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Los viernes que cambiarán el futuro
"Hay que mantener la ilusión porque se puede revertir esta situación y se puede salvar nuestra tierra", escriben Álex Villa Narros y Elena Haza Alegre.
Álex Villa Narros / Elena Haza Alegre // En diciembre de 2015 se firmaban en Francia los Acuerdos de París durante la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP21) donde 96 países y todos los Estados miembros de la Unión Europea se comprometían a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para mitigar y reducir el calentamiento global. El acuerdo entró en vigor oficialmente en abril de 2016. Sin embargo, hasta la fecha, ninguno de los países ha implementado las políticas esperadas ni han cumplido con las bases del acuerdo.
Tres años después, el 4 de diciembre de 2018, la adolescente Greta Thunberg intervino en la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas (COP24), celebrada en Polonia, para hacer una dura declaración frente a los políticos de estos países que a nadie dejó indiferente y ha inspirado las movilizaciones y el activismo juvenil, haciendo crecer el movimiento ecologista. La contundencia del mensaje lanzado por Greta, que comenzó a protestar iniciando ella misma huelgas escolares en su ciudad natal, se convirtió en una de las principales inspiraciones del movimiento Fridays for Future, encabezado por miles de estudiantes y que en Europa se ha extendido a gran velocidad. Se trata de marchas y manifestaciones impulsadas por diferentes colectivos y activistas que tratan de ejercer presión a los gobiernos para que comiencen a aplicar medidas inmediatas para frenar el cambio climático.
Una de las ciudades que más se ha volcado con la causa ha sido Bruselas, donde se llegaron a reunir más de 70.000 personas en la Marcha Europea por el Clima el pasado enero. La capital belga acoge las sedes de los principales órganos europeos y todos los viernes desde principios de diciembre pasado se organizan estas marchas, impulsadas por el colectivo Rise for Climate, que están teniendo gran éxito a nivel internacional.
Acudimos a la séptima de estas marchas, que transcurrió el 22 de febrero y que contó además con la participación de la propia Greta Thunberg, convertida ya en estrella mediática, y que esa misma mañana habló alto y claro ante la Comisión Europea y su presidente, Jean Claude Juncker, para denunciar la inacción y la indiferencia institucional respecto a este tema tan vital.
“Esta es la única manera que tenemos de meter presión a los políticos, porque ellos pueden decir lo que quieran. Ellos critican mucho a los estudiantes, quieren que se conviertan en científicos pero hay suficientes científicos. No es la responsabilidad de estos jóvenes encontrar las soluciones. Es nuestra responsabilidad salir a la calle y pedir y exigir a los políticos que hagan su trabajo”, declaró el joven Feree durante la marcha iniciada en la estación Gare du Nord y que atravesó el corazón de la ciudad hasta concluir en Gare du Midi. Su acompañante, Nell, apuntilló: “Es un debate político, ahora los políticos están hablando sobre ello. Esta manifestación da una buena vista general del movimiento y de las cosas que estamos pidiendo. Lo que estos jóvenes piden a los políticos es que actúen ahora. Los políticos solo dicen que las medidas costarían mucho dinero, pero no se preocupan por el verdadero problema y no hacen nada, y si no haces nada no hay futuro para los niños.”
Aunque la imagen del movimiento se asocia con las huelgas escolares y las movilizaciones estudiantiles, lo cierto es que es transversal y gente de edades muy diversas se está uniendo al movimiento. Prueba de ello es la presencia de personas como Víctor Velkamp, hombre jubilado que acudió a la manifestación. “Intentamos que este problema llegue a todas las personas de Bélgica y del mundo. Aquí no hay solo jóvenes, también hay madres, padres, abuelos, que están uniéndose al movimiento y eso son unas muy buenas noticias porque este es un problema de todos los ciudadanos. El problema es que los políticos no quieren vernos».
También recordó que el próximo mayo se celebrarán elecciones generales en su país y que “los programas de los partidos están más interesados en destinar dinero en obras públicas y en otros asuntos que en el clima” y que ningún partido “se ha posicionado claramente al respecto hasta ahora”.
Al igual que Víctor, Aude acaba de cumplir los 60, pero acude a la huelga con la misma energía e ilusión que los y las cientos de jóvenes que se sumaron a la protesta. “He venido a la manifestación porque estamos destrozando el planeta de una manera horrible. Tengo miedo por mis hijos, pero sobre todo por mis futuros nietos. Tengo miedo de no ver nunca más la nieve, tengo miedo de que no podamos respirar más. El planeta Tierra es realmente hermoso, gracias a él estamos aquí y somos nosotros quienes lo estamos dañando”, declara.
En lo que todos parecen estar de acuerdo es en que la juventud está actuando y tomando partido en una lucha que es de todos. “Creo verdaderamente en la fuerza de la juventud para multitud de cosas, y para esta en especial. Es necesario que esta movilización continúe, que no se detenga, detrás de estos estudiantes, llegarán otros. Sois vosotros quienes debéis tomar el relevo de las anteriores generaciones. Hay personas de 80 años que no pueden unirse a las movilizaciones pero que desde las ventanas de sus casas se están asomando para animar a los estudiantes”, reiteró Aude en el momento en que la multitud se congregaba en torno al escenario que se alzó en la plaza de Gare du Midi.
En ese mismo lugar, aparecieron unos minutos algunos de los promotores de estas protestas, entre ellos, la propia Greta Thunberg. Especialmente emotivo fue el momento en el que habló frente a los manifestantes que la vitorearon orgullosos de seguir su ejemplo. “Es bueno tenerla porque habla alto y claro y realmente creo en la necesidad de que los jóvenes alcen su voz. Ha hablado duramente ante la Comisión pero, sobre todo, ha dicho la verdad. A veces solamente los más jóvenes pueden decir la verdad tal cual es sin ser influidos por los adultos”, explicó Feree al preguntarle por el poder de convocatoria de la activista sueca.
La sociedad civil está jugando todas sus cartas y la ola ecologista impulsada desde Fridays for Future ha llegado a España y otros países como Países Bajos, Francia, Grecia, Italia. Ahora solo falta que los gobiernos inicien sus acciones, que las empresas intervengan y se establezca un nuevo modelo productivo ecológico y sostenible. Pero sobre todo, hay que mantener la ilusión porque se puede revertir esta situación y se puede salvar nuestra tierra. Como sentenció Nell: “Hay personas que se desmotivan diciendo que ya es demasiado tarde y que no merece la pena movilizarse. Pero no estoy de acuerdo, se han comenzado a hacer cosas en muchos países. Es el momento de actuar, como vemos ahora mismo, en pleno febrero hace ya demasiado calor, es verdaderamente el momento”.
Es que los políticos están sometidos a la dictadura mundial del capital. Aquel que no se quiera someter simplemente ya no le dejan entrar en el «juego» o mediante juego sucio es prontamente apartado.
Socialismo real, (no «socialdemocracia» o socialismo PSOE) o barbarie.
La sociedad tenemos que entender que el capitalismo es incompatible con la salud de nuestro Planeta y con la armonía del ser humano.
Está muy claro; pero aún no nos hemos enterado. ¿Llegaremos a tiempo?.
Sólo si los pueblos despiertan, venceremos.
Jóvenes del mundo, me inyectáis esperanza.
Infinita gratitud, a tantas y tantas Gretas.