Política

Esto no es el Congreso (afortunadamente)

"La que no sabe es ella. Yo no he visto nunca a esa señora por aquí", dice Rosario García, vecina del Polígono Sur, en referencia a Ana Oramas.

Rosario García, portavoz de la Plataforma Nosotros también somos Sevilla.

A las Tres Mil Viviendas no suelen ir mucho los políticos ni las políticas –y no es un desdoblamiento propio del lenguaje inclusivo–. En las Tres Mil Viviendas no suelen darse mítines. En las Tres Mil Viviendas cada familia sale adelante cada mañana como puede. Con presupuestos o sin ellos. Rosario García es una mujer menuda. Vive desde hace más de 30 años en el Polígono Sur, en Sevilla, donde se ubican las Tres Mil Viviendas. «Que ya no son las Tres Mil viviendas –corrige ella–: es la barriada Murillo». Rosario sabe lo que es correr delante de los grises, sabe lo que es trabajar siendo ama de casa, sabe lo que es la inseguridad, lo que es que te miren por encima del hombro, lo que es ser diferenciada de las demás niñas del colegio por ser pobre:

«Yo era de las niñas que iban con el babi blanco y el lacito en la cabeza, como otras muchas, porque éramos pobres. Sin embargo, las demás iban con uniforme porque eran las hijas de los ricos. Entonces yo no le daba importancia porque pensaba que eso era así, pero ahora que lo estoy contando veo la importancia y el matiz que eso tenía, porque no era tratada de la misma manera. Nosotras, las de familias humildes, no éramos diferentes a las otras porque íbamos igual de arregladas que ellas y con las cabezas muy limpias, porque las monjas nos las miraban una vez al mes para ver si teníamos piojos, lo digo así de duro, porque así es como lo viví. Y la verdad, nunca nos encontraron piojos, porque nosotras a pesar de ser pobres, nos lavábamos igual que ellas, solo que en vez de jabón bueno lo hacíamos con jabón verde que además era sano y desinfectante», cuenta en Mujeres antifranquistas, un libro de historias de vidas escrito por otra mujer incansable, Mercedes Liranzo.

Rosario sabe también que las cosas se consiguen peleando. Su primera batalla, nada más llegar al Polígono Sur, fue la ampliación de un colegio para evitar tener que cruzar una carretera cuatro veces al día. Desde hace varios años, una de sus principales batallas es la construcción de una comisaría que dé mayor seguridad a la zona. El próximo día 20, día mundial de la justicia social, tiene previstos varios actos para seguir reivindicando mejoras para su barrio.

«La que no sabe es ella. Yo no he visto nunca a esa señora por aquí», dice en referencia a Ana Oramas, la diputada de Coalición Canaria que ayer respondió a la ministra de Hacienda, la sevillana María Jesús Montero, de esta manera: «Vaya mitin, señora ministra. Esto no son las Tres Mil Viviendas, es el Congreso de los Diputados. Y usted es la ministra de Hacienda presentando unos Presupuestos». Afortunadamente, concluye Rosario, esto no es el Congreso: «Donde a veces veo unos comportamientos de gente que parece que no ha pasado por la escuela».

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Comentarios
  1. Que se sepa en Pol Sur no existe ninguna barriada que se llame 3000 viviendas el nombre de esta barriada es Bda Murillo Bartolome Esteban Murillo

  2. Sí, los del Congreso sí han pasado por la escuela. Eran los del uniforme. Ahí les enseñaron que eran mejores que los del babi, por limpio que lo llevaran. Que los del babi son de su uso y abuso, como ha dejado claro esa diputada y como lo dejó claro el Sr. Delibes en ”los santos inocentes». ¡No han cambiado tanto las cosas!

  3. Cómo ¿a veces? ….. ¡generalmente!, es tan triste ver hoy en día hablar a «sus señorías» destrozando una de las lenguas más preciosas del mundo que ya prefiero no escucharlos…. Y salvando esa «nimiéz» del lenguaje, lo que ya me hace llorar es la bajeza de sus intenciones, el destruir al contrario solo por siglas banderas o estupideces…. Se les nota mucho que la sociedad no les interesa un pimiento, solo su «puestito»….. Ay… Ay…. Cómo se extrañan los discursos políticos de los grandes, llámense Azaña o lo que sea….. Cuando los políticos no eran «licenciados en políticas» sino profesionales.

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