Sociedad
Y triunfó la lucha emocional y justa por la sierra que (también) defendió Galeano
El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha estimado parcialmente el recurso que presentó Ecologistas en Acción y ha anulado las resoluciones que autorizaban la prórroga de la cantera en Morón de la Frontera (Sevilla).
Tiene un aire al sombrero de El Principito, pero más anchura, como si el elefante se hubiera estirado por dentro de la serpiente en un intento por salir. Se ve a lo lejos, en mitad de la campiña sevillana. Rocío Álvarez muestra una foto en su móvil donde se aprecia, incluso, desde la ruta del Pinsapar, en Grazalema, Cádiz. Mide más de 500 metros en su parte más alta. Tiene varios nombres: la sierra de Esparteros, uno; la sierra de Montegil, otro. En Morón de la Frontera todos la llaman como lo que es, la Sierra de Morón, un símbolo de la comarca. “Herida de muerte está / se agarra a su costado, llora, suplica ayúdame / agarrada a su costado, herida de muerte está”, rezan unos versos en un folio que enseña también Rocío.
La hoja tiene un sello oficial. Ha sido registrada en el Ayuntamiento de la localidad para evitar que una cantera se siga comiendo el perfil de aquella ladera, su corazón y los recuerdos de un pueblo entero a sus faldas. “El canasto que llevaba mi madre rodeada de alegres churumbeles que llenábamos los alrededores de la ermita”, alega Alejandro Romero. Seis filas de escarpados blancos escalonan la montaña hasta la cima. Varios camiones salen cargados de piedra. “Peligro voladuras, zona minera, prohibido el paso”, avisa un cartel. Cuentan en la venta de al lado que la explosión de hace unos días fue monumental.
Así contábamos en La Marea hace justo dos años la lucha de este pueblo por la conservación de una sierra, en su mayor parte suelo no urbanizable de especial protección y conservación prioritaria, que guarda las vivencias de sus gentes. Entonces, el consistorio, gobernado por el PSOE, estaba a punto de validar en su PGOU la autorización concedida por la Junta de Andalucía de una prórroga de explotación por 30 años más. Tras años de lucha, la Plataforma Ciudadana Sierra de Morón presentó 45 alegaciones. Una por día de los 45 hábiles que el PGOU permaneció en exposición pública. «Ante la impotencia, hemos tenido que recurrir a los sentimientos y hemos decidido alegar lo que la sierra supone para cada uno de nosotros”, lamentaba entonces Rocío. La impotencia se tradujo en más de 4.000 firmas recogidas en 2013 –en un pueblo de 28.000 habitantes– que pedían el cese de la actividad extractivista. Y se ha traducido durante todos estos años en concentraciones, en protestas, en actuaciones como la de Kiko Veneno, en manifiestos, uno de ellos firmado por el escritor Eduardo Galeano, que llegó a visitar la localidad. “Unas veces gobernado por el PSOE y otras por el PP, el Ayuntamiento siempre ha mirado para otro lado”, denunciaron los miembros de la plataforma.
Hoy, dos años después, la justicia ha dejado claro que las administraciones ignoraron las conclusiones de un informe de incompatibilidad urbanística del arquitecto municipal de Morón de la Frontera de abril de 2013. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha estimado parcialmente el recurso que presentó Ecologistas en Acción y ha anulado las resoluciones que autorizaban la prórroga de la explotación, cuyo titular es la entidad Sidemosa. Según la sentencia, «la incompatibilidad urbanística de la prórroga con arreglo al planeamiento aplicable se impone con evidencia. Y ello sin necesidad de acudir a pruebas periciales de índole interpretativo o alcance jurídico, como la que se propone por la entidad recurrente, pues aquel precepto prohíbe de manera general para esta categoría de suelos ‘cualquier actividad constructiva o transformadora del medio’, y expresamente ‘los usos industriales’, ‘las actividades extractivas’ y ‘los movimientos de tierra’. Esta regulación pone además de manifiesto la insuficiencia de la licencia municipal otorgada en 1991 o del resto de los documentos previos que no ponderaron la situación resultante de la misma».
«Es decir, el TSJA deja entrever en su sentencia lo que Ecologistas en Acción lleva defendiendo desde hace más de 20 años, y es que todas las licencias municipales otorgadas a esta cantera siempre han sido ilegales, especialmente la de 1991, otorgada por el entonces alcalde, José Párraga, cuya empresa privada sigue siendo proveedor habitual de los explosivos que usa Sidemosa y provocan la destrucción de la sierra», denuncian los ecologistas en una nota. Y añaden: «la sentencia deja claro que Ecologistas en Acción tiene razón cuando afirma que las autoridades ambientales y mineras de la Junta de Andalucía aplicaron para autorizar la prórroga una ley ambiental derogada desde 2008, la Ley 7/1994, en vez de aplicar la vigente Ley 7/2007 GICA. Y parece claro que dicha aplicación solo buscaba un fin, forzar una interpretación tramposa que permitiera seguir a Sidemosa destruyendo la Sierra de Esparteros de Morón impunemente».
Ya en 2015, el Defensor del Pueblo Andaluz aseguró en un duro informe que el consistorio omitió las características urbanísticas del suelo a la Junta de Andalucía, que fue quien otorgó a la cantera la declaración de impacto ambiental (DIA) favorable. “[Si la Consejería de Medio Ambiente] hubiera contado con otros elementos de juicio a la hora de otorgar la DIA, pues quizás ésta no hubiera sido exactamente la que se ha dictado”, decía la resolución, que pedía, por tanto, la revisión de la prórroga, ahora anulada por el TSJA.
El propio Ayuntamiento, en la desestimación de unas primeras alegaciones a la asociación sevillana de empresas mineras –que pedían desproteger esos suelos–, afirmaba que la sierra está considerada como “espacio protegido dentro del vigente Plan de Especial Protección del Medio Físico de la Provincia de Sevilla”. El texto añadía: “Morfológicamente constituye un espacio de interés (falla) y un refugio para la flora y la fauna de la comarca. Además, alberga bajo ella un importante acuífero”.
Juan José García, cronista oficial de la villa, describía así sus sensaciones en la alegación que presentó en su día al Ayuntamiento y que no fueron tenidas en cuenta: “Es parte de mi pueblo, de sus paisajes. Porque estaba ahí desde los pasados siglos y nadie puede tener permiso moral para romperla”. “Tú, que el vientre tienes preñado con botijos de agua fresca de los que bebió Morón en tiempos de bocas secas… Y los niños en el mapa tendrán que hacer un tachón en el sitio donde estuvo nuestra sierra de Morón”, escribía Isabel Escobar. “Igual que en carnaval hay letras que nunca han salido porque la censura u otras circunstancias en las que ahora no vamos a entrar lo han impedido, hay un perfil de la sierra que ya jamás conocerán los que vengan tras nosotros”, apuntaba Antonio Morales en la suya, un trocito de su pregón de carnaval de 2004. La decisión del TSJA, por el momento, devuelve el paisaje y las vivencias a sus gentes.
«Queda ahora en manos de esos mismos poderes públicos, Ayuntamiento de Morón de la Frontera y autoridades ambientales y mineras de la Junta de Andalucía, que hasta la fecha han actuado de manera negligente, poner fin a tantos años de ilegalidades y corruptelas, y mediante la ejecución de esta sentencia ejemplar, garantizar la especial protección y conservación prioritaria de la Sierra de Esparteros de Morón de la Frontera, paralizando por tanto la actividad extractiva que la está destruyendo», afirman los ecologistas.
El PSOE gobernando en la Junta hasta hace unos meses, el PSOE gobernando el ayuntamiento hoy y desde hace años; estos eran los poderes políticos y administrativos que permitieron y autorizaron semejante barbarie. La pregunta es: ¿a cambio de qué?
Ya lo dijo el maestro Machado:
Caminante no hay camino, se hace camino al andar, paso a paso, golpe a golpe, verso a verso…
Persistencia, perseverancia infinitas, no hay otra.
Aunque no nos hagan caso no tirar la toalla como hace la mayoría de la gente a las primeras dificultades que surgen. El poderoso se frota las manos, es lo que quería.
Si se tienen convicciones y ideas claras es imposible tirarla.
Ahí tenemos, p.e., a Ecologistas en Acción como ejemplo de persistencia.