nos ha infectado de una especie de sopor persistente y no hay forma de salir de la anestesia.
Estamos ante una emergencia climática y para hacerle frente es preciso un despertar de conciencias. Es otra emergencia.
Despiertos los pueblos, tenemos la fuerza y creo que tendríamos suficiente poder para imponernos al sistema exterminador.
¿Tú sabes como se puede despertar a los pueblos?
Al final, si no sabemos despertar, el destino, el karma, o llámale como quieras, acaba despertándonos a «hostias».
yo estoy enterado de la gravedad del problema y sé que los culpables vienen actuando desde, al menos, los años 70 y ahora quieren desviar la atención con ayuda de los subvencionados.