Cultura

Pauline en la Playa: Contar y cantar sin elevar la voz

Mar y Alicia Álvarez, transformadas en mitiquérrimas de la música underground española gracias a Pauline en la Playa, regresan tras seis años de silencio

Artículo publicado en #LaMarea71: ‘¿De quién es España?’ (julio-agosto de 2019). A la venta aquí

“Hay dentro de mí un bosque
con ciervos y con zorros
de rojos pelajes
que abren sus ojos
y dejan que el pecho
les lata furioso”.

La letra parece una respuesta a ese Ser árbol que nos regalaba el pasado año Nacho Vegas en su Violética (Marxophone, 2018). Mar y Alicia Álvarez, conocidas allá por la década de los 90 en la extinta formación de Undershakers, transformadas en mitiquérrimas de la música underground española gracias a Pauline en la Playa, regresan tras seis años de silencio, coincidiendo con el 20º aniversario de su primer EP, Nada como el hogar, de manera autogestionada. Se trata de su séptimo trabajo (contando EP, LP y todo lo contable), y uno de los que más en consonancia se encuentra con la ambientación musical que está generando esa Asturias de la que estas hermanas se muestran orgullosas embajadoras: Lorena Álvarez, con su Colección de canciones sencillas (El Segell, 2019), que reescriben con letras modernas las melodías tradicionales de la jota, las nanas y el lenguaje de las aldeas; Nacho Vegas con su Violética, Rodrigo Cuevas, autodenominado “agitador folclórico”… 

En el caso de las hermanas Álvarez no se trata, sin embargo, de un cambio de rumbo. Ellas siempre han podido presumir en sus composiciones de una lírica que recuerda a Gloria Fuertes e incluso a Machado. De melodías que suenan a grandes bandas internacionales como Belle&Sebastian o Low. Para Pauline en la Playa, la grandeza se encuentra en lo pequeño. Detalles que se escapan de delicadas composiciones pop que se clavan directamente en oídos y almas que buscan el calor de la comprensión más infantil. No en vano, estas hermanas también son en parte responsables de una de las pocas formaciones musicales infantiles que huyen de tazas y teteras, Petit Pop. 

Las Álvarez recurren, entonces, al bosque, la naturaleza, el cielo y su siempre inseparable mar para mostrar sentimientos encontrados en un mundo moderno e imparable, que en ocasiones ahoga y otras enloquece. La lentitud se encuentra con el ansia por vivir de dos compositoras que son maestras en el arte de conmover. De contar y hacerse entender sin necesidad de elevar la voz.


El salto
Pauline en la Playa
(Pauline en la Playa, 2019)

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