Sociedad

A ti, una dedicatoria revolucionaria

El periodista Raúl Solís presentó en Sevilla el libro 'La doble transición', en un acto protagonizado por mujeres transexuales y la clase obrera.

María José, Soraya, Mar, Miryam y Silvia caminan por Sevilla. R. S.

Hace unos meses, el periodista Raúl Solís publicó un artículo en La voz del sur en el que denunciaba el despido de varias camareras de piso de un hotel tras una inspección de trabajo solicitada por las propias trabajadoras. Tras dar la vuelta por multitud de medios de comunicación, las camareras lograron ser readmitidas. Ayer estas mujeres hacían cola en el Espacio Santa Clara de la capital andaluza para comprar un libro escrito por el mismo periodista, La doble transición (Libros.com), con el que, de la misma manera que con aquel artículo, pretende que cambien las cosas, que es, al fin y al cabo, un fin honesto del periodismo. 

En esta ocasión no son camareras de piso; algunas de ellas no porque no quisieran, sino porque no las dejaron. Otras no tuvieron más alternativa que la prostitución. Unas tienen la necesidad de olvidar para seguir viviendo. Y otras, para poder vivir con ‘normalidad’, niegan sus vivencias. En otros casos, no se callan y, sin haber estudiado ciencias políticas, han hecho más política que quienes se sientan en los parlamentos. Silvia Reyes, María José Navarro, Miryam Amaya, la Petróleo, la Salvaora, Soraya González, Mar Cambrollé, Manolita Saborido… Todas son mujeres transexuales, las que más sufrieron en la dictadura y las más olvidadas de la democracia, explicó en la mesa Cambrollé. 

Un momento de la presentación de ‘La doble transición’.

«Su transición política fue más lenta que la del resto de las personas», expuso la presentadora del acto, la catedrática de Historia e Instituciones Económicas Lina Gálvez, quien habló sin ambages de «auténtica violencia institucional» y de la necesidad de entender las leyes como derechos, no como favores. Ya saben –recordó– lo personal es político. Sin ellas, sin estas mujeres –remarcó el autor del libro–, el relato de la Transición no está completo. «Tenemos una deuda pendiente. La mayoría tiene necesidades materiales, muchas viven en exclusión social. El Estado tiene la obligación moral, política y ética de resarcirlas por el apartheid laboral que sufrieron, con una pensión o una indemnización», reivindicó Solís en la sala. Llenazo absoluto. Las camareras de piso, con sus libros en la mano, escuchaban con atención.

En aquel antiguo convento, un espacio bello jalonado con pinturas de vírgenes, se escucharon relatos duros, historias dolorosísimas: «La Administración le quitó a su hija adoptiva», «Dormía con un cuchillo por miedo a su padre», «Me metieron como en un nicho durante dos días»… Y también resonaron risas: «Yo llevaba dos rabillos en los ojos tan largos que por poco me los podía atar por detrás de la cabeza», «A mí me metieron en la cárcel de hombres y me quité la camiseta como ellos, con mis dos tetas empitonadas»… Pero hubo risas, claro, porque antes había habido revolución. «Yo voy a ser mujer transexual para toda la vida», dijo Silvia Reyes. «Me metieron en una cárcel de hombres, me trataban como a un hombre y por eso me quité la camiseta», recordó Miryam Amaya. «Una barra de labios, unas plumas y unas lentejuelas eran una transgresión a un sistema nacional-católico. Desde la feminidad se hizo la revolución», incidió Mar Cambrollé, La Pasionaria transexual, como la define el autor. «Se burlaron del franquismo en la cara», resumió Solís.

Las camareras de piso aplaudieron con fuerza, como el resto de la sala. Luego el periodista les firmó una dedicatoria: «Para Lucía, luchadora de las cosas de comer», escribió a una de ellas. Dos páginas después, Solís inicia su libro de la siguiente manera: «A mi madre, que la pusieron a fregar con nueve años y nunca me pudo enseñar a leer. A mi padre, por transmitirme el orgullo de ser obrero. A ti».  

Raúl Solís y las camareras de piso del Hotel Barceló Renacimiento.

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Comentarios
  1. SOFIA CIERCOLES, alcaldesa de Andorra (Teruel). Otra mujer valiente y luchadora.

    Las calles de Andorra han amanecido este sábado con varias pintadas anónimas en las que se amenaza de muerte a la alcaldesa de la localidad, Sofía Ciércoles. Se trata de la tercera vez en apenas 6 meses que se ve amenazada su integridad a través de pintadas realizadas en las calles del municipio en las que muestran su odio y amenazan de muerte a la alcaldesa de Izquierda Unida.
    “No se puede tolerar ni una sola amenaza más”, este tipo de actuaciones, además de amenazar coartan el trabajo de nuestros cargos públicos, un trabajo volcado en defender lo público y colectivo “frente a quienes, parapetados tras el anonimato y la violencia, persiguen intereses estrictamente individuales que distan mucho de ser provechosos para la mayoría social”.
    Izquierda Unida hace un llamamiento a la convivencia y exige el fin de estas “intolerables” conductas que “ponen en peligro la propia democracia”.
    Ciércoles ha reiterado que no teme por su vida y ha asegurado que no va a cambiar sus hábitos y que seguirá hasta el final del mandato trabajando por el pueblo «con la cabeza en alto». «Si están intentando intimidar y que flaqueemos, esta no es la vía».
    Teruel, cuna del universal Buñuel pero ¡ay! también de fascistas intoxicadores como Jiménez Losantos.
    Como estamos en franco retroceso evolutivo parece ser que en Teruel se ha impuesto la bruticie, la sinrazón del fascismo más cerril y caciquil.
    LARGA Y FELIZ VIDA, SOFIA.

  2. “El feminismo no puede ser otra cosa que anticapitalista, antirracista, antifascista y de clase. «Hemos visto emerger fenómenos aberrantes como la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, como Bolsonaro en Brasil, el crecimiento de la extrema derecha en Europa y también la irrupción de la extrema derecha rancia, españolista y misógina y homófoba de Vox en Andalucía en el Estado español».
    «Pero al mismo tiempo también hemos visto emerger «un enorme movimiento de mujeres que tiene una dimensión internacional, desde las manifestaciones masivas del Ni Una Menos en Argentina, a la lucha por el derecha al aborto en países como Polonia, o las grandes manifestaciones de las mujeres contra la llegada de Trump al gobierno del imperialismo norteamericano, y por supuesto también «las grandes manifestaciones y el movimiento de mujeres en el Estado español con lo que fue la gran huelga del 8M de 2018, una de las más importantes en el mundo».
    Vídeo charla-debate “El movimiento de mujeres ante el ascenso de la extrema derecha”, Madrid, 7 febrero, con Pastora Filigrana, Nuria Alabao y Andrea D’Atri.
    http://www.laizquierdadiario.es/El-feminismo-no-puede-ser-otra-cosa-que-anticapitalista-antirracista-antifascista-y-de-clase

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