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Un verano extraño a la espera de la sentencia del ‘Procés’

" Pese a que estamos a un paso de la sentencia del Supremo sobre el Procés, la gente mantiene una actitud expectante en relación con la situación política", escribe el autor en esta crónica

Fachada de la casa consistorial de Blanes. AJUNTAMENT DE BLANES

Hacia las 21:00 horas la multitud de personas empieza a agolparse en el Passeig Cortils i Vieta, frente al mar. Es el tercer sábado de agosto y, como cada año por estas fechas, tiene lugar una nueva edición de la Caminada Popular Nit de Sant Bonós, una de las actividades más populares de la Festa Major Petita de esta localidad que marca el inicio de la Costa Brava. Estamos en Blanes, uno de los muchos municipios de Cataluña donde desde primeras horas de la mañana de aquel fatídico 1 de octubre de 2017 ya empezó la movilización ciudadana para hacer posible el referéndum convocado por el entonces Govern de la Generalitat. Al contrario de lo que pasó en otros pueblos y ciudades catalanas, aquí no llegaron los cuerpos policiales del Estado para impedir la votación, pese a que hubo cientos de personas que los esperaron con actitud pacífica y desafiante.

Hoy, el paseo marítimo registra un ambiente festivo típicamente veraniego. Las terrazas de los bares y restaurantes están llenas a rebosar. “En este pueblo, quien no trabaja en agosto, es porque no quiere”, dice el encargado de una cafetería. En los balcones de los edificios situados en primera línea de mar la simbología independentista es más bien dispersa: algunas esteladas, lazos amarillos y banderas de Òmnium Cultural que piden la libertad para los presos catalanes. En el balcón de la fachada de la Casa del Poble, un edificio de estilo novecentista que durante décadas ha sido sede del republicanismo catalán, puede verse una gran pancarta con la inscripción “Blanes, municipi de la República Catalana”. No hace ni un año, en septiembre de 2018 un grupo de personas partidarias de la “unidad de España” se concentró frente a ese lugar y, con la ayuda de una escalera y un gancho, descolgaron la pancarta. Por las mismas fechas, la fachada del ayuntamiento también fue objeto de ataques similares, cuando unos desconocidos retiraron en dos ocasiones un cartel que pedía libertad para los presos políticos.

Por segundo año consecutivo, la Caminada Popular Nit de Sant Bonós cuenta con un participante de los más peculiar. Mide 2,50 metros y pesa unos 24 kilos, viste ropa oscura y en su pecho luce un dorsal con el número 666. Se trata de es Forcaner, uno de los 8 gigantes de La Colla Gegantera de Blanes. Construido con papel maché, este personaje toma su nombre de la cala Sa Forcanera y “es un demonio muy travieso que con sus rociadas imprevisibles provoca sustos a los grandes y pequeños”. A diferencia del año pasado, esta vez es Forcaner no luce lazo amarillo, una prenda utilizada, como es sabido, para reclamar la libertad de los presos políticos catalanes, que se encuentran en prisión preventiva desde hace prácticamente dos años en espera de que el Tribunal Supremo dicte su sentencia.

En unos momentos en que parece que se intenta calmar la crispación causada por la deriva del Procés, cabría pensar que los de la Colla Gegantera han optado por retirar este accesorio en la indumentaria del gigante. Pero no: es Forcaner no lleva lazo amarillo simplemente porque se debió de romper y nadie se ocupó de volverlo a colocar. De todas formas, otros gigantes de la colla también lucieron este atuendo hasta que el anterior alcalde de Blanes, Mario Ros, del PSC, arguyendo que los gigantes son propiedad del ayuntamiento, hizo que se lo retiraran. 

La presente edición de la Sant Bonós reúne a unos 5.000 inscritos, entre los cuales hay numerosas familias y grupos de personas de todas las edades y procedencias diversas. Si bien la prueba no tiene un carácter competitivo, hay una serie de participantes con aspiraciones atléticas que luchan por un puesto en el podio y realizan el recorrido, de unos 8 kilómetros, corriendo a grandes zancadas. Son ellos quienes se sitúan en primera línea a la salida, que tiene lugar a las 22:30 horas. Los demás, desfilan con parsimonia hasta dispersarse a medida que van superando los primeros tramos del trayecto.

Alrededor de las 23:00 horas, llegan a la meta, también emplazada en el paseo marítimo, los primeros corredores. Los recibe, en medio de una gran expectación, el alcalde Àngel Canosa, que fue investido en el cargo en junio, hace apenas tres meses. Es uno de los 359 alcaldes de ERC repartidos por toda Cataluña. Por tercer año consecutivo, el primero en llegar es el atleta blandense Buba Sabaly; le siguen Enric Joan y Xavi Marina, otro carismático deportista de Blanes que, a sus 40 años, confiesa que este podio —compartido con chicos que apenas llegan a los veinte— le sabe a gloria. Los tres serán los primeros en probar la sandía que la organización reparte entre todos los participantes para que se refresquen tras el esfuerzo.     

Durante los últimos años, la Caminada Popular Nit de Sant Bonós solo ha sido cancelada en una ocasión. Fue en 2017, cuando la Generalitat declaró tres días de luto oficial con motivo de los atentados de Barcelona y Cambrils. En la actualidad las cosas parecen haber cambiado en Cataluña en relación con aquella convulso segunda mitad de 2017 en que, además del ataque terrorista, tuvo lugar el polémico referéndum del 1 de octubre. Si bien es cierto que un amplio sector de la ciudadanía considera desproporcionada e injusta la prisión preventiva que sufren los presos políticos, acusados de rebelión y sedición, es palpable que la tensión ha disminuido y que el clamor popular se ha disipado notablemente. Pese a que estamos a un paso de la sentencia del Supremo sobre el Procés, la gente mantiene una actitud expectante en relación con la situación política. Es verano, tal vez no es el momento más oportuno para hablar de determinados temas. Por ahora, lo que la gente quiere es caminar tranquila.

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