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Pasaporte no reconocido

"España sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental, mis abuelos tenían DNI español y toda mi familia es descendiente de españoles. Además, llevo más de 18 años en España. Pero resulta que no estoy reconocida como ciudadana de ningún lado", explica Basma Mulay, refugiada saharaui.

Saharauis sobre una duna a las afueras del campamento de refugiados de Dajla (Tindouf, Argelia). Foto: José Bautista.

BASMA MULAY * //¿Has tenido alguna vez la sensación de que no vas completamente seguro con el pasaporte que se te ha asignado? Lo llevas contigo pero de poco te sirve. Hace exactamente cuatro años, por estas fechas, hacía cola –interminable, por cierto–en una oficina improvisada en Rabuni (campamentos de Tindouf) para conseguir mi preciado y esperado pasaporte de la República Árabe Saharaui Democrática. Es un pasaporte azul marino, con su insignia, sus datos y biométrico, un documento oficial y reconocido por más de 80 países. Hasta ahí todo bien, ¿verdad?

No, no está nada bien. Porque en cuatro años aún no lo he podido usar. Porque soy residente en España, pero tengo nacionalidad mitad argelina, mitad saharaui, un favor o acuerdo que nos hace Argelia, de libre interpretación. España sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental, mis abuelos tenían DNI español y toda mi familia es descendiente de españoles. Además, llevo más de 18 años en España. Pero resulta que no estoy reconocida como ciudadana de ningún lado.

Entonces, ¿qué soy? ¿Soy saharaui, argelina, refugiada, inmigrante? ¿Qué necesita España para poder reconocerme? Los saharauis tenemos la ley de nuestra parte, pero por desgracia el dinero no. Cuando vas a extranjería a renovar un documento y te ven ahí, con tu cara de saharaui, automáticamente llueven los problemas.

A la hora de viajar, necesito documentos que ni la propia aerolínea sabe que existen. Llegas a Argelia, país en el que eres residente, y te confiscan el pasaporte durante un mínimo de dos días, y tienes que pagar por él para que se lo den a alguien, para que después ese alguien te lo mande a los campamentos de refugiados de Tindouf.

Hay dos salidas: una consiste en “hacerte” español; la otra es adquirir el estatus de apátrida. Esta última implica que automáticamente dejas de ser saharaui a ojos del mundo. Has renunciado a tu nacionalidad, has quitado un ser a tu patria y se lo has dado a los que te han arrebatado tu tierra.

Siempre me preguntan que por qué aún tengo nacionalidad saharaui-argelina. ¿Sabes por qué? Porque prefiero ser refugiada antes que apátrida. Llevamos más de 40 años condenados a sufrir toda clase de discriminación. Nuestra tierra se nos fue arrebatada y día a día es saqueada y vendida al mejor postor por el régimen marroquí, que continúa chantajeando al gobierno de España, que una y otra vez responde poniendo la otra mejilla.

Nuestra población es torturada en su propia tierra y sus derechos son violados día sí y día también. Una parte del pueblo saharaui sobrevive como puede en campamentos de refugiados, condenada por la indiferencia de la comunidad internacional. Y parece que aún tenemos que dar las gracias porque nos manden comida.

Señoras y señores, no queremos limosnas. Queremos decidir, queremos que nos escuchen y que se cumpla la legalidad internacional. Queremos ser independientes, queremos elegir nuestro propio gobierno, trabajar nuestra tierra, habitarla y disfrutarla en paz. Que nos devuelvan lo que es nuestro. Queremos ser libres.

* Basma Mulay nació en el campamento de Ausserd (Tindouf) y actualmente vive en Granada. Es coordinadora estatal de la Liga de Estudiantes y Jóvenes Saharauis en el Estado Español (LEJSEE).

Artículo publicado en El Confidencial Saharaui.

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