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Pablo Casado, otro líder (hombre)
Ha perdido Soraya Saénz de Santamaría. También perdieron Susana Díaz o Carme Chacón.
Cada partido hace sus primarias como le parece, pero hay algo en el resultado de los grandes grupos políticos que ya va siendo común. Las mujeres que se presentan pierden frente a los hombres. No ha ganado Soraya Sáenz de Santamaría frente a Pablo Casado en el PP (ni siquiera habiéndose presentado a las primarias, junto con María Dolores de Cospedal, dos pesos pesados del partido). Ni ganó Susana Díaz frente a Pedro Sánchez en el PSOE. Ni Carme Chacón frente a Alfredo Pérez Rubalcaba. Ni tampoco Matilde Fernández ni Rosa Díez -luego fundadora de UPyD- entre los candidatos que compitieron con José Luis Rodríguez Zapatero. Por ejemplo.
El resultado, tras las primarias del PP, tiene muchas lecturas. Hay quienes piensan que el ala dura de Casado beneficiará a Sánchez, quienes creen que Casado ahora es la copia del líder de Ciudadanos, Albert Rivera. Hay quienes piensan que todo esto junto perjudicará al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Y hay quienes piensan todo lo contrario.
Nada es seguro. Todo es probable e improbable a la vez. La única conclusión tras estas primarias que no se rige por elucubraciones -no estamos hablando de hacer política feminista, que conste- es que los líderes de los partidos con mayor representación parlamentaria siguen siendo eso, líderes. Es decir, hombres. Y que los candidatos de los principales partidos a la presidencia del Gobierno siguen siendo eso, candidatos. Es decir, hombres.
Me alegro de que perdiera Susana frente a Sánchez y me da igual que haya perdido la Saenz de Santamaría, hija de un general golpista y mano derecha del presidente de plasma, escoger entre ella y Casado me imagino que viene a ser como escoger entre infierno y averno.
No todas las mujeres son buenas y todos los hombres malos. También hay mujeres áspides. Y tal cómo están los tiempos yo prefiero a las mejores y más preparadas personas. (no me importa si son mujeres u hombres)
Carme Chacón era otra historia.