Cultura
François Ozon: “La Iglesia no sigue el Evangelio porque no protege a los más débiles”
El director francés estrena ‘Gracias a Dios’, la película sobre la pederastia que ha puesto contra las cuerdas a la alta jerarquía eclesiástica y que ha conmocionado a casi un millón de espectadores y espectadoras en su país.
Gracias a Dios, la última película de François Ozon, narra cómo unas víctimas de pederastia de Lyon se unieron para crear La palabra liberada, una asociación que ha puesto a la Iglesia católica francesa contra las cuerdas. Los casos de abusos sexuales a niños eran conocidos desde los años ochenta pero nadie en la jerarquía eclesiástica hizo nada por impedirlos. El padre Preynat, con decenas de víctimas a sus espaldas, seguía dando misa y catequesis a niños en 2015. Un año más tarde, cuando el escándalo se hizo ya insostenible, el cardenal y arzobispo de Lyon Philippe Barbarin dio una rueda de prensa en Lourdes en la que pronunció la famosa frase que da título al filme: “Gracias a Dios, la mayoría de estos hechos están prescritos”.
Aquel lapsus evidenciaba la falta de empatía de la Iglesia respecto a las víctimas de abusos sexuales. En marzo de este mismo año, Barbarin fue condenado a seis meses de prisión (con pena en suspenso) por no denunciar las agresiones pederastas en su diócesis. A continuación, presentó su carta de renuncia como cardenal y, en un acto más de frialdad e incomprensible desapego a las víctimas, el papa Francisco rechazó su dimisión. “Es catastrófico para la imagen de la Iglesia, porque Francisco ha dicho muchas veces que la institución debe tener tolerancia cero con los pederastas, pero sus actos no se corresponden con sus palabras”, explica Ozon. “Barbarin contribuyó a la elección de Francisco como papa y son muy amigos, pero aun así la decisión del papa es absolutamente increíble. Ni siquiera los católicos más fervientes de Lyon pueden entenderla”.
¿Qué le ha empujado a rodar esta película? ¿Cuál es su implicación personal? ¿Vivió o fue testigo durante su infancia de algún episodio similar?
Conozco muy bien la institución porque yo he recibido una educación católica. Esa es mi cultura y no me arrepiento en absoluto de ella porque, al fin y a la postre, me ha enriquecido. Perdí la fe durante mi adolescencia porque entendí muy rápidamente que había una hipocresía entre los textos y el catolicismo con el que yo convivía. Al volver sobre el tema para hacer esta película y leer los testimonios de las víctimas en la web de La palabra liberada, me acordé de un sacerdote de mi infancia, un poco raro, que nos decía “cuando juguéis al escondite, venid a este sitio conmigo”. Pero nada más. Luego he pensado que podría haberme ocurrido algo y que eso me habría conmocionado. Yo no sufrí abusos pero mucha gente cercana a mí sí, tanto dentro como fuera de la Iglesia.
El personaje más misterioso de toda esta historia es el padre Preynat. Él ha reconocido siempre su culpabilidad.
Considero que es importante huir del maniqueísmo y retratar la humanidad de todos los personajes. Incluso en el peor de los monstruos hay algo de humanidad. Yo le pedí al actor que interpreta a este cura [Bernard Verley, que por cosas del azar había interpretado al mismísimo Jesucristo en La vía láctea (1969), de Luis Buñuel] que lo representara como si fuera un santo aun siendo un criminal, como si no se diera cuenta de lo que había hecho. Porque eso ocurre: muchos sacerdotes y mucha gente de la jerarquía católica no se dan cuenta del sufrimiento que han causado a los niños. Y creo que eso es lo más importante, porque la sociedad ha cambiado y la perspectiva sobre la pederastia también. La generación de mis padres reaccionaba diciendo: “Bueno, no es tan grave, ya ha pasado mucho tiempo de eso, hay que pasar página”. La ciencia ya ha demostrado que los abusos en la infancia pueden destruir la vida de una persona. Hoy lo sabemos, pero hay curas que no lo han comprendido.
¿Cree que hay relación entre una asociación como la de La palabra liberada y el movimiento #MeeToo?
Hay evidentemente un cuestionamiento de las élites y de las instituciones. El cambio no puede llegar de la jerarquía o de los políticos. El cambio solo puede llegar a través al pueblo, a través de la base. Es lo que ocurre con las víctimas de La palabra liberada, con las mujeres del #MeeToo y también con el movimiento de los chalecos amarillos. Es gente que sabe que hay que actuar porque las élites no cambiarán por sí mismas. No quieren cambiar. El éxito de esta película en Francia viene también de eso, del hecho de que los católicos están interesados en que la Iglesia cambie. Son fieles practicantes y están escandalizados por los casos de pederastia. Por eso han ido en masa al cine.
Director de éxito
Ozon siempre ha sido un director taquillero en su país, pero las cifras de esta dolorosa película de dos horas y media han sorprendido a sus propios productores. 900.000 franceses han ido a verla. A su favor ha jugado la pretensión de la Iglesia de que la cinta, al tratar sobre delitos que siguen bajo investigación, no se proyectara apelando a la presunción de inocencia. Y, claro, no hay como querer censurar algo para que la gente quiera verlo: “Le han dado mucha publicidad. Cuando les dije a mis productores que quería hacer una película sobre la pederastia la verdad es que no se entusiasmaron con la idea. Pero la película ha sido un gran éxito, no resultó muy cara y ha sido extremadamente rentable. Soy consciente, en cualquier caso, de que para un director novel hubiera sido imposible levantar un proyecto así. Sin mi notoriedad, sin los éxitos de mis anteriores películas este filme no habría existido”.
Los otros éxitos de los que habla son películas muy alejadas en su tono y su forma de la sobriedad de Gracias a Dios. Van desde el musical grand guignol de 8 mujeres (2002) al thriller hitchcokniano de Swimming Pool (2003) y de la comedia sobre la guerra de sexos de Potiche, mujeres al poder (2010) a ese perturbador análisis de la lucha de clases que era En la casa (2012). Siempre le gustó el morbo, como demostró en Amantes criminales (1999), una versión sexualizada del cuento de Hansel y Gretel, o en Joven y bonita (2013), su contribución, tan francesa y tan nociva por otra parte, a la representación de la prostitución en el cine.
Nunca fue un director comedido, por eso sorprende su contención actual. “No existe el ‘sello Ozon”, explica el director haciéndose pasar por artesano del cine. “Y además me da igual. Eso son etiquetas inventadas por los periodistas. Yo no tengo ese ego. Lo único que me interesa es contar una historia de la mejor forma posible, encontrar el estilo más apropiado para contar esa historia. En esta película no he tenido que hacer muchos movimientos de cámara ni nada espectacular. Es una película sobre la palabra. La gente tiene que oír esa palabra. Eso era lo único importante en la puesta en escena”.
Para levantar esa austera puesta en escena se vio obligado a llevar el rodaje en el más absoluto secreto. El título de trabajo era diferente, la sinopsis para pedir los permisos era muy escueta y no entraba en el meollo de la pederastia, y para rodar las escenas que transcurren dentro de un templo se fue a Luxemburgo y Bélgica, ya que de otro modo habría tenido que obtener la aprobación del propio arzobispo de Lyon, monseñor Barbarin. Y Barbarin es la clave de esta película, no Preynat, no el sacerdote pederasta sino el cardenal que trata de ocultar sus crímenes. “Como dice el personaje de François [interpretado por el actor Denis Ménochet], el verdadero problema es la omertà, es el silencio de la Iglesia, que sabía desde hacía años que este cura tenía, como él mismo dice, ‘un problema con los niños’, y que no hizo nada. Ese es el verdadero escándalo”.
¿Por qué cree usted que se llegó a eso? ¿Por qué silenciaron esos crímenes durante 30 años?
Creo que es porque la Iglesia ha considerado la pederastia como un pecado. Un pecado más, como la homosexualidad, como el adulterio, como el aborto. Se dice que no está bien, se confiesa el pecado y asunto terminado. La Iglesia ha funcionado así durante siglos y continúa haciéndolo. Prefieren proteger la institución en lugar de proteger a los niños. Eso es lo escandaloso. La Iglesia no sigue el Evangelio, que dice que hay que proteger a los niños, que hay que proteger a los más débiles. La Iglesia se protege a sí misma, no a los débiles. Ese es el gran drama de toda esta historia.
¿Cree que vivimos un tiempo en el que es más difícil que ocurran casos como estos?
Sí, porque lo que ha cambiado es que los padres jóvenes de hoy hablan con sus hijos. Mis padres nunca me dijeron “ten cuidado con los adultos”, “tu cuerpo es tuyo” o cosas así. Yo creo que los padres de hoy son capaces de escuchar a sus hijos, cosa que antes no ocurría. Ha habido un cambio en la sociedad.
El ‘monstruo’ Ménochet cambia de registro
Quentin Tarantino dijo de Denis Ménochet que era “el Robert Mitchum francés”. Trabajaron juntos en Malditos bastardos (2009). “¡Pero de eso hace ya mucho tiempo! ¡Ahora soy el Orson Welles francés!”, dice riendo mientras se palmea la barriga. Ménochet tenía un papel muy corto en aquella película: era el padre de Shosanna, heroína de la Resistencia francesa que logra escapar in extremis de las garras del coronel Landa tras esconderse bajo el entarimado de la cabaña familiar. Ménochet acompaña al director de Gracias a Dios en su visita de promoción a Madrid. Interpreta a François, una de las víctimas de Preynat y miembro fundador de La palabra liberada. De los tres protagonistas, es el más indignado, el que se revuelve con más energía contra el abuso sufrido en el pasado. Acude a los medios. Quiere armar revuelo. Es un hombre iracundo, expansivo, y de alguna manera impregna con su personalidad todo el relato de Ozon. Así pues, ¿es Gracias a Dios una película hecha desde la ira? Ozon no lo cree. Ménochet, sí. “Es que yo soy así –confiesa el actor–. Cuando veo injusticias y veo que nadie interviene, que es lo que ocurrió con la Iglesia de Lyon, me subo por las paredes”. El director tiene un discurso menos sanguíneo, más intelectualizado sobre la génesis de su filme: “No ha sido la ira la que me condujo hasta esta historia. Yo quería hablar de las emociones masculinas, sobre cómo expresan sus emociones los hombres. Habitualmente, los hombres en el cine encarnan la acción. Son las mujeres las que muestran la emoción. He hecho muchas películas sobre mujeres fuertes y ahora quería hacer una sobre hombres frágiles”.
El caso de Ménochet es especial porque con este título cambia totalmente de registro: del hombre feroz de Custodia compartida al hombre herido de Gracias a Dios. “Bueno, ese es mi trabajo. Y lo adoro. Un día hago de maltratador, al siguiente de piloto en 7 días en Entebbe… Tengo mucha suerte de dedicarme a este oficio y me gusta implicarme a fondo. Es mi pasión”. Tan en serio se lo toma que es consciente de que su personaje en Custodia compartida condiciona hoy la visión que se tiene de él. Después de haber encarnado a aquel hombre que helaba la sangre, la gente le teme. “Una amiga mía vio la película y cuando nos volvimos a ver me pegó un bofetón. Y otra la vio estando embarazada y se puso muy enferma”, relata entre apesadumbrado y orgulloso. “Supongo que esas reacciones son en realidad un halago a mi trabajo”.
Tras la buena acogida en Francia de Gracias a Dios, el público vuelve a acercársele pero no para recriminarle. Al contrario. “En París hay mucha gente que me para por la calle y que está muy emocionada. Hace poco un hombre me agarró del brazo y me contó llorando que había ido a ver la película con su esposa. Un tío suyo había abusado de él cuando era niño pero no se lo contó a su mujer hasta después de ver esta película. Y esa conversación lo había liberado. No sé si la película servirá para cambiar algo de manera general o en las altas instancias. Pero en el ámbito cotidiano, respecto a nuestros niños, a vigilar más ciertas cosas, a hablar, a aprender a escuchar al otro, creo que sí. Ya está cambiando”.
A raíz de su estreno, Ozon se ha acostumbrado a contestar una pregunta muy íntima cuya respuesta tiene ya perfectamente preparada: ¿Cree usted en Dios? “Ya he dicho que perdí la fe siendo adolescente, pero aún hoy, si me subo a un avión y hay turbulencias, se me escapa una pequeña oración”. El afable Ménochet, con su rotundidad por delante, contesta en perfecto castellano: “Yo no creo en Dios. Yo solo creo en Meryl Streep”.
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Niños crecidos que aún creeis en los reyes magos….
Despertad, madurad, pensar por vosotros mismos…
¿Alguien es testigo de que un hombre justo, por lo que cuentan, nombrara como sus representantes a vividores, compinches de los más poderosos, de la genocida dictadura capitalista, a dictadores de la peor condición…
Nos dan pruebas de ello cada día:
«La Fiscalía de Sevilla ha decidido archivar la denuncia interpuesta por los representantes de la asociación Sociedad Andaluza de Juristas 17 de marzo contra la Antigua y Fervorosa Hermandad de la Santa Cruz y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de la Piedad, conocida popularmente como Hermandad del Baratillo, contra la decisión de la Junta de Gobierno de vestir la talla de María Santísima de la Caridad en su Soledad, conocida como Virgen de la Caridad, un fajín del general Francisco Franco al considerar que los hechos expuestos “no son constitutivos de delito”.
el catolicismo se cargo al cristianismo cuando masacraron a ls cataros en Montsegur alla por el S 12º
y eso qe el evangelio ya estaba muy apañado para inducir en la gente una mentalidad sumisa misticomasoca mientras qe a ls ricos se les daba alas en su sadomaterialismo : la manipulacion dl neoliberalismo nacio ahi
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la inquisicion se qedaba todo lo de ls reos
la 1ª cruzada fue puro imperialismo pqe en Jerusalem se podia entrar :
Ls moros creian qe Jesus era un profeta en cambio ls judios NO ,
pqe lo mataron ellos
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concepto oriental d dios :
se callan qe en la biblia, como vestigio del libro iniciatico qe era en su comienzo, anclado en la sabiduria mas oriental, ponia qe dios dijoq e ya somos como el a su imagen y semejanza
Dioe es energia, la energia no s epuede demostrar esta en to y to lo crea = dios
la materia es energia cn una determinada vibracion d onda
= nº cuerpo es energia = somos dios = meridianos d acupuntura
Para no perder esta armonia divina
solo buenas acciones-pensamientos sentmientos =solidaridad ecuanimidad pedagogia a la medida de la inocencia del qe la recibe
dieta salud ejercicio actividad reflexion cultura etc etc
pero ls catolocos roban
a 1º dl siglo 19 s apropiaron d tierras d campesinos y fueron masacrados por el dictador primo d RIVERA
a 1º d s 20º asnarPP ls permite apropiarse d edificios publicos y no pagar encima el IBI
encima concordato, qe es lo unico privatizable, ya qe la religion entra en lo oersonal y solo beneficoia a quien la practica,
= financiamos sus lujos d curas pederastas y su tele reaccionaria pqe solo una peq parte va a caritas y aun se qejan de qe se gfinancia a ong etc
y ls asoc qe mas reciben son ls fraqbnuistas y ultras
Los abusos sexuales en la infancia no sólo deja secuelas permanentes en la vida de las víctimas (alteraciones del sistema inmune y hormonal que desencadenan enfermedades crónicas y trastornos mentales), también producen cambios a nivel epigenético (metilación de las histionas) y alteración en tamaño y funciones de las estructuras cerebrales. Estas modificaciones son transmisibles a la descendencia de esos niños, es decir, el daño es permanente durante generaciones.
Hay numerosa evidencia científica que puedo proporcionar.
Es necesario que esto se conozca y trascienda para que se pueda actuar tanto a la hora de ayudar a las víctimas como para evaluar los daños a nivel legal.
Saludos.