OTRAS NOTICIAS | Política

La impunidad de los crímenes en la Transición llega al Parlamento Europeo

Familiares de víctimas, encabezadas por el caso de Manuel José García Caparrós, denuncian la falta de justicia, reparación y verdad 40 años después.

Familiares de víctimas de crímenes en la Transición, durante su visita al Parlamento Europeo.

Mari Carmen Mañas entró ayer decidida en el Parlamento Europeo. Venció su reticencia a hablar en público y contó lo que había supuesto para su familia el asesinato de su hermano Juan y de sus amigos Luis Cobo y Luis Montero. Fueron torturados, desmembrados y calcinados en 1981 por miembros de la Guardia Civil en el conocido como caso Almería, un símbolo de la violencia en la Transición. «Nos hicieron creer que eran etarras», dijo con voz segura. «Hubo juicio, pero no hubo justicia», prosiguió Javier Montero, sobrino de Luis. Casi 40 años después, aún no han sido considerados por el Estado como víctimas del terrorismo.

Loli y Francisca entraron también con paso firme. Como llevan haciendo en los últimos 41 años. Siguen peleando para encontrar la justicia, la verdad y la reparación en el caso de su hermano, Manuel José García Caparrós, asesinado el 4 de diciembre de 1977 en una histórica manifestación por la autonomía andaluza. «Nadie nos ofreció un psicólogo. Mi madre se murió a los dos años. Y mi padre poco después. Nos quedamos solas. Y todo sale con el tiempo. A muchos hermana Puri le ha dado un infarto hace unos días. Afortunadamente se está recuperando», destacó Loli.

Las hermanas de Manuel José García Caparrós y el abogado Luis Ocaña.

A su lado, el eurodiputado Javier Couso, organizador del encuentro, escuchaba con atención. «Yo sé lo que es ser familiar de una víctima, en este caso un crimen de guerra, y llevamos 15 años luchando. No quiero ni pensar lo que tienen que ser 40 años. La memoria es la mejor medicina contra la impunidad, olvidar es matarlos otra vez y hacerles justicia es hacerlos vivir otra vez», continuó tras denunciar las «sombras» de la Transición. Casi 200 muertos, recordó, a manos de organizaciones de ultraderecha, paramilitares y de fuerzas y cuerpos de seguridad.

En el acto, en el que el abogado de la familia García Caparrós, Luis Ocaña, pidió más participación de las administraciones para esclarecer totalmente este caso y acceder a las actas secretas -«No puede haber democracia sin derechos humanos», dijo-, participaron otras familias afectadas: trabajadores heridos en la matanza de Vitoria, representantes de la asociación Sanfermines 78 Gogoan! por la muerte de Germán Rodríguez y hermanos del joven Arturo Ruiz.

«Si bien es verdad que la Transición fue una historia de éxito para muchas familias, también es verdad que la Transición fue una historia de fracaso para muchas otras. Y no podemos contar solo la parte buena, sobre todo si eso conlleva enterrar la parte mala», dijo la periodista Olivia Carballar, autora del libro Yo también soy víctima. Estampas de la impunidad en la Transición (Atrapasueños), que presentó la obra en el mismo acto, un viaje periodístico por ocho casos que reflexiona a través de la crónica, el reportaje y la entrevista sobre el día a día de estas familias durante estos 40 años. Las historias, divididas en cinco partes –que van desde la necesidad de hablar al silencio–, incluyen el caso Almería (1981), la matanza de Vitoria (1976), los abogados de Atocha (1977), Sanfermines 78, la violación y asesinato de la joven María José Bravo del Valle en San Sebastián (1980) y las muertes de Manuel José García Caparrós en Málaga, Javier Fernández Quesada en Tenerife y Francisco Rodríguez Ledesma en Sevilla (entre 1977 y 1978).

La periodista Olivia Carballar, Mari Carmen Mañas -caso Almería- y Andoni Txasko -Vitoria-.

Al acto, impulsado por el editor Joaquín Recio, también asistieron las eurodiputadas Clara Aguilera (PSOE) e Izaskun Bilbao (PNV) y los eurodiputados Miguel Urbán (Podemos) y Jordi Solé (ERC), que coincidieron en la necesidad de acabar con la impunidad en esta democracia. «Los políticos no han hecho nada», denunciaron los hermanos de Arturo Ruiz. «Son crímenes de Estado, llamémosle por su nombre. La Transición no se acabó en los 80, en los 90… los muertos siguen hoy», dijo desde el público una representante de Intersindical Canaria.

«En las costas andaluzas siguen muriendo personas y hoy el Supremo ha dicho que tienen que pagar los ciudadanos», señaló en una inmersión en el presente el escritor y periodista Juan José Téllez, quien cerró el encuentro con sus versos y con la voz reivindicativa de la cantautora Lucía Sócam y el cantautor Francisco Narváez. Te regalo lo que sea, recitó Téllez: «Con tal de que cambies el rumbo del mundo / y el sueño de Europa merezca la pena».

Juan José Téllez y Lucía Sócam.

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

¿Sabes lo que cuesta este artículo?

Publicar esta pieza ha requerido la participación de varias personas. Un artículo es siempre un trabajo de equipo en el que participan periodistas, responsables de edición de texto e imágenes, programación, redes sociales… Según la complejidad del tema, sobre todo si es un reportaje de investigación, el coste será más o menos elevado. La principal fuente de financiación de lamarea.com son las suscripciones. Si crees en el periodismo independiente, colabora.

Comentarios
  1. Los que dicen que no se deben remover las heridas:
    Suma y sigue: La Iglesia proclama beatos en Barcelona a 16 nuevos mártires de la Guerra Civil Española.
    Por otro lado estas ratas impostoras que se han autoproclamado representantes de Jesús, revolucionario anarco/comunista, no pierden el tiempo, no:
    El mapa de las inmatriculaciones: la Iglesia se apropia de templos, ermitas, fortalezas, murallas, frontones y quioscos…
    https://laicismo.org/el-mapa-de-las-inmatriculaciones-la-iglesia-se-apropia-de-templos-ermitas-fortalezas-murallas-frontones-y-quioscos/

    • Y por si fuera poco, su adoctrinamiento en las escuelas se lo pagamos el pueblo. El mismo pueblo adoctrinado, porque ésto ya viene desde el golpe del 36.
      Fascistas, religión católica, oligarquía caciquil, siempre juntos, en los golpes de estado, en la vida y en el más allá. Ni muerte los separa.

      El curso pasado el Ministerio de Educación pagó el sueldo de 2.892 profesores de Religión. Estos docentes impartieron 67.907 horas de estas materia en el periodo escolar 2017/18. El Ejecutivo nacional tiene competencias para contratar a estos maestros que imparten formación de confesiones católica, evangélica e islámica en centros públicos de educación Infantil y Primaria en Andalucía, Aragón, Cantabria, Canarias, así como de todos los niveles educativos de Ceuta y Melilla.

      En estas comunidades autónomas es el Gobierno central quien les abona directamente las retribuciones salariales a estos trabajadores. En el resto de regiones, estas competencias están transferidas y los sueldos son abonados por los ejecutivos autonómicos….
      (Laicismo)

  2. La «transición» no fue pacífica, como nos venden todos los días los medios de propaganda del régimen que de ella surgió: la violencia del estado declaró una guerra sangrienta contra todo lo que se oponía a la continuidad de la dictadura con maquillaje democrático. El número de víctimas de esa violencia del estado, por medios policiales, parapoliciales y, por supuesto, legales (la justicia siempre estuvo al servicio de la pervivencia, sin solución de continuidad, del franquismo), fue muy alto, variando las cifras según los estudios.

    “La Transición no es el cuento de hadas que nos cuentan. Cada vez que había una fecha decisiva para el cambio político se recrudecía la violencia política en la calle. El objetivo era que la calle no fuera de izquierdas, así como controlar el proceso sin tocar a los franquistas ni los grandes capitalistas. Se pretendía desestabilizar y frenar el proceso democrático”, analiza Mariano Sánchez, autor de la obra La Transición Sangrienta.

    Los datos que aporta Mariano Sánchez en su obra son demoledores. Entre 1975 y 1983, se produjeron 591 muertes por violencia política, como consecuencia de la imposición de un régimen continuista que pretendía perpetuar la Una, Grande y Libre del Movimiento Nacional sin preguntar ni negociar con los trabajadores ni los pueblos.

    Según La Transición Sangrienta, nada menos que 188 de los asesinados, los menos investigados, entran dentro de lo que el autor denomina «violencia política de origen institucional». Es decir, los asesinatos “desplegados para mantener el orden establecido, los organizados, alentados o instrumentalizados por las instituciones del Estado”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.