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Arabia Saudí: 36 horas en el reino del sable

El periodista se adentra en el país con motivo de la cuarta cumbre América del Sur-Países Árabes, un foro de diálogo para intensificar la cooperación económica y el acercamiento político, que en casi 15 años de funcionamiento no ha dado resultados concretos.

Hall del hotel Ritz-Carlton de Riad, donde fueron encerrados 381 personajes muy relevantes del país, acusados de corrupción. VICENT MONTAGUD

En la pantalla se difuminan los hombros de una chica. Un par de escenas después también se hace borrosa la imagen de un escote. Sin embargo, pueden verse los antebrazos de otra actriz. Es una película horrible pero es entretenido observar qué partes del cuerpo femenino le resultan más escandalosas al tipo que en ese momento está a los mandos de la censura.

En realidad, tampoco hay mucho que hacer, es un vuelo de ocho horas y la mayoría del pasaje intenta matar el tiempo viendo la televisión. Un poco más atrás hay una sala de oración, que ocupa el espacio de cuatro o cinco filas de asientos, pero no ha entrado nadie a rezar desde que despegamos. Vuelvo la mirada a la pantalla: la protagonista se sienta en el sofá y se le ven las rodillas. O se le ha escapado al censor o ya se ha cansado de borrar imágenes.

Al llegar al aeropuerto se forman tres colas. A izquierda y derecha, separados, hombres y mujeres con el pasaporte del país. En el centro, los extranjeros, la mayoría procedentes del sureste asiático. Las filas de los costados avanzan rápido en grupos de cuatro o cinco personas. Les cuñan el pasaporte y avanzan otras cuatro o cinco personas. A veces más.

La fila del medio apenas se mueve y, cuando alguien se atreve a protestar, lo envían castigado a un rincón sin darle más explicaciones. Es muy difícil viajar hasta aquí si no es para hacer negocios o peregrinar a los lugares sagrados, y casi imposible conseguir un visado de periodista, así que en nuestra cola solo hay personas migrantes que parecen acostumbradas a esperar su turno con resignación. Son ciudadanos de segunda clase. Así funcionan las cosas por aquí.

Bienvenidos a Riad

Venimos a cubrir la cuarta cumbre América del Sur-Países Árabes, un foro de diálogo para intensificar la cooperación económica y el acercamiento político, pero que en casi 15 años de funcionamiento no ha dado resultados concretos. Delegaciones de treinta y cuatro países se alojan en un hotel de cinco estrellas, uno de los más lujosos de la capital: The Ritz-Carlton-Riyahd.

La familia real saudí sabe agasajar a sus invitados. Las suites reales miden 422 metros cuadrados y tienen cuatro cuartos de baño, dos habitaciones y una mesa para catorce comensales. La gente de prensa de un presidente latinoamericano nos enseña fotos de uno de los baños. Los grifos, jaboneras y toalleros parecen de oro. También la papelera y el marco de un espejo. Y la nevera, nos cuentan, está llena de alcohol. Aquí no parece funcionar el principio wahabí de “promoción de la virtud y prohibición del vicio” que, desde su fundación como Estado moderno en 1932, se convirtió en la columna vertebral de este régimen teocrático.

«Una bomba de relojería»

Arabia Saudí es uno de los países más cerrados y menos conocidos del mundo. Poco se sabe de este reino, más allá de ciertos lugares comunes que se repiten con frecuencia: es el principal exportador de petróleo del mundo, el país árabe más rico, socio estratégico de los Estados Unidos en la región, y patrocina el islam wahabí, que se ha convertido en el sustento ideológico de diferentes grupos yihadistas suníes alrededor del mundo.

Sin embargo, se han publicado numerosos estudios sobre esta monarquía absoluta que parece intentar un triple salto mortal: modernizarse sin garantizar los derechos civiles. En enero de 2017, la Fundación Alternativas publicó un documento de trabajo muy exhaustivo, firmado por Itxaso Domínguez de Olazábal: Arabia Saudí: un gigante con pies de petróleo. La autora disecciona la evolución del régimen tanto en el terreno doméstico como en su proyección internacional.

La tesis principal de Itxaxo Domínguez es la siguiente: las reservas de petróleo se agotarán antes de 20 años y ello obliga a la diversificación económica en pleno proceso de sucesión en el trono, con las dificultades derivadas de un régimen hereditario y con graves problemas sociales, demográficos y sectarios que convierten el país en “una bomba de relojería”. La Casa de los Saud se adivina sitiada y, como respuesta, ha multiplicado la represión interna y ha puesto en marcha una estrategia de influencia creciente en el exterior. Itxaso Domínguez avanza algunos cambios confirmados meses después.

Una mazmorra de cinco estrellas

El 21 de junio de 2017 el rey Salmán nombró heredero a su hijo, el príncipe Mohamed Bin Salmán, conocido como MbS por diplomáticos y periodistas. MbS desplazó a su primo, Mohamed Bin Nayef, después de acumular más poder que ningún otro miembro de la familia real en solo dos años. Entonces fue presentado como “el gran modernizador” en artículos hagiográficos –”el futuro está en sus manos”– que solo se explican por las aportaciones saudíes a relevantes medios de comunicación internacionales. Convertido en el hombre fuerte del régimen, prometió cambiar el modelo productivo del país, promover cambios sociales y acabar con la corrupción.

Para entender las repercusiones de todo esto tenemos que regresar un momento al hotel Ritz-Carlton. Varios participantes en la cumbre América del Sur-Países Árabes nos explican, pasmados, que han visto a un chico bajar del coche con un puma atado con una cadena dorada. Parece que entre los jóvenes saudíes más ricos se ha puesto de moda tener animales salvajes como mascotas.

En este mismo hotel donde se alojan los cachorros del régimen con sus felinos y numerosos dirigentes extranjeros, fueron encerrados durante semanas 381 personajes muy relevantes del país. Entre ellos, el jefe de la Guardia Nacional, 11 príncipes, cuatro ministros y decenas de funcionarios y empresarios. Todos, detenidos por orden de Mohamed Bin Nayef, y acusados de corrupción.

El hotel no volvió a abrir sus puertas hasta el 28 de febrero siguiente y, mientras tanto, los detenidos no fueron precisamente agasajados. Una investigación realizada por The New York Times desveló que al menos 17 de ellos tuvieron que ser hospitalizados después de sufrir torturas. El general Ali al Qahtani falleció bajo custodia en la mazmorra más lujosa del planeta.

Ahora las mujeres pueden conducir y asistir a eventos deportivos, pero el gobierno ha intensificado la represión sobre cualquier atisbo de disidencia, según el último informe de Amnistía Internacional (2017/2018). La activista de derechos humanos Israa al Ghomgham, detenida por participar en una protesta pacífica, puede convertirse en la primera mujer decapitada en la historia del país. Al menos 33 chiíes se encuentran también en el corredor de la muerte y, el 8 de agosto, un presunto criminal fue crucificado.

En prisión languidecen Raif Badawi, creador del blog Free Saudi Liberals, y el poeta palestino Ashraf Fayadh. Ambos fueron condenados a una decena de años de prisión y cientos de latigazos por el delito de apostasía. Samar Badawi, hermana de Raif y activista por los derechos de las mujeres, también fue detenida en agosto. Esto motivó una protesta del gobierno de Canadá, donde está refugiada su familia, y Riad respondió rompiendo las relaciones diplomáticas.

Crímenes de guerra

El creciente intervencionismo exterior de Arabia Saudí es el resultado de la pugna con Irán, su archienemigo, por el liderazgo regional. Las potencias que acogen a las dos ramas principales del Islam mantienen una especie de guerra fría, que está desestabilizando Oriente Medio desde hace años, y que en estos momentos se libra fundamentalmente en Yemen.

La coalición liderada por Arabia Saudí ha intensificado la Operación Tormenta Decisiva para desalojar del poder a los rebeldes huthies, de orientación chiíta y supuestamente armados por Irán, aunque Teherán lo niega. En el transcurso de la ofensiva, Arabia Saudí ha bombardeado zonas residenciales, clínicas, mezquitas, mercados, centrales eléctricas y otras infraestructuras civiles. Al menos 10.000 personas han muerto y 22 millones necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir.

En agosto, un bombardeo de la coalición provocó la muerte de 29 niños, y el ataque despertó protestas más airadas de lo habitual. Las imágenes de los supervivientes –unos críos– recibiendo asistencia médica, todavía con las mochilas escolares a la espalda, eran difíciles de digerir. Otro presunto crimen de guerra, según Naciones Unidas, una acción legítima para los saudíes.

Una relación estratégica

Este es el país “serio”, según la ministra de Defensa, Margarita Robles, con el que España mantiene una relación estratégica que va mucho más allá de la venta de armas. Es el primer país de la región con el que entablamos relaciones diplomáticas, uno de nuestros principales suministradores de petróleo, el país árabe que más ha invertido en nuestra economía. A todo ello hay que añadir la estrecha amistad, nunca disimulada, entre las familias reales de ambos países.

En el vuelo de regreso a Madrid escuchamos hablar en español a un grupo de pasajeros. Son trabajadores cualificados del AVE a La Meca, un proyecto de 5.400 millones de euros, el más grande logrado nunca por empresas españolas en el extranjero. Los saudíes son ricos y hacemos negocios con ellos. Esa es la cuestión. Por eso preferimos mirar a otro lado cuando matan a inocentes con nuestras bombas, decapitan a defensores de los derechos humanos, o se dedican a propagar por el mundo una versión aberrante del Islam. En la pantalla de televisión se difuminan, esta vez, los brazos de una chica.

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Comentarios
  1. la esperanza de encontrar un lugar seguro en el extranjero se reduce.
    KHASHOGGI FUE ASESINADO.
    El destacado periodista se marchó de Arabia Saudí para evitar la oleada de persecución y detenciones contra periodistas, activistas y defensoras de derechos humanos. Su asesinato significa que la esperanza de encontrar un lugar seguro en el extranjero se reduce.

    Aunque en un principio las autoridades de Arabia Saudí negaron su implicación en la desaparición de Khashoggi, la fiscalía saudí declaró después que había muerto tras una “pelea a puñetazos”. Solo sabemos con certeza que el 2 de octubre entró en el consulado de Arabia Saudí en Estambul para conseguir una documentación y que nunca más salió. Su asesinato equivale a una ejecución extrajudicial.

    No podemos permitir el encubrimiento saudí ni intentos de otros gobiernos de esconder el asunto bajo la alfombra para proteger lucrativos negocios con Riad. El mundo quiere conocer toda la verdad sobre lo que le ocurrió y que los responsables, sin importar rango o condición, respondan ante la justicia.
    Pide al Secretario General de la ONU una investigación independiente YA.
    https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/arabia-jamal-khashoggi-oct18?pk_campaign=mailsoc

  2. Petición de Reporteros sin Fronteras en relación con el brutal asesinato del columnista del periódico Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudita en Estambul el 2 de octubre que ha conmocionado al mundo entero. Este crimen ha demostrado a todos la sombría realidad de la política de Arabia Saudita para silenciar a los periodistas, basada en flagelaciones, torturas, secuestros e incluso, como hemos visto, el asesinato absoluto.

    Tenemos que actuar rápidamente para salvar a los 28 periodistas y blogueros que se encuentran actualmente detenidos en Arabia Saudita. Desde que Mohammed bin Salman fue nombrado príncipe heredero en junio de 2017, el número de periodistas y blogueros encarcelados en Arabia Saudita se ha duplicado y lo peor está por venir.

    El caso de Khashoggi es una verdadera llamada de atención. Tu movilización es ahora más que esencial. ¡Debemos enviar un fuerte mensaje al príncipe heredero Mohammed bin Salman para poner fin a su violencia contra los periodistas!
    https://rsf.org/en/khashoggi-affair-we-call-saudi-arabia-end-its-violence-against-journalists

  3. CON ESTOS AMIGOS, ¿QUIÉN NECESITA ENEMIGOS?

    Yemen es el infierno en la Tierra. Un país asolado por una guerra que se ensaña con la población civil. Arabia Saudí, una de las partes en el conflicto, utiliza bombas de precisión en sus ataques a hospitales, colegios, mercados, bodas, funerales… Más de 6.000 civiles muertos. Más de 50.000 personas heridas. Tres millones de desplazados internos. Más de 22 millones de personas necesitan ayuda humanitaria.

    Centenares de personas han perdido la vida en ataques aereos dónde se usaron bombas guiadas por láser.

    Bombas muy similares a las 400 bombas de precisión que España vendió a Arabia Saudí en 2015 y que, sin muchos escrúpulos, nuestro Gobierno acaba de decidir enviarles. Entre 2015 y 2017, España exportó material de defensa a este país por valor de 932 millones de euros.
    Las actas de reuniones del órgano interministerial que decide la venta de armas desde España son secretas. A día de hoy, no hay manera de saber si nuestro Gobierno ha optado por suspender futuras transferencias de armas a Arabia Saudí o si, lamentablemente, España sigue siendo cómplice de las atrocidades en Yemen.

    Pide al Gobierno español que ponga fin al envío y no autorice nuevas transferencias de material de defensa a Arabia Saudí que se puedan utilizar en Yemen.
    https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/espana-armas-yemen-abr18/

  4. ASI LAS GASTAN LOS AMIGOS DEL REINO DE ESPAÑA.
    Abominable ejecución del periodista Jammal Khashoggi a manos de la dictadura saudita.
    No importa que el periodista disidente saudí Khashoggi haya sido torturado, asesinado y descuartizado en el consulado de Arabia Saudita en Turquía, no importa la violación a los derechos humanos que cometa ese régimen dictatorial encabezado por el rey Salman bin Abdulaziz Al Saud y el príncipe heredero Mohamed bin Salman, no importa que la Coalición de Estados Árabes (liderada por Arabia Saudí) sigan bombardeando la población civil en el Yemen y masacrando niños en los colegios. Occidente bendice su sanguinario proceder pues es prioritario preservar sus intereses geoestratégicos y comerciales.
    A pesar de que el islam es una religión contraria a la usura capitalistalos nuevos ricos cegados por la avaricia y con los bolsillos atiborrados de petrodólares se dedicaron a adquirir los más estrafalarios caprichos: Mercedes Benz, Lamborghini, Ferrari Testarossa, Jaguar, Rolls Royce, los jeep Hammer último modelo, palacios, mansiones, yates, aviones o helicópteros.
    Los reyes, príncipes y sultanes mantienen un tren de vida trepidante: business de alto standing, meetings empresariales, finanzas, transacciones, World Trade, import- export. Hoy despachan en Riad, mañana cierran un negocio en Yedda y pasado mañana otro en Londres o New York. A bordo de sus jets privados junto a un numeroso séquito de pajes, guardaespaldas y un harén repleto de beldades (preferiblemente rubias rusas o escandinavas) estos sibaritas no se privan de ningún placer terrenal: fiestas, orgías, bacanales, alcohol, cocaína, casinos de la Costa Azul, palacios en Marbella, vacaciones en las Seychelles o el Caribe. Sin ruborizarse estos hipócritas recitan los versículos del santo Corán autoproclamándose los elegidos de Allah. Hipocresía (??????) (munafequin) es una palabra clave para entender este comportamiento tan decadente y esquizoide.
    La familia Real Saudita se ha visto envuelta en múltiples escándalos que van desde corrupción, lavado de activos, esclavismo, abusos sexuales y recientemente el caso del periodista disidente Jammal Khashoggi al cual el gobierno de Riad ordenó desaparecer por sus criticas a la familia Saud. Claro, como gozan de impunidad celestial y terrenalhacen lo que les viene en gana. Inclusive no tienen ningún reparo en forjar alianzas con los cruzados cristianos o con los judíos, (kuffar o infieles) sin que les tiemble la mano. Al fin y al cabo los negocios son los negocios y el dinero no tiene nombre. El lobby judío y las inversiones saudíes son las grandes estrellas de los mercados internacionales. Para rematar en la OPEP o la Liga Árabe o la ONU su influencia política es determinante en la toma de decisiones.
    La juventud saudita hace ingentes esfuerzos para compatibilizar las tradiciones ancestrales y la modernidad que impregna todos los aspectos de la vida cotidiana: teléfonos móviles, tabletas iPod, SmartPhone, sofisticados computadores, televisión satelital, etc. Los medios de comunicación occidentales han logrado penetrar en el alma de los sauditas cuestionando las bases del fundamentalismo religioso.

    A lo único que aspiran las nuevas generaciones es a ser funcionarios del gobierno o enrolarse en las fuerzas armadas. Un saudí con casa, despacho, auto y estómago lleno es la persona más dócil que uno pueda echarse en cara. Por otro lado, a las mujeres no les queda otra opción que soportar la dictadura patriarcal que las confina a las tareas hogareñas y la crianza de los hijos. Ellas no pueden tomar sus propias decisiones y son víctimas de la más absoluta exclusión legal de la escena pública. Paradójicamente las madres son las principales transmisoras de la misoginia…
    (Carlos de Urabá)
    https://laicismo.org/abominable-ejecucion-del-periodista-jammal-khashoggi-a-manos-de-la-dictadura-saudita/

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