Opinión
Nunca supe qué le pedía mi abuela a la virgen
"El responsable de la tragedia familiar, Queipo de Llano, descansa con honores a pocos metros de la imagen que ella veneraba. Lo que sí sé es lo que hoy la sociedad civil clama a las instituciones".
Recuerdo que de niña mi abuela Frasca me llevaba con ella a visitar la Basílica de la Macarena. Rápidamente enfilábamos hacia el final, sin mirar a los lados. Allí, a los pies de la imagen de la Macarena se postraba y rezaba con la cabeza agachada. Nunca supe qué le pedía mi abuela a la virgen. Me sobrecogía el silencio de aquel lugar rodeado de penumbra y la figura de mi abuela vestida de negro. Esos recuerdos se quedaron en mi memoria de niña y siempre me han acompañado.
Mi abuela era una de tantas víctimas de la represión franquista. A raíz del intento de golpe de Estado del 36, asesinaron a su padre y a un hermano de 27 años, y otros dos hermanos, de 30 y 20 años fueron enviados a campos de concentración y padecieron duros años de cárcel. La casa familiar les fue incautada por orden del ejército fascista. Cuando esta tragedia sacudía a mi familia, mi abuela tendría unos 25 años, estaba casada y fuera del domicilio familiar. Nunca supe si ella también fue víctima de alguna tropelía por parte de los golpistas.
En la misma Basílica donde mi abuela rezaba con fervor a la Macarena se encuentra hoy enterrado, en un lugar privilegiado, a la vista de todos, el general Queipo de Llano.
Entrando, a la izquierda.
Hasta hace pocos años en su lápida se podía leer la fatídica fecha del 18 de julio de 1936. Hasta hace muy pocos años, la Macarena desfilaba de madrugada por las calles del barrio de San Julián, último bastión de resistencia antifascista, con un fajín militar que Queipo de Llano le regaló.
No creo que sea necesario explicar quién fue Queipo de Llano: baste decir que bajo su mandato se llevaron a cabo en Andalucía las grandes matanzas que fueron la base sobre las que se sustentó el régimen franquista. Las palabras que Queipo de Llano pronunciaba desde Radio Sevilla eran el anticipo del terror que después sus tropas, una vez tomados los pueblos, llevaban a cabo. Pueblo a pueblo, calle a calle, casa a casa. Porque Queipo señalaba y sus hombres ejecutaban. La represión alcanzó cifras que aun hoy escandalizan: más de 50.000 personas en Andalucía la sufrieron. Hombres como mi bisabuelo Juan, padre de mi abuela, asesinado por colaborar con el legítimo gobierno de la II República española, mujeres rapadas y vejadas, sospechosas de haber bordado una bandera tricolor, de ser compañera o madre de un alcalde o de un miliciano… niños que quedaron huérfanos de la noche a la mañana por las ideas de sus padres. Muerte, humillación, hambre, miseria, miedo y dolor rodean los relatos de aquellos años de guerra y posguerra.
En nuestra comunidad andaluza, más de 700 fosas comunes albergan las pruebas de desapariciones forzadas, delitos recogidos por el derecho internacional como de lesa humanidad. Y después de 80 años, ahí siguen. Ofreciendo tanto a nivel nacional como internacional un espectáculo que nos llena de vergüenza, aunque en honor a la verdad, a algunos más que a otros. Nos referimos a los gobernantes de las instituciones públicas que tanto a nivel local como autonómico han llevado a cabo escasas e insuficientes iniciativas de memoria histórica destinadas a sanar y cerrar heridas de una vez y ofrecer a las víctimas del franquismo verdad, justicia y reparación.
La Ley 2/2017, de 28 de marzo, de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, fue aprobada en el año 2016 en nuestro Parlamento sin ningún voto en contra, incluida la derecha del PP y Ciudadanos, que se abstuvieron. En su artículo 32 punto 1 establece, en relación con los elementos contrarios a la memoria histórica y democrática: “La exhibición pública de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones, como el callejero, inscripciones y otros elementos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública, realizados en conmemoración, exaltación o enaltecimiento individual o colectivo del golpe militar de 1936 y del franquismo, de sus dirigentes o de las organizaciones que sustentaron al régimen dictatorial, se considera contraria a la Memoria Democrática de Andalucía y a la dignidad de las víctimas”. Y en el punto 4: “Cuando los elementos contrarios a la Memoria Democrática estén colocados en edificios de carácter privado con proyección a un espacio o uso público, las personas propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos”.
Este es el caso que nos ocupa. No se me ocurre que haya en Andalucía mayor símbolo fascista que la tumba donde se encuentran los restos del general Queipo de Llano. Y mira que aún siguen existiendo símbolos en nuestras ciudades. Y ahí sigue, en la Basílica de la Macarena, un lugar privado pero de una gran proyección pública, abierto mañana y tarde a todos aquellos que, devotos o no, visitan este lugar. Incumpliendo el artículo 32 de la Ley de Memoria Histórica andaluza.
En abril se cumple el plazo de un año que la Junta de Andalucía concedió a los organismos públicos o privados para la retirada de símbolos. Pero el panorama no es esperanzador, ya que en la Junta de Andalucía ya no está el mismo gobierno y los que manejan ahora las riendas ya han anunciado la derogación de la Ley y la implantación de otra de Concordia.
El movimiento memorialista de Sevilla ha solicitado en repetidas ocasiones tanto al Parlamento andaluz como al Ayuntamiento que cumplan con la Ley de Memoria Histórica. A las puertas de la Basílica de la Macarena se han organizado, durante el año 2018, dos actos solicitando la retirada de la tumba de Queipo de este lugar, con notable asistencia de personas y asociaciones memorialistas. La Hermandad de la Macarena guarda silencio.
Nunca supe qué le pedía mi abuela a la Virgen de la Macarena siendo consciente de que el responsable de la tragedia familiar descansaba con honores a pocos metros de la imagen que ella veneraba.
Lo que sí sé es lo que hoy la sociedad civil clama a las instituciones. Y quiero pensar que, en ese clamor, la voz de mi abuela Frasca pidiendo Justicia y Reparación es una más.
Y que para ello ya no baja la cabeza.
La reconciliación nacional y la transición aparentaron sellar una cadena de pactos de los que la mayor parte de las veces sólo se habla para referirse a los de la Moncloa, la Constitución, los Estatutos de Autonomía o los pactos sociales.
Es falso. No hubo más que un único pacto que fue el del silencio, el de enterrar la memoria histórica para siempre y el de arrojar tierra encima de las tumbas y de las cunetas.
(Juán-Manuel Olarieta)
Dias pasados solicitaban mi permiso para enviar mi mail a alguien que leyò lo que escribì, lo dais sin ningun problema, gracias
Me siento tan identificada con este relato… tan parecido a otros, al de mi familia, tres hermanos de mi madre fusilados en Puebla del Rio, ella señalada son su cabeza rapada, tan bella, tan noble, tan dolorosa… por todos sus años vida, no dejó de penar por la injusticia de quienes se apropian de la vida de otros… vino a Argentina con nosotros, su familia a llorar sus ausencias, como los girasoles con los pies en Buenos Aires y su corazón en Sevilla… éste dolor lo llevaremos a cuestas varias generaciones… hasta cuando?, siguen los cómplices mirando para el costado… Por la memoria de la hermosa Dolores García Melero, que cometió la osadía de lucir el traje de la República, y por mis tiitos … Isabel Gutiérrez García
Cuanta razón tienes Pedro Botero, ¡cuanta!
«La iglesia es un negocio, los curas los negociantes, cuando tocan las campanas acuden los ignorantes».
LAS REIVINDICACIONES FEMINISTAS NO PUEDEN OLVIDAR EL LAICISMO.
El feminismo ha de incorporar el laicismo en sus reivindicaciones a los partidos políticos. De no hacerlo estará dejando de lado una parte de la lucha por la igualdad que las religiones obstaculizan a diario. Vamos a ser cómplices con nuestro silencio?
Me siento muy orgullosa de formar parte del movimiento feminista, de sus conquistas, de sus objetivos y de su crítica política al sistema neoliberal que apoyándose en su aliado natural, el patriarcado, se ceba fundamentalmente contra las mujeres.
Aprovechando la campaña electoral , el movimiento feminista ha presentado a los partidos políticos un documento con 84 propuestas reivindicativas pero no hay concreciones ni hoja de ruta hacia el estado laico, la laicidad de las instituciones, y muy especialmente en la educación.
No podemos olvidar la gran contradicción de mantener el dogma religioso en la escuela ya que refuerza los estereotipos de género, algo con lo que las feministas queremos acabar y por otro lado reivindicar la formación en igual de género.
La religión no puede estar en el sistema educativo ya que es contraria a la igualdad por la que luchamos las mujeres.
Hemos de reivindicar también que la religión salga de la escuela.
Y esta falta de libertad de conciencia seguirá mientras continúen los acuerdos con la Santa Sede que les permiten todos los privilegios e influir en las mentes desde edades muy tempranas. Es el poder de las aulas y el control de sus almas.
La Iglesia Católica con su tutelaje y sus privilegios, se sitúa por encima de los derechos civiles y muchas veces en contra de los derechos humanos conquistados, como lo vemos prácticamente a diario, desde los cursos para curar la homosexualidad o la equiparación del feminismo al machismo con faldas. Los ejemplos serían interminables.
El feminismo es el movimiento político más potente y con una alternativa transformadora para la humanidad pero no puede olvidarse de la laicidad. Hay que dar este necesario paso.
Raquel Ortiz
Feminista y Laicista
Coordinadora de Valencia Laica
España está llena de abuelas Frascas que rezan a los muñecos de madera que representan a quienes les masacraron y de obreros pobres que votan a las derechas que les masacran actualmente. Así nos fue y así nos va.
Gracias Paqui, Compañera: Leo, con lágrimas en los ojos tu artículo. Las circunstancias de mi familia, a la caída de Madrid, fueron muy similares, agravadas por tantas calamidades como hubieron de sufrir durante tres años de ataques fascistas, inmisericordes, contra una población indefensa ante sus bombardeos aéreos.
Yo tampoco puedo imaginar cómo rezaría mi difunta madre, católica «a macha martillo», después de la terrible represión que se llevó por delante a varios tíos míos, a mi abuelo materno, a todos los bienes materiales de la familia, a los empleos de mi padre y hermano mayor, a la libertad de otra santa, mi tía, presa (secuestrada, porque los fascistas no eran ninguna autoridad) en la isla más alejada, y a la de mi padre y hermano mayor, que habían luchado heroicamente, codo con codo, haciendo huir a los fascistas italianos en la Batalla de Guadalajara y que se vieron recluidos, durante años en campos de concentración..
Ella sólo decía que Dios haría justicia en el cielo, especialmente, con los curas y obispos que bendecían y hasta ejecutaban, también, aquellos crímenes… y que «Franco era un pobre desgraciado» (sic), eso fue lo más fuerte que les escuché a aquellas dos santas, martirizadas por el fascismo internacional.
Ellas no esperaban justicia aquí, porque sabían de sobra lo que nos esperaba, por eso no querían hablar, «para que no sufriéramos». Y yo, por mi experiencia, tampoco espero que haya justicia divina…
Sólo espero que la Verdad se siga abriendo paso, que se haga Justicia, algún día, en los libros de texto y que la Reparación llegue en forma de anulación de aquellas farsas sangrientas, que algunos se atreven a llamar «juicios sumarísimos» o «consejos de guerra», en los que tres o cuatro militarotes fascistas y rebeldes, se arrogaban el derecho de juzgar por «rebelión o auxilio a la rebelión» (el mundo al revés) a los que defendieron la Legalidad, la Democracia y el Progreso. ¡¡¡ VIVA LA III REPÚBLICA..!!!
Bravo Paqui Maqueda. También se debería restituir la propiedad de la finca el cortijo de Gambogaz, de 550 hectáreas, usurpada mediante extorsión a l@s ciudadanos de Sevilla mediante ‘aportaciones voluntarias’ realizadas casa a casa por partidarios de los sublevados y desde 1937 propiedad de la familia Queipo de Llano.