El veganismo ya no es una rareza

«Acabamos de recibir salchichas, chorizo picante, chorizo extra, chorizo normal, morcilla, atún y sobrasada». No es el anuncio de una carnicería. Es una de las últimas novedades de El brote vegetal, la tienda vegana del bar Birosta, un proyecto puesto en marcha por la cooperativa aragonesa El Esqueje. Entre sus distribuidores, destaca también una cooperativa, La sazón, con la que hacen simbiosis. «Planificamos juntas algunas ideas para sus siembras y nuestras cartas», afirman en su página web. Cuando comenzaron, hace poco más de una década, ser vegano o vegana aún era una rareza. Según la Unión Vegetariana Internacional, hay más de 600 millones de personas en el mundo que se alimentan de esta forma. Diferentes organismos oficiales llevan años advirtiendo, además, de la necesidad de un cambio de dieta frente al excesivo consumo de carne y su contribución al cambio climático.

El pasado año se celebró en Barcelona la primera feria VeggieWorld, que reunió unos 70 expositores y acogió 5.000 personas. Los organizadores han anunciado para la próxima edición, en octubre, una nueva localización: «Puesto que el número de visitantes fue mucho mayor de lo esperado, por motivos de seguridad tuvimos que cerrar el acceso algunas horas. Por eso nos trasladaremos a un lugar más amplio: La Farga en L’Hospitalet«.

«Creemos que un mundo sin explotación hacia los demás es posible». Este es el principio fundamental que dio forma a la cooperativa manchega Vegasun, otro proyecto de alimentación 100% vegetal y artesanal. En la Cooperativa Autogestionada Vegana destacan, además, como seña de identidad la alternativa al trabajo asalariado. «Nuestro propósito es librar de las cadenas del capitalismo a más personas», sostienen.