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Lo llaman democracia y no lo es
"Desde los jóvenes del 15M, hasta una figura política del más alto nivel, sabemos muy bien que padecemos una grave crisis democrática", asegura el autor.
La última película documental producida por Al Gore sobre el cambio climático lleva el título de: Una verdad muy incómoda. Y es cierto que se trata de una verdad muy incómoda. Desde luego muy incómoda para la derecha, pero me temo que buena parte de la izquierda tampoco se siente muy a gusto con esa verdad. En la película podemos oír en boca de un ex vicepresidente de los EE.UU. estas palabras: “Para poder abordar la crisis medioambiental antes habrá que dedicarle tiempo a resolver la crisis democrática, porque ahora los grandes capitales tienen mucha influencia. Nos han pirateado la democracia, los grandes contribuyentes son los que mandan”. ¡Nos han pirateado la democracia! Lo dice una persona que no ha podido estar más en el centro de la vida política de la nación que se considera la primera democracia del mundo y el modelo de todas las democracias. Parece que no andaban muy desencaminados los jóvenes que en el 15M gritaban una y otra vez: «¡Le llaman democracia y no lo es!«
¡Le llaman democracia y no lo es! Lo hemos repetido muchas veces, y lo olvidamos muchas más. Sobre todo cuando llegan unas elecciones. Entonces todos los partidos llenan páginas y páginas con sus programas, exponiendo todo lo que van a hacer si son elegidos, si la mayoría de la población les apoya. Lo cual se cumpliría… si esto fuera realmente una democracia. Pero desde los jóvenes del 15M, hasta una figura política del más alto nivel, sabemos muy bien que padecemos una grave crisis democrática.
Y yo me pregunto: muchos de los que redactan esos programas, y prometen formalmente cumplirlos si la mayoría los elige, ¿no han coreado muchas veces eso de “le llaman democracia y no lo es”? ¿Qué pasa? ¿Que ahora sí lo es? ¿Qué es lo que ha cambiado? Por mucho apoyo popular que tengan, ¿piensan que el poder económico les va a dejar realizar tranquilamente un programa que cuestione seriamente los privilegios de la oligarquía? Y si no los cuestiona, ¿qué leche de programa de izquierdas es ese?
Al Gore habla de crisis democrática y crisis medioambiental. No podemos olvidar ninguna de las dos. Hace ya más de cuatro años un grupo de científicos y ecologistas españoles lanzó el manifiesto Última llamada. En él podíamos leer: «La sociedad productivista y consumista no puede ser sustentada por el planeta. Necesitamos construir una nueva civilización capaz de asegurar una vida digna a una enorme población humana (hoy más de 7.200 millones), aún creciente, que habita un mundo de recursos menguantes. Para ello van a ser necesarios cambios radicales en los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial: y sobre todo en los valores que guían todo lo anterior«.
Entre los firmantes del manifiesto podemos encontrar a Pablo Iglesias y Alberto Garzón. ¿Se daban cuenta de lo que firmaban? ¿De lo que supone la necesidad de construir una nueva civilización, la necesidad de cambios radicales? ¿Se recoge eso en los programas de Unidas Podemos? ¿O más bien se hace política de mercado, ofrecer lo que la gente está dispuesta comprar?
Una vez más tengo que recordar la frase de Orwell: «En tiempos de engaño universal, decir la verdad ya es revolucionario». Sólo sobre la verdad se puede construir un edificio sólido. También se ha dicho con mucha razón que una diferencia muy profunda entre la derecha y la izquierda es la confianza en los seres humanos. Una mentalidad de derechas piensa que los seres humanos tenemos el egoísmo arraigado en lo más profundo, y que este sistema actual es lo mejor que podemos construir. Una mentalidad de izquierdas reconoce todas las debilidades que como seres humanos tenemos, pero que también tenemos una aspiración al bien y a la verdad, un deseo de justicia y fraternidad. Y que, si vemos claramente los objetivos, seremos capaces de construir un mundo más humano y más solidario que el actual.
«EN TIEMPOS DE ENGAÑO UNIVERSAL DECIR LA VERDAD YA ES REVOLUCIONARIO»
y se paga caro y si no que se lo pregunten a JULIAN ASSANGE:
EL CALVARIO DE JULIAN ASSANGE Y LA FARSA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.
El relator especial de la ONU dice que Julian Assange presenta síntomas de tortura psicológica.
Esta semana pasada, el relator especial de la ONU sobre tortura, profesor Nils Melzer, tras su visita del 9 de mayo a Julian Assange en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh -más conocida como el Guantánamo británico- dijo que el periodista había sido sometido a un tratamiento punitivo cruel, inhumano y degradante, como parte de una “incesante campaña de acoso público, intimidación y difamación (…) no sólo en Estados Unidos, sino también en Reino Unido, Suecia y más recientemente Ecuador”. Estos gobiernos, ha dicho el relator, “ya sea por complacencia en el mejor de los casos o por complicidad en el peor (…) han creado una atmósfera de impunidad para vilipendiar y abusar a placer de la persona de Assange”, e incluso para pedir públicamente su asesinato, como hizo Hillary Clinton. La mayor preocupación del profesor Melzer es que, si extraditan a Assange a los Estados Unidos, hay mucha probabilidad de que no tenga un juicio justo, se le condene a cadena perpetua -si no a muerte-, se violen sus derechos humanos y sea sometido a tortura.
Melzer, que ha trabajado durante veinte años con víctimas de guerra, violencia y persecución política, ha declarado que “nunca ha visto que un grupo de estados democráticos se apandillen para aislar, demonizar y abusar deliberadamente de un solo individuo durante tanto tiempo y con tan poca consideración por su dignidad humana y respeto a la ley”. Claro que se trata de un individuo que, junto a otros, ha dado a conocer al público los graves delitos cometidos por esos mismos “Estados democráticos”.
Para muestra, un botón. Fueron las fuerzas estadounidenses -como reveló Chelsea Manning- las que ordenaron no investigar cómo sus militares aliados en Iraq azotaban a los prisioneros con pesados cables, los colgaban de ganchos en el techo, les horadaban las piernas con taladradoras eléctricas y abusaban sexualmente de ellos. De los 190.000 muertos en Iraq y Afganistán, de acuerdo a la estimación secreta realizada por Estados Unidos (groseramente subestimada), 66,081 fueron oficialmente clasificados como no combatientes. Como ha expresado el galardonado periodista Robert Fisk:
“Los responsables de estas atrocidades deberían ser juzgados, extraditados de dondequiera se hallen y encarcelados por sus crímenes de lesa humanidad. Pero no, vamos a penalizar a los que filtraron las atrocidades (…) De lo que se trata no es de que estos hayan violado la ley, sino de la vergüenza y el temor de nuestros servicios de “seguridad” a ser llamados a responder por lo que hicieron”.
En efecto, se persigue a Assange, mientras reputados criminales de guerra, no juzgados ni extraditados, como Tony Blair en Gran Bretaña, George W. Bush en Estados Unidos, (Aznar, el mayordomo de Bush), junto a Henry Kissinger, Elliott Abrams -nombrado por el régimen de Trump para los asuntos de Venezuela- y tantos otros, viven plácidamente en sus mansiones. A estos no hay que juzgarlos y penalizarlos, sino a quienes exponen sus crímenes.
http://canarias-semanal.org/art/25354/el-calvario-de-julian-assange-y-la-farsa-de-la-libertad-de-expresion
USA se considera a sí misma la primera democracia del mundo; pues o bien son unos hipócritas o unos ignorantes.
Un país; USA, madre del capitalismo/imperialismo, de las mayores desigualdades económicas, dónde hay más incultura, pobres, marginados y alienados que en cualquier país normal; así vota luego la incultura…
Y luego a la voz de la incultura, a la voz de la manipulación, de la desinformación, a la dictadura de los mercados, le llaman democracia.
Desde luego que no lo es, Antonio.
«En tiempos de engaño universal, decir la verdad ya es revolucionario». Revolucionario y peligroso. Así acabo el anarco-comunista Jesús de Nazaret.
«No os incomodeis por pequeñeces cuando el objetivo es grande» es una reflexión que debiéramos tener presente la gente de izquierdas; pero los egos nos pueden. Muchas somos la gente de izquierdas que debemos trabajarnos en la honestidad, en la pureza de intenciones para no sucumbir en las primeras trampas y pruebas que nos tiende el poder.