Política

Francesc-Marc Àlvaro: “El Estado carece de relato”

El periodista y escritor publica 'Ensayo general de una revuelta' (Galaxia Gutenberg en castellano y Pòrtic en catalán), en el que revisa y disecciona el procés, o el proceso, como lo denomina durante toda la entrevista.

El periodista Francesc-Marc Àlvaro, en Vilanova i la Geltrú. Foto: Carles Castro

Esta entrevista fue publicada en el Especial sobre Catalunya de #LaMarea72: (septiembre-octubre de 2019). A la venta aquí

El periodista y escritor Francesc-Marc Àlvaro (Vilanova i la Geltrú, 1967) es independententista desde la adolescencia. Sin embargo, «si el Estado blindara el capítulo financiero-económico en una línea equivalente al mundo vasco-navarro, las competencias lingüísticas y culturales y se reconociera en la Constitución Española el carácter nacional de Cataluña, como ocurre en Québec respecto a la federación del Canadá, podría revisar esa posición independentista», argumenta. De momento, lo que ha hecho en Ensayo general de una revuelta (publicado en castellano por Galaxia Gutenberg y en catalán por Pòrtic), es revisar y diseccionar el procés, o el proceso, como lo denomina durante toda la entrevista.  El resultado es un ejercicio que no gustará «ni a unos ni a otros». Es para «gente que quiere plantearse preguntas», añade.  

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? En su libro insiste en la idea de que ambas partes llevan años autoengañándose. 

Uno de los problemas importantes de todo el proceso ha sido el desconocimiento mutuo que las partes del conflicto tenían respecto al adversario. En el caso del independentismo catalán los actores leen la crisis sistémica del Estado de los últimos años como una debilidad estructural y creen que el choque será fácil. Pero no es así, el Estado se mantiene fuerte. Y, a la vez, los partidos, las instituciones y el corazón del Estado piensan, también erróneamente, que el proceso es un suflé, un calentón, y que, una vez pase, se volverá a la normalidad. No leen bien que se ha producido un cambio de mentalidad. Es lo que denomino ignorancias cruzadas. Las dos, puestas una al lado del otro, enquistan el conflicto. Y todavía perduran.

Todo el tiempo se hablaba de choque de trenes, ambas partes debían conocer los posibles riesgos.

Hay que distinguir entre distintas fases. Hay un momento en el que el independentismo maneja el concepto derecho a decidir, lo cual es un acierto narrativo. Lo que mejor hace el independentismo es construir un relato y lo que peor hace es transformar ese relato en política. Esa es la paradoja. El Estado simplemente carece de relato y al final apela a la fuerza. En un primer momento, los líderes independentistas no ven que se dirigen a la catástrofe porque piensan que la idea del derecho a decidir puede tener cierta aceptación en Madrid o, por lo menos, puede no ser prohibida. Si en ese momento las voluntades hubieran sido otras, y en otra cultura política menos dura, se podría haber explorado ese camino, pero fue corto. En las elecciones de 2015 los partidos independentistas ganan, pero pierden el plebiscito y, sin embargo, actúan como si las hubieran ganado. A partir de ahí todo va a ser ya muy difícil de parar. Esa mayoría parlamentaria les habilitaba para gestionar políticas pero no para mantener la hoja de ruta que se basaba en conseguir el éxito en el plebiscito. Sin embargo, tanto Artur Mas como Oriol Junqueras y la CUP actuaron como si hubieran ganado y ese malentendido provoca que el sesgo antipolítico se solemnice. Ahora la situación de todos los actores es muy complicada, pero deberían asumir que tras las elecciones de 2015 se produjo un proceso de, digamos, apartamiento de la realidad.

Cuando el independentismo hace autocrítica reconoce que necesita “ensanchar la base”, pero no que ignoró que carecía de una mayoría suficiente.

Eso no se ha hecho, y estoy de acuerdo. Creo que es necesario que el independentismo asuma que en 2015 no fue coherente con su propio planteamiento e hizo un “como si…”

En su libro recoge varios ejemplos de “como si” protagonizados por actores muy distintos.

Un problema del análisis del proceso catalán, tanto dentro como fuera, es que se ha simplificado. Para entender por qué el independentismo se ha metido en este callejón, hay que entender la lógica del “como si”. Es decir, actuar como si la realidad fuese exactamente como se proclama. A veces el discurso en política consigue efectos performativos, es algo que más o menos todas las fuerzas políticas han hecho. Pero cuando esto se estira demasiado y se abusa del ‘como si’, se produce una disonancia cognitiva: lo que haces y lo que dices no casa de ninguna manera. Eso es lo que le ha ocurrido al independentismo. Un poco de ‘como si’ es indispensable en política, un mucho de ‘como si’ te lleva a un problema de autoengaño. El independentismo ha obtenido un crecimiento social muy amplio, y ha leído el aumento como consolidación de una mayoría social irreversible que no tiene. Ha sido excesivamente impaciente planteándose un objetivo de tal envergadura. La política es un trabajo de hormiguitas. ¿Cómo se amasa una mayoría social? Para un empeño tan importante como un marco de secesión, la necesitas. Si no, lo que tienes es una sociedad en la que una mitad quiere una cosa y la otra una distinta.

Justo Artur Mas declaró que jamás haría algo que dividiera a la sociedad.

El propio Mas se olvida de lo que había sido una premisa: no hacer nada que fuese contra la cohesión social. Finalmente, por tacticismo, o por lo que sea, él mismo lo incumple.

¿Se ha dinamitado la convivencia?

Yo no sería tan taxativo. El proceso afecta a la realidad pero no tanto como para romper lo que son las cohesiones de fondo. La gente puede discrepar y estar dividida en cuanto al escenario de la secesión, pero, a pesar de lo que es el espejismo de Ciudadanos, creo que no se ha roto. De lo contrario, no se podría vivir. Cataluña no es el Ulster, por suerte. Ni lo ha sido ni creo que lo vaya a ser. No veo una sociedad dividida étnicamente. El éxito de Ciudadanos en las elecciones del 21 de diciembre de 2017 podría sugerir esa idea, pero creo que fue un voto-refugio de mucha gente diversa que no quiere la independencia y elige esa opción como freno. En elecciones posteriores hemos visto que Ciudadanos no ha consolidado un espacio propio. 

¿Cuál debe ser la respuesta del independentismo a la sentencia del Supremo? 

Tiene que dar un respuesta acorde con una previsión estratégica de lo que quiere hacer. Es posible, por ejemplo, como dicen algunos, que busque de nuevo un momento unilateral de choque con el Estado. Bueno, para acabar en el mismo punto que se acabó en 2017 no tiene mucho sentido políticamente. Y ahí voy a mi crítica principal al independentismo: necesita reescribir su estrategia. Cuando la tenga, debe mantener dentro de ella la respuesta al Supremo, las elecciones, la política de alianzas, todo. Si no tienes una estrategia, vas dando tumbos. 

¿Por qué tipo de estrategia debería apostar?  

Debería asumir ciertas cosas y, a partir de ahí, escribir una estrategia políticamente eficiente que le permita mantenerse como una opción viva, pero con capacidad política que no sea únicamente la protesta. También, si puede, debe gobernar, porque se presenta como una opción de gobierno. ¿Cómo, con qué política de alianzas? Creo que es muy importante saber si se mantienen en la política de bloques o si hay una apertura y aceptan que para el gobierno de las cosas puede pactar con fuerzas no independentistas. ¿Alguien imagina que en una futura Generalitat tras elecciones autonómicas vayan a gobernar solos otra vez como bloque? A mí me cuesta. Creo que veremos situaciones otra vez de complicidad entre independentistas y no independentistas . ¿Cuáles? No veo ahí ni al PP ni a C’s, pero sí a socialistas y a Comuns.

Esa opción coincide con los resultados en Cataluña de la últimas elecciones generales. 

Las últimas elecciones muestran que en Cataluña hay dos grandes vectores fuertes, que son la recuperación socialista y el mantenimiento del independentismo pragmático, que ahora es Esquerra. Eso te está diciendo algo, y habría que gestionarlo con inteligencia, con cintura.

Los partidos independentistas han cambiado mucho en los últimos años, ninguno hace propuestas de derechas y hay una confusión de roles.

Hay más bien una dislocación. Quienes antes eran moderados ahora son partidarios del momentum insurreccional y quienes antes eran más partidarios de la vía unilateral ahora son pragmáticos y gradualistas. Yo creo que la visión correcta es la pragmática, más que nada porque la experiencia reciente te explica que la opción unilateral no tiene sentido si eres incapaz de aplicarla. El Estado pone la fuerza y tú no tienes capacidad para responderle. Por tanto, ¿de qué te sirve buscar otro momento de choque, si no han cambiado las condiciones objetivas que había a finales de 2017 respecto a la mayoría social del independentismo? 

¿Qué debería hacer entonces el independentismo?

Necesita acreditarse ante la ciudadanía como una fuerza de gobierno política, como actores capaces de gestionar las instituciones. Esa tarea es la que sugiere ahora Esquerra, pero no es fácil, porque hablamos aquí sin mencionar algo que está sobrevolando: el ambiente emocional. 

Ha sido un verano extraño en Cataluña, a la espera de la sentencia del Supremo sobre los líderes independentistas encarcelados. Usted también habla de un escenario postraumático tras el 1-O.

El uso de la fuerza  sobre una sociedad como la catalana acabó afectando a todo el mundo. Eso merece una reflexión: ¿por qué el Estado usó la fuerza? No era necesaria. El referéndum, si somos serios, nació abortado. Del mismo modo en que yo hago crítica al independentismo, me gustaría que alguien escribiera un libro sobre los errores que se cometieron desde la Moncloa o desde la Zarzuela. 

Precisamente una queja repetida desde Cataluña es que se ha sentido abandonada por el resto del Estado, por una ciudadanía que no protestaba ante hechos como los del 1-O.

Lo que más me ha dolido es ver a colegas míos que han vivido de clichés o estereotipos y que han evitado un acercamiento cabal a la realidad catalana para comprender lo que aquí ocurría como habrían hecho si se hubieran trasladado a otra latitud. ¿Por qué una parte del periodismo y de la academia española ha comprado algunas realidades que son manifiestamente erróneas o, como mínimo, inexactas y las van repitiendo?  Luego tampoco hay una percepción de que lo que realmente ha ocurrido aquí. Se explicó a la población que era un suflé, se quedó con esa idea y, por tanto, ya pasará. Si, en cambio, le dices que es una cuestión política de fondo que tiene que ver con el reparto del poder y de reconocimiento del Estado, quizá entonces la gente se aproxime a ello de una forma distinta. Pero, claro,  duele cuando algunas encuestas dicen que determinados sectores querrían más mano dura en Cataluña.

¿Cree que hay represión en Cataluña?

No creo que sea una cuestión subjetiva decir que ha habido una represión policial y judicial. En la medida en que ha habido actuación policial y una actuación, hay represión. Y, del mismo modo que digo que hay represión judicial y policial, creo que es un error decir “España es como Turquía”. No lo es. Ahora, ¿hay actitudes autoritarias en España? Sí, pero decir que España es como Turquía o la democracia es como el franquismo es un error. Sé que hay independentistas que lo han dicho, se han equivocado.

Este tipo de declaraciones ha dolido mucho en el otro lado. 

El pasillo es muy estrecho y quiero quedarme en ese pasillo. Es un hecho que para mí los presos son políticos. No porque se les juzgue por las ideas, ya sé que se les juzga por los actos. Pero básicamente porque la naturaleza del juicio es político, porque el conflicto es político, no es de otra naturaleza y porque nunca debería haber llegado al cauce judicial sino que debería haber estado en la mesa política. Yo, que digo “España no es como Turquía”, en cambio sí digo que hay presos políticos. Intento matizar, pero se van enfadar unos y otros.

¿Es un equidistante?

No, pienso por mi cuenta. No busco la equidistancia, busco decir lo que creo que debo decir y lo que pienso cabalmente. Creo que la mejor definición de lo que ha ocurrido con el Estado es que ha intentado actuar a la vez como una democracia y como un Estado de mano dura. Es muy difícil ser los dos a la vez, ello te va a generar una distorsión. Cuando un Estado de Derecho quiere aplicar mano dura con los propios en unos conflictos que son de naturaleza política, se produce un cortocircuito. Eso es lo que ha ocurrido, ¿España ha dejado de ser una democracia? No, pero España ha tenido momentos poco democráticos? Sí.

¿Por qué habla del Ensayo general de una revuelta?

Porque es la preparación de una función que realmente no se estrena porque no hay capacidad de estrenarla, hay capacidad para un ensayo general y uno solo, hasta el momento. Según el cuadro del historiador Jaume Vicens Vives sería la revolución catalana número 12, pero creo que fue una revuelta, un estado de protesta generalizada que podemos calificar como revuelta de baja intensidad. Es una revuelta posmoderna, aunque no me gusta ese adjetivo porque hay quien lo ha usado para hablar de un golpe de Estado posmoderno y no quiero entrar en ese cambio semántico. Pero sí creo que es una revuelta posmoderna en el sentido de que es más la escenificación de la revuelta que la revuelta en sí. Es un trampantojo.

Trampantojo se titula un capítulo de su ensayo.

Uso esa metáfora para explicar qué ocurrió de verdad. Y lo que ocurrió fue lo que sucede en un cuadro cuando un autor hace un trampantojo y en un cuadro de dos dimensiones introduce un efecto de profundidad de tres dimensiones. Es cuando ves un cuadro que parece una ventana pero no lo es. Es tal la realización, tan eficaz el dibujo, que genera un efecto óptico. Aquí se generó políticamente el efecto óptico de la secesión. La prueba definitiva la da Xavier Melero, [abogado del ex conseller de Interior Joaquim Forn]. Es el niño del traje nuevo del emperador porque es el único abogado no concernido políticamente que habla con una libertad con la que no hablan los demás porque tienen una complicidad política. Acierta al hacer ese papel porque dice “oigan, la prueba de que esto no fue es que esta gente, cuando proclamaron la independencia, se fueron a su casa, no hicieron nada para hacer efectivo lo que habían proclamado. En esa pared en la que había un cuadro con una ventana, nadie hizo un boquete para que la ventana existiera. Solo se dejó colgado el cuadro. Ahora bien, dolorosa paradoja, la respuesta del Estado no es a a un efecto óptico, sino que actúa como si hubiera sido real. La punición, la cadena represiva se produce en términos judiciales como si hubieran intentado controlar el territorio o hubieran marcado las fronteras. 

Entonces, ¿a qué se refiere el lema «ho tornarem a fer» [lo volveremos a hacer]?  

Melero subraya la evidencia factual durante el juicio y, curiosamente, los concernidos ni niegan ni certifican. Es importante recordar cómo esa independencia se anuncia en la escalinata del Parlamento, más bien como un teatro dentro del teatro y no como un efecto real. Sabían que si superaban el trampantojo entraban en otra dimensión y no quisieron. Por eso surge esa famosa pregunta: ¿qué ocurrió? Ocurrió lo que no ocurrió, ocurrió un efecto óptico tremendo con unas consecuencias penales bestiales. Paradójicamente, quien más crédito ha dado al relato independentista es el Supremo, que está juzgando no solo los hechos, sino también el relato. Otra pregunta es cuándo el independentismo estará dispuesto a asumir el relato de Melero oficialmente. 

Aquí puedes leer el resto de las entrevistas que realizamos para el Especial Catalunya en #LaMarea72

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Comentarios
  1. …España entró en una peligrosa dinámica hace años: reducir cada vez más los derechos humanos individuales y colectivos hasta el punto de que ahora esto ha alcanzado límites intolerables. La UE se está centrando en Polonia y Hungría en este sentido, pero sería bueno que tuviera también una mirada más crítica del creciente déficit de democracia en España. Desde hace algún tiempo, no sólo los catalanes a favor de la independencia son procesados por ejercer sus derechos básicos: España ha cerrado sitios web y periódicos e incluso ha condenado a cantantes y titiriteros por sus esfuerzos artísticos.
    (Extraído de la carta de Jordi Cuixart desde la prisión de Lledoners).

  2. ¡Cuanto nos cuesta entender las cosas!.
    España está involucionando aceleradamente. España nunca ha sido una democracia, nunca, (excepto para los que no quieren ver ni pensar); pero ahora, entre recortes de derechos, leyes mordaza, manipulación como en los mejores tiempos de la dictadura para un país de lerdos, la represión, el autoritarismo, las detenciones, arrestos, penalización en aumento para los que no son lerdos, ya casi nos han devuelto a aquellos años de «extraordinaria placidez», de la paz de los cementerios.
    Los catalanes, benditos catalanes, por el ejemplo que nos dais, SE NIEGAN A INVOLUCIONAR. SE NIEGAN A SER SOMETIDOS POR FRANCOFASCISTAS. Aun habiendo más razones, estas dos son suficientes para independizarse de un reino de súbditos de un rey puesto a dedo por un genocida fascista, dónde, como decía Antonio Machado, «10 cabezas embisten y una piensa». De un reino de caciques dónde ni se hace ni se deja hacer.
    Tambien Catalunya tiene su derechona, ya lo sé, pero yo la cambiaba ahora mismo por ésta de señoritos tipo cortijo dónde servía Azarías.
    Mira que es sencillo, sólo hay que haber convivido con catalanes y hablar con conocimiento de causa y sin dejarse manipular.
    ++++++++++++++++++++++++++++
    Francesc-Marc Alvaro, vaya pedazo de periodista e independentista objetivo e imparcial.

  3. «Si el Estado blindara el capítulo financiero-económico en una línea equivalente al mundo vasco-navarro (…) podría revisar esa posición independentista». Siempre igual. ¿Acaso ser «diferente» te da derecho a no participar activamente en el proceso de redistribución estatal? ¿O te lo da el ser más rico que los demás? ¿Da algún tipo de alergia compartir recursos con gente «distinta»? ¿A dónde nos llevaría tener a dos de las regiones más ricas en esa situación? De verdad que nunca entenderé ésto más allá del puro egoismo, del egoismo del «soy distinto, lo mío pa mi» (como si los demás fueran todos iguales…), del egoismo de saberse en una posición más privilegiada que la de los demás que te permite hacer lo dicho.

  4. LOS MISMOS AGENTES DEL ESTADO Y LA MISMA POLITICA REPRESIVA Y DE RECORTE DE DERECHOS.
    La derecha PP, Ciudadanos y Vox con el apoyo del PSOE, califica de “vergüenza” y “falsedad” que en Uesca se hable aragonés y solicita la retirada de los carteles y la abolición de la proclamación de Uesca como zona de utilización histórica del aragonés.
    CHA mostró su preocupación por el “evidente giro a la derecha y antiaragonés” del Equipo de Gobierno municipal (PSOE) y del Ayuntamiento de Uesca “en su conjunto”.
    APOYO AL MANIFIESTO DE LA PLATAFORMA CHARRAMOS ARAGONES:
    https://arainfo.org/masivo-apoyo-al-manifiesto-de-la-plataforma-charramos-aragones/

  5. Vale ya de tanto victimismo !… porque la DUI , tanto en España como en cualquier paìs de la UE , serìa ilegal . Como ya he dicho en otro comentario , por ser catalàn no tè dà derecho hacer lo que te salga de los cataplines . El estado español merece muchas criticas , porque desde hace algunas dècadas no ha sabido tratar el problema catalàn .
    Con la mierda de uno no se puede tapar el otro , aquì ha habido por ambas partes una falta de altura pòlitica .
    Parece que muchos independentistas , sobre todos estos burgueses de CDC- JXC o como leches se quieran llamar ahora , se han olvidado de la represiòn y brutalidad policial que sufrieron los manifestantes del 15-M en Plaza Catalunya , por parte del gobierno de A. Mas con F. Puig como conseller de interior . Si , estos mismos que ahora denuncia la brutalidad policial del estado español y la falta de democracia .
    La hipocrecìa de estos lideres independentistas no tienen limite , porque cuàndo ganò las elecciones catalanas el tripartit , J.Saura conseller del interior , puso càmaras de videos en la mayorìa de comiserìas de los Mossos , porque en ellas se torturaba y se maltrataba a los detenidos. Yo soy catalàn y al igual que en España como en Catalunya , solo he visto corrupciòn y recortes sociales y esta movida independentista me hace un tufillo a tapar todo el desmadre de corrupciòn que ha habido en la derecha nacionalista independentista , comandada por el clan Pujol-Ferrusola , que son los p…s amos de Catalunya .
    No se de donde le viene ese republicanismo a esta derecha corrupta nacionalista y ùltracatòlica , porque màs bièn siempre han actuado como verdaderos sr feudales o caciques . Basta de tanto victimismo , porque en ambos lados se cuecen habas .

  6. Sánchez prefiere ver a la derecha en el poder que hacer un gobierno de izquierdas , el problema catalán no existe es pura propaganda anti catalana no es de recibo que el juicio sea una pantochada oficial; spain una democracia bananera de corruptos en el poder!!!!

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