Sociedad
Tamara Carrasco: “He vivido un destierro, un exilio y un confinamiento a la vez”
Tamara Carrasco fue detenida el 10 de abril de 2018 acusada de rebelión y terrorismo por ser supuestamente una de las cabecillas de los CDR. La Audiencia Nacional le impuso la prohibición de salir de su pueblo hasta que fuese juzgada.
Esta entrevista fue publicada en el Especial sobre Catalunya de #LaMarea72: (septiembre-octubre de 2019). A la venta aquí
El 10 de abril de 2018, un amplio operativo antiterrorista de la Guardia Civil detuvo a Tamara Carrasco, 35 años, en su casa en Viladecans (Barcelona) a las siete de la mañana. Se le acusaba de rebelión y terrorismo por ser supuestamente una de las cabecillas de los Comités de Defensa de la República (CDR) que, en aquellos días, habían realizado cortes de carreteras y sabotajes a los peajes de autopistas. Tras pasar tres días en los calabozos de la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid, la Audiencia Nacional le impuso la prohibición de salir de su pueblo hasta que fuese juzgada. El alto tribunal descartó estos delitos un año después, aunque mantuvo el confinamiento así como la acusación de difusión o llamamiento a desórdenes públicos, castigados a lo sumo con una pena de tres meses a un año de cárcel. Una jueza levantó en mayo la medida de reclusión forzosa, pero Carrasco sigue pendiente de ser juzgada por grabar y difundir, presuntamente, un audio dando instrucciones a los CDR, acusación que ella rechaza.
Tras la publicación de esta entrevista en nuestra revista en papel #LaMarea72, el 23 de septiembre fueron detenidos otros 9 supuestos miembros de de los CDR, a los que se les acusa de rebelión, terrorismo y tenencia de explosivos. Por ello, volvimos a contactar a Carrasco para preguntarle mediante un cuestionario sobre este asunto, en el que encuentra «muchas similitudes» con su caso y el de Adri [Adrià Carrasco, al que detuvieron el mismo día que a Tamara]: «Tengo la sensación de que nosotros fuimos la prueba piloto, que no salió bien. Ahora nuestros compañeros llevan a sus espaldas acusaciones muy graves, además de haber entrado en prisión preventiva sin fianza. Como en nuestro caso, los medios de comunicación se han encargado de sembrar la duda, pero sobre todo el odio; está filtrándose información aunque hay secreto de sumario y se están vulnerando sus derechos más fundamentales».
Carrasco ve un vínculo entre las detenciones, la proximidad de las elecciones generales, el aniversario del 1-O y la dimisión del director general de Mossos d’Esquadra «porque no quiere asumir la responsabilidad de dirigir este cuerpo policial con lo que se viene. No creo en las coincidencias y la detención de mis compañeros tampoco lo es. Son una herramienta para lo que va a venir en fechas muy importantes. Estamos a las puertas de un Plan Zona Norte 2», opina.
Antes de ser detenida, ¿conocía la existencia de la medida del confinamiento que se le impuso?
No, y mi abogado tampoco [Benet Salellas, quien defiende también a Jordi Cuixart, expresidente de Òmnium Cultural, en prisión preventiva desde hace dos años acusado de rebelión]. Parece que no se aplicaba desde hacía 80 años, que es una medida casi de un libro del Código Penal del siglo XIX.
Durante ese año, no pudo ir al pueblo de su madre a visitarla cuando se rompió una pierna o ir a la boda de su mejor amiga. ¿Cómo lo vivió?
He vivido un destierro, un exilio y un confinamiento a la vez. Como la gente te ve en la calle, termina normalizando la represión. Me convirtieron en una persona pública cuando yo era una mujer normal que trabajaba de administrativa en un centro para chicos con discapacidad. Además, estuve muchos meses con vigilancia policial puntual, teniendo que ir a fichar cada lunes a los juzgados de Gavá. Era como si estuviese viviendo una vida que no era la mía.
Suele destacar que recibió el apoyo de mucha gente de fuera de Catalunya.
Sí, aquí parece que acabamos de descubrir la represión, cuando lleva aplicándose muchos años. Quien más te puede ayudar en esos momentos es quien la ha vivido: la izquierda de Nafarroa y Euskadi, de Madrid, gente de aquí que sufrió la represión por ser anarquistas… Al final es un círculo muy pequeño. También personas como David Fernández, de la CUP, y Joan Coma [investigado también por la Audiencia por un supuesto delito de sedición], que me ayudaron a poner palabras a lo que estás viviendo, porque piensas que es algo contra ti, cuando está dirigido a lo que creen que representas. Y si no le pones un marco mental político, no lo entiendes. Todas estas personas me ayudaron a entender lo que me iba a pasar por dentro, porque nadie te explica cómo superar la represión, y es durísimo, así sea el exilio, la cárcel o un destierro como el mío. Yo vivía en un estrés constante porque me habían convertido en una persona pública y siempre dependes de una fecha, de una citación que se acerca.
Antes de la sentencia sobre el Estatut del Tribunal Supremo en 2012, dónde se situaba políticamente.
Siempre en la izquierda.
¿Se consideraba independentista?
En mi familia ha habido una parte que siempre ha sido independentista, la catalana. La otra es de Granada. Pero yo antes no estaba tan implicada políticamente, estaba más en la defensa de la educación, la sanidad y esas cosas.
¿Cómo ha evolucionado desde entonces?
Mi evolución ha sido curiosa. Estuve cuatro meses en Podemos, lo que se me ha recriminado mucho, pero la gente de los círculos empezó a matarse, a nivel nacional también, así que lo dejé. Después fui en la lista de Guanyem en Viladecans porque necesitaban una mujer por el tema de la paridad, pero yo tenía clarísimo que no quería hacer nada en el ayuntamiento, además de que no iban a sacar nada porque es socialista de toda la vida. Lo típico que te apuntas de relleno.
Después, me metí en un grupo de apoyo a la CUP para poner carteles en época electoral… Y ahora participo en temas antifascitas, pero tengo la militancia más parada porque necesito cuidarme a mí.
Políticamente me siento más cercana a la CUP por su defensa de los derechos sociales, la educación y este tipo de cosas.
Para usted, ¿cuáles han sido los hitos que la han ido marcando políticamente como independentista?
El 1 de octubre fue un antes y un después, y lo que le sucedió: las detenciones de los Jordis, las huelgas, los CDR… Cuanta más represión, más te reafirmas en tus convicciones.
Y ahora, ¿cómo definiría su posición política con respecto al procés?
Me gustaría dejar de ser independentista algún día porque significaría que tendríamos la República. Tengo muchas simpatías por el mundo anarquista y libertario, pero soy independentista.
¿Cuáles han sido las consecuencias positivas y negativas del procés?
Es un ying yang, lo bueno no puede existir sin lo malo. He conocido a gente maravillosa que me ha hecho evolucionar de una manera que no lo habría hecho sin la detención, el linchamiento mediático, los días en el el calabozo, el año de encierro, el malestar psicológico… Una historia así te hunde o te hace más fuerte, a mí me ha reafirmado en mis principios.
Si hubiese sabido las consecuencias que iba a tener el procés, ¿habría tenido la misma opinión que tuvo al principio?
Sí, pero con otra perspectiva porque pecamos de ingenuos. No éramos conscientes de lo que es el Estado y sus estructuras. Como con el 1O: nadie esperaba que fuesen a mandar a la Policía y a la Guardia Civil a aporrear un pueblo por sacar unas urnas. Hemos pecado de una inocencia brutal, hemos menospreciado a quien teníamos delante.
¿Es posible construir una república cuando al menos la mitad de sus habitantes no la quieren?
No podemos hablar de porcentajes porque no hemos podido contar. No se vota en la misma clave en unas municipales, que en unas autonómicas, estatales o en un referéndum de autodeterminación. El Estado no va a dejar que haya un referéndum porque sería reconocerles a los pueblos su derecho a la autodeterminación, con lo que se abrirían otros procesos además del catalán.
En cuanto al porcentaje necesario para hacer una república me parece relativo porque también hemos tenido en los Países Catalanes presidentes no aceptados por una mayoría de la población con una abstención electoral muy alta.
Es un tema complejo, pero yo quiero una república para todos, piensen como yo o no, con derechos sociales, un buen lugar para vivir.
¿Cree que existe un problema de convivencia en Cataluña?
No, yo tengo amistades de todos los colores y no tengo ningún problema. Por supuesto, hay con personas con las que no voy a discutir de política, hablaré de otras cuestiones y seguiremos tomando juntas cervezas. En mi familia hay diversidad de opiniones, pero no nos vamos a pelear por eso.
Se ha construido ese relato de la ruptura de la convivencia para decir ‘mira qué mal están en Catalunya por el procés’, han sacado a Albert Rivera y a Inés Arrimadas para atusar el debate, pero es mentira. El tema político está más polarizado, pero durante este año en Viladecans, siendo unionista, nadie me ha dicho nada malo, todo lo contrario, he recibido muchos apoyos.
¿Qué espera de la sentencia del Supremo?
Me gustaría que los absolvieran, pero sabemos que va a haber una sentencia dura. También está claro que tienen que ser lo más puristas posibles porque, aunque no lo parezca, Europa está observándoles. En unos años, esto acabará en el Tribunal de Estrasburdo sí o sí, así que tienen que ser muy pulcros. No sé si los condenarán por rebelión; por malversación ya se está viendo que no pueden.
¿Cómo ha vivido el juicio?
No lo he seguido porque me hacía mucho daño, ver las mentiras que se estaban contando, y ver la cara de los acusados. Yo me escribo con Dolors Bassa, con Carme Forcadell y con Jordi Cuixart, y verlos en la tele me daba cosilla. Así que lo he seguido a través de Twitter, porque si estás todo el día metida en el tema no vives.
¿Cómo cree que ha influido el procés en la visión que se tiene de Catalunya fuera?
Ha empeorado, por los medios de comunicación que son otro brazo de las estructuras del Estado. Están bombardeando todo el día con el tema, hasta el punto de que han conseguido que en pueblos que están a 900 kilómetros de distancia, partidos políticos digan en sus programas electorales que si ganan se volverá a imponer el 155. Pero hay gente de izquierdas en toda España y hemos recibido su apoyo. Otra se deja manipular por Ana Rosa Quintana y Susanna Griso porque no se toman la molestia de informarse en medios alternativos.
En su caso personal, ¿ha sufrido esa manipulación?
A mí no me habían sacado aún de casa detenida, cuando ya estaban diciendo en las teles que me habían encontrado cócteles molotovs y planos del aeropuerto y de un cuartel de la Guardia Civil en mi casa, cuando no hay nada de eso ni aparece en los atestados policiales. Quintana y Griso se dedicaron a machacarme y a sacar fotos de mi familia de mis redes sociales. Imagínate lo que supuso para mi familia enterarse por la tele de que me estaban tratando como si fuese Bin Laden y de que me podían caer 25 años de prisión.
Pues la gente que no te conoce piensa “algo habrá hecho”, cuando cualquiera que se haya movilizado y haya participado en huelgas sabe que aquí no se ha hecho nada que no hicieran los mineros en Asturias, los trabajadores de los astilleros en Cádiz… Los taxistas paralizaron una semana Barcelona. Pero aquí se están cargando los derechos de expresión, manifestación y disidencia política de quienes les interesa. Si hubiese sido de extrema derecha no habría pasado nada.
¿Qué cree que va a pasar en los próximos cinco años en Catalunya?
No lo sé porque todo el mundo está muy dividido, se está criminalizando la disidencia y la protesta en la calle, cuando somos más de 700 personas las represaliadas en toda Catalunya. La gente se está desencantando y tendría que pasar algo para que volviese a darse lo del 1O, que tuvo éxito porque hubo una confluencia entre las instituciones, los partidos y el pueblo.
Pero ahora es una cuestión de preservar privilegios. A ERC le ha influido mucho tener a su presidente en la cárcel, y desde ahí no se puede dirigir nada. Y a Junts per Catalunya (JxC) tenerlo en el exilio. En lugar de apartarlos porque no se puede ser objetivo cuando estás siendo represaliado, han marcado su estrategia: JXC yéndose hacia el centro y ERC hacia la derecha.
¿Qué aportaría la independencia a Catalunya?
Aquí también hay derecha, pero España es un lugar en el que siguen estando las mismas familias de siempre, las mismas estructuras del bipartidismo, y no va a cambiar nada. Con un país nuevo de menos habitantes sí hay opción de cambiar las cosas, de impulsar leyes a favor de la gente, de derogar otras como la Ley Mordaza. Es una oportunidad de escribir un libro desde cero.
¿Sería un proceso revolucionario?
Sí, para mí es una revolución social. Darnos una Constitución que se cumpla, intentar repetir lo que se vivió en Islandia, que fue una revolución del pueblo, que no tengamos un Ibex 35 con tanto poder, que haya menos diferencias entre clases sociales.
¿Qué debería hacer la ciudadanía?
Primero, creérselo. La gente está esperando líderes que les digan lo que hacer, cuando lo que tienen que hacer es perder el miedo a perder sus privilegios, hacer examen de conciencia de dónde quieren vivir: en una España que es un régimen o en un país nuevo.
¿Cómo convencería a una persona que no es independentistas de que lo sea?
No me gusta convencer a la gente, además de que quien no lo esté ya, no lo va a estar. Pero creo que hay que trabajar en clave positiva y no generando conflictos innecesarios.
Aquí puedes leer el resto de las entrevistas que realizamos para el Especial Catalunya en #LaMarea72
Sabes Tamara, esta es la eterna España que ha de helarte el corazón.
Y lo peor es que parece que vaya ganando terreno pues a los hijos más válidos, a la generación más generosa que nunca había dado un pueblo la asesinaron los genocidas fascistas del golpe del 36 para que no quedara ni simiente de ella.
Pero volverá a renacer esa simiente. En Catalunya ya está renaciendo.
Gracias Tamara. Tú eres una de esas semillas.
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CONTRA EL OLVIDO: Héroes de la Resistencia en el Estado francés y calificados de “bandoleros” en el Estado español por la dictadura franquista, muchos de aquellos guerrilleros caerán muertos en desiguales combates contra las fuerzas del orden o bajo el piquete de ejecución. A día de hoy muchos de sus cuerpos permanecen abandonados en cementerios y montes, desconociéndose siquiera sus nombres. Tampoco se ha articulado ninguna política de Estado para investigar, anular sus juicios como “bandoleros” y honrar su lucha contra un régimen dictatorial.
https://arainfo.org/contra-el-olvido-la-figura-del-guerrillero-antifranquista-francisco-subias-duque-recibe-un-homenaje-y-reparacion-en-santa-cruz-das-serors/