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El cambio climático es una decisión personal

"El cambio climático no se detendrá mientras no se produzca otro cambio. Es la responsabilidad y la obligación de cada uno que quiere evitar las desastrosas consecuencias", asegura el autor.

Pantano de Entrepeñas, en Sacedón (Guadalajara). EDUARDO ROBAINA

Cada uno es libre de opinar si el cambio climático existe. Pero es lo mismo que (parafraseando al cómico John Oliver) opinar si existen los búhos o si el número 5 es más alto que el número 15. Como mucho, es útil para un test de inteligencia, no para debatir la veracidad.

El tiempo de gracia se acabó. El nunca antes registrado consenso, del 97% de la comunidad científica, nos dice que si no disminuimos las emisiones de gases de efecto invernadero las temperaturas ascenderán por encima de los 2ºC y las condiciones de vida que hoy en día tenemos aseguradas sobre la faz de la Tierra, ya no existirán. Entraremos en la zona de incertidumbre en la cual ningún escenario asegura la continuidad duradera de nuestra especie.

Empieza el juicio. En la década que está por delante se decidirá si seremos juzgados por la planificación y ejecución consciente del mayor genocidio jamás cometido. El genocidio de unas generaciones futuras enteras de seres humanos que por culpa de las decisiones que tomamos hoy en día morirán de hambre, polución, sequía, inundaciones y otros desastres naturales causados por el calentamiento global. También seremos juzgados por las migraciones de centenares de millones de personas que por las mismas razones, en un futuro ya no tan lejano, tendrán que abandonar sus hogares.

Si en la década que tenemos por delante la comunidad internacional no se ponga las pilas para evitar el calentamiento global, seremos culpables. Pero la comunidad internacional no es un simple ente virtual. La comunidad internacional eres tú. Tu familia. Tus vecinos. Tus amigos. Tus compañeros de trabajo. Son las decisiones personales que tomamos cada día.

Una parte, la global, de estas decisiones pasa por cambiar las prioridades. Hace falta insistir a que todos los países pongan claro que parar el cambio climático es lo único URGENTE que tenemos como la especie. A partir de allí cada país puede ser libre de establecer otras prioridades de rango menor, en función de lo que consideren ser lo importante.

Pasa por dejar de premiar con votos los oportunistas que venden pócimas mágicas compuestas de soluciones cortoplacistas cuya única función es asegurarse un mandato político y perpetuar el sistema que promueve el consumismo. La economía es importante. Las pensiones son importantes. Los puestos de trabajo son importantes. Pero acabar con el cambio climático es URGENTE.

Ninguna persona que niega el peligro que supone el cambio climático debería poder ocupar un cargo público en ningún tipo de administración, de ningún país del mundo. Ninguna propuesta política que no incluya entre los principales puntos el compromiso con las medidas que hemos de tomar conjuntamente para parrar el cambio climático, debe tener cabida entre las opciones de voto.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, mejor conocido por sus siglas en inglés IPCC, está basado en una exhausta revisión de miles y miles de estudios científicos. Todos, tanto los defensores, como los escépticos y/o los que directamente niegan el cambio climático, tienen el derecho de presentar evidencias científicas. Todo contrario a algunas creencias equivocadas, el panel no ha llevado a cabo ninguna investigación propia. El resultado de las conclusiones a las que llegó el panel de expertos de la ONU, que presentó el informe el pasado lunes, viene del análisis de más de 6.000 estudios, revisados por miles de expertos y representantes de gobiernos y finalmente redactado en un informe, por 91 autores y editores, provenientes de 40 países del mundo.

Ahora lo que toca es la voluntad política. Y en este punto cabe recordar que el informe fue encargado por los políticos. Por los representantes de los 195 países que forman parte del IPCC. Por los políticos que tú eliges.   

En la presentación del último informe, ha quedado claro que:

“Ya estamos  viviendo  las  consecuencias  de  un  calentamiento  global  de  1  °C, con  condiciones meteorológicas  más  extremas, crecientes  niveles  del  mar  y un  menguante  hielo  marino  en  el Ártico, entre otros cambios”. 

«Cada porción extra de calentamiento tiene importancia, especialmente en la medida en que un calentamiento  de  1,5  °C  o  más incrementa el  riesgo  asociado  a  cambios  duraderos  o irreversibles».

“Sería  necesario  que  las  emisiones netas globales  de  dióxido  de carbono (CO2) de  origen humano disminuyeran en 2030 alrededor de un 45% respecto de los niveles de 2010, y  siguieran disminuyendo hasta  alcanzar el «cero neto» aproximadamente  en 2050″.

«Los   próximos   años   son probablemente los más importantes de nuestra historia».

“Cuanto más estemos dispuestos a contemplar el cambio de comportamiento, menos tendremos que confiar en las opciones que aún no entendemos o controlamos por completo”.

Hace falta tomarlo muy en serio. Hace falta dejar de perder el valioso tiempo en buscar los remedios para los eructos de las vacas, los métodos para arrastrar glaciales y otros parches que no hacen más que distraernos de la única solución posible: cambiar nuestros hábitos.

El cambio climático no se detendrá mientras no se produzca otro cambio. El cambio de este sistema basado en la utópica creencia en el crecimiento infinito, sostenido por la explotación de los recursos finitos. Una explotación cuya única finalidad es incrementar el consumo.

Este cambio está en nuestras manos. Es la responsabilidad y la obligación de cada uno que quiere evitar las desastrosas consecuencias que (parafraseando a Einstein) supondrá seguir haciendo lo mismo, esperando obtener resultados distintos.

Para empezar os recomiendo tener cada día presente la SIGUIENTE INFOGRAFÍA. Es elaborada por los investigadores del Máster de Estudios Medioambientales y Ciencias de Sostenibilidad en la Universidad de Lund y en ella podrán observar presentado gráficamente el impacto de las decisiones personales sobre el clima.

Empieza a tomar las decisiones con la consciencia puesta en las consecuencias que tienen para el clima. Ayuda a que los demás que te rodean empiecen a hacer lo mismo. Para tomar consciencia de las consecuencias que hay detrás de las decisiones tomadas. En la calle, en el supermercado, en la casa, en el trabajo, en la escuela, en el bar, en el bosque,… y en cualquiera de las situaciones cotidianas en las que uno puede decidir ser parte de la solución y dejar de ser parte del problema.

Boris Matijas, nació en Yugoslavia, escribe en castellano y vive en Suecia. Es escritor, consultor y coach. Actualmente está cursando el Máster de Estudios Medioambientales y Ciencias de Sostenibilidad en la Universidad de Lund, Suecia. Es autor de los libros Cuenta siempre contigo (Premio Feel Good) y Conectar los puntos, Inventar lo posible (Plataforma).

Actualización, 26 de octubre, 11.15h

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Comentarios
  1. Tambien seremos juzgados por cerrar las puertas de occidente, como lo estamos haciendo, a los centenares de millones de inmigrantes climáticos, víctimas del derroche, la despreocupación y la inconsciencia occidental que ya han tenido que abandonar su país y esto va en aumento.
    Si observamos nuestro entorno natural, el tiempo y nuestro cuerpo, no nos hace falta informe alguno para estar seguros de que hace ya décadas que está aumentando la temperatura, que llueve menos, fuentes y barrancos hace años que se secaron, aves y mamíferos emigraron, ya no nieva ya no hiela dónde antes lo hacía en abundancia, el sol quema la carne por debajo de la ropa, las hojas de las plantas, determinadas especies de árboles están desapareciendo por la subida de las temperaturas…
    Y aún así hay empresas y gente que parece que no estan dispuestos a poner de su parte.
    Ayer el Parlamento Europeo votó mayoritariamente a favor de prohibir algunos de los productos desechables más problemáticos, como bastoncillos de algodón, pajitas, platos y cubiertos de plástico o los envases de poliestireno. También acordó reducir el 25% de envases de alimentos y vasos de bebidas para 2025, y algo muy importante y de justicia: garantizar que las compañías y productores que venden plásticos de un solo uso, paguen el coste de las limpiezas de los residuos que generan.
    La presión de las grandes corporaciones es muy fuerte. Tal y como ha publicado el diario británico The Independent, los principales contaminadores de plásticos, Coca-Cola (la misma que tradicionalmente financia los chanchullos más sucios y oscuros de USA), Nestlé, PepsiCo y Danone, están presionando a los ministerios de medio ambiente de los países miembros para debilitar la Directiva.

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