“Nueva York es más fácil visitarla que vivir en ella”

Su reportaje en The New York Times sobre vehículos compartidos –furgonetas-taxi por un dólar conocidas como dollar vans– sorprendió a muchos de sus habitantes. ¿Cómo es posible que no supieran de ese fenómeno?

Nueva York es para mí la ciudad de ciudades. Son cerca de nueve millones de personas y me da la impresión de que debe de ser la colección de culturas más extensa del mundo, aquello que llaman el melting pot. Hay muchas culturas en su máxima expresión, hijos de emigrantes que han prosperado económicamente y han montado negocios y barrios enteros. Eso, junto al hecho de que todo el mundo parece ir bastante a su aire sin meter demasiado la nariz en lo que hacen los demás, provoca que haya muchas cosas poco conocidas por la mayoría. El ámbito del turismo suele ser bastante reducido en comparación con el tamaño de la ciudad. Parece que los visitantes sobre todo se sienten atraídos por la zona más corporativa de Midtown Manhattan. Es la zona que la gente local evita pero donde van en primer lugar los visitantes. Es curioso, eso pasa en muchos lugares del mundo. Supongo que las necesidades de visitantes y residentes son diferentes.

¿Qué Nueva York se conoce más?

Creo que el Nueva York que más se conoce es solo una versión reducida e idealizada de la ciudad. Los dollar vans son una de las muchas cosas que pasan fuera de esos límites. Es necesario entender que el transporte público es un desastre y que hay un fuerte carácter emprendedor. Por ejemplo, en cuanto empieza el calor, hay gente que empieza a vender bebidas frescas en los semáforos o en las entradas de los parques. Inventan negocios constantemente. Por otro lado, creo que este sistema de transporte lo trajo la comunidad caribeña, imitando en cierta medida el que hay en sus países.

¿Qué otras sorpresas ha encontrado en Nueva York?

Los fines de semana de invierno en que hace mucho frío me gusta ir a los baños rusos con amigos. Hay en distintos lugares pero mis preferidos son los de Seagate, cerca de Coney Island. Nueva York te sorprende sin cesar. He estado en fiestas increíbles en el Lower East Side. Y el otro día, trabajando en Chinatown, me pareció alucinante encontrar a tanta gente que no hablaba ni gota de inglés. Pero sobre todo me gustan las ganas de hacer cosas que se respira y también que no se juzgue demasiado a los demás. Con ello, no estoy diciendo que la vida aquí sea fácil ni que esa mentira del sueño americano funcione para todo el mundo. De hecho, creo que Nueva York es una ciudad más fácil para visitarla que para vivir en ella.

¿Con qué mirada hay que visitar la ciudad?

La curiosidad es un privilegio que nos llevará a profundizar donde quiera que estemos. Y, además, Nueva York es una ciudad bastante segura. A mí me gusta llegar a las ciudades nuevas a casa de amigos, con bastante tiempo para dejar que las cosas pasen. No me gusta nada hacer colas ni ir a lugares donde se supone que tengo que ir. Eso va a gustos.