Política
Cataluña | En busca de un futuro compartido
"El tiempo ha dado la razón a la 'tercera catalunya' porque el choque frontal ha significado un fracaso democrático", reflexiona el autor.
Artículo publicado en #LaMarea72: ‘El mundo pasa a la acción climática’ (septiembre-octubre de 2019). A la venta aquí
Cataluña siempre ha sido plural. Cada vez más. Como todas las sociedades avanzadas en un mundo globalizado. Y, a pesar de esta extraordinaria diversidad, los poderes del Estado y el movimiento independentista emprendieron un camino de reduccionismo político que nos ha llevado al desastre. Los poderes del Estado no aceptaron nunca un diálogo que encauzara las aspiraciones de casi la mitad de los catalanes. El movimiento independentista intentó aplicar su proyecto sin contar con las mayorías suficientes, y sin respetar las leyes. Media Cataluña se sintió excluida, marginada en su propio país.
El proyecto colectivo que había significado el catalanismo sucumbió a la confrontación. El sueño de un sol poble se desvaneció ante el riesgo del surgimiento de dos comunidades, separadas por un abismo emocional, o incluso geográfico. La cohesión histórica de la sociedad catalana fue sustituida por un creciente clima de desconfianza. El efecto de la irresponsabilidad de unos y otros ha sido demoledor: líderes encarcelados o refugiados en el extranjero; una sociedad dividida; el descrédito de las instituciones; la pérdida de competitividad; la frustración de quienes creyeron años de propaganda, de falsas promesas que anunciaban una independencia exprés, sin sacrificios, sin costes.
El procés hizo omnipresentes dos bloques. El autoproclamado independentismo y el que recibió el calificativo de unionista. Pero existía una tercera Catalunya, que vivía la confrontación con angustia y desconcierto. Era la Cataluña silenciada e invisible en un ecosistema mediático, público y privado, abonado a los réditos del periodismo de trinchera. El tiempo ha dado la razón a esta tercera Catalunya que apostaba por el diálogo, porque el choque frontal ha significado un fracaso democrático. Una derrota. En estos momentos, la verdadera división está entre aquellos que apuestan por seguir alimentado el conflicto y quienes se esfuerzan por encontrar vías de diálogo.
Con la paradoja de que son los independentistas de toda la vida como, por ejemplo, Joan Tardà, los que aportan una mayor sensatez al debate. Mientras que la intolerancia anida en el mundo posconvergente y en los arribistas que se incorporaron al independentismo a última hora en busca de prebendas.
La sentencia del Supremo y su impacto culminarán el procés tal como lo hemos conocido hasta ahora. La respuesta en las calles estará determinada por la intensidad del sentimiento de injusticia que generará entre una mayoría social en Cataluña. Será un otoño difícil. Muy difícil. Ocurra lo que ocurra, el independentismo seguirá ahí. Con fuerza. Pero entraremos en una nueva etapa en la que, después de medir la magnitud del desastre, resultará imprescindible dialogar. Entre catalanes. Entre Cataluña y España. Será necesario escuchar todas las voces. En especial, las que apuestan por la concordia. Esquerra Republicana de Catalunya, si consigue consolidar la hegemonía en el independentismo, tendrá el reto de liderar esta nueva etapa. La pregunta, como siempre, es si encontrará interlocutores al otro lado.
El primer paso es reconocer que existe un conflicto. Entre el proyecto independentista y el Estado. Y en el seno de la sociedad catalana. La aspiración de independencia es legítima. Tiene profundas raíces y numerosas razones. Pero no puede ser fruto de la imposición. De la misma forma que la unidad no debe ser el resultado del sometimiento o la represión.
El segundo paso consiste en buscar vías de encuentro. Incluso de reconciliación porque las heridas son profundas. Porque en nombre de un fin superior (la independencia o la unidad) ambos bloques han justificado todos los medios para llegar a él, incluso sacrificar las libertades. La democracia. La convivencia. Por eso es tan importante rehacer los puentes rotos durante los últimos años. Entre Cataluña y España. Y entre los catalanes. La cerrazón de los poderes del Estado y la debilidad del soberanismo, víctima de sus propios sueños y urgencias, ponen en evidencia la necesidad de tejer consensos más amplios, como los que permitieron la recuperación de las libertades hace ahora 40 años. Necesitamos generosidad frente al sectarismo y la intolerancia que han dominado la escena política durante el procés.
Lo que está en juego es saber si, después de estos tiempos de confrontación e incertidumbre, aún tenemos tiempo de rehacer los vínculos dañados para lograr la negociación y el pacto entre naciones que deciden vivir juntas, en igualdad de derechos y deberes. O solo queda la alternativa de la resignación, o la ruptura. Hoy es más necesario que nunca elevar la mirada, reconocer al otro, poner en valor la pluralidad y buscar un futuro compartido.
La detención de nueve independentistas por parte de la Guardia Civil este lunes pasado ya tiene un vídeo. Con la canción «Què volen aquesta gent?» de Maria del Mar Bonet como banda sonora y una recopilación de imágenes de las detenciones y de la actuación de la Guardia Civil.
En él se muestran las violentas irrupciones de la Guardia Civil en los domicilios de las personas detenidas. Igualmente, se puede visualizar la respuesta de los vecinos reclamando su libertad.
¿Qué quieren estas personas que llaman de madrugada?
https://insurgente.org/video-sobre-la-detencion-de-los-cederistas-con-la-cancion-que-veulent-ils-ces-gens-de-maria-del-mar-bonet/
«Allá veuen una Catalunya fracturada perqué és diversa.
Aquí sentim la fractura amb Espanya perquè no se sap reconèixer diversa».
PER QUÈ NO ENS ENTENEM, Salvador Cardús, Tribuna Republicana.
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Eso de que se recuperaron las libertades hace 40 años, estoy en que no es así.Estoy en que aquello no pasó de una pantomima.
Este pueblo español fue y sigue siendo un pueblo que aún está adoctrinado en el francofascismo y en el nacionalcatolicismo.
LOS PODERES DEL ESTADO O MEJOR DICHO LOS GOLPISTAS DEL 36 QUE NUNCA HAN DEJADO EL PODER EN ESPAÑISTAN.
Hace bien el pueblo catalán en separarse de delincuentes e indeseables, como, por ej. los del actual ayuntamiento de Zaragoza.
(Santisteve, ZenC, fué un pionero, un progresista, que mis cazurricos paisanos no supieron valorar):
CHE GUEVARA NO, FRANQUISTAS SI.
El pasado 1 de marzo, la anterior corporación municipal de Zaragoza, aprobó el cambio provisional del nombre de 8 calles dedicadas a personajes franquistas, como el del arzobispo durante la guerra y la posguerra, o el artífice de la depuración del magisterio.
La propuesta era para el primer Justicia de la democracia y para cientificas o exponentes de las artes.
Se cumplían así dos objetivos, retirar los honores a franquistas, cumpliendo la Ley de Memoria Democrática de Aragón y feminizar el callejero.
Pero parece ser que para el nuevo consistorio, PP y Ciudadanos, con la vigilancia de VOX, no está bastante documentado.
No sabemos si de lo que carece el informe técnico-histórico, es que esos personajes sirvieron en connivencia con el franquismo, o que los nombres propuestos no tienen la suficiente categoría para sustituir a quienes apoyaron a un genocida.
Curioso que el ayuntamiento estudie el quitar el nombre al parque y al vial que se denomina CHE Guevara, porque según VOX, denigra a Zaragoza.
https://www.armharagon.com/che-guevara-no-franquistas-si/