Opinión

Cuarenta años del asesinato de un periodista

José María Portell estaba casado con la periodista Carmen Torres Ripa y era padre de cinco hijos entre los doce y tres años. Fue asesinado por ETA.

Hoy hace cuarenta años que fue asesinado José María Portell Manso en Portugalete, el primer periodista víctima de las balas de la organización terrorista ETA. Tenía 44 años, estaba casado con la periodista Carmen Torres Ripa y era padre de cinco hijos entre los doce y tres años. Era director de La Hoja de Lunes de Bilbao y redactor jefe de La Gaceta del Norte, era un periodista independiente y veraz y estaba considerado como uno de los mayores expertos en información sobre ETA. También era corresponsal de la agencia Associated Press, de ABC y La Vanguardia. Había escrito dos libros titulados Los hombres de ETA y Euskadi, una amnistía arrancada.

No había sido amenazado por ETA y no llevaba escolta policial. Poco antes de su asesinato, La Hoja de Lunes publicó una amplia información en la que se debatía sobre la posibilidad de negociar o no con la organización terrorista. Hace diez años el periodista Óscar B. de Otálora describió su asesinato en Diario Vasco: “El 28 de junio de 1978, a las nueve de la mañana, dos terroristas vestidos con chándal rojo, le esperaban frente a su casa, en Portugalete. Los asesinos le vieron sentarse en su Seat 124 y encender la radio. Sin darle tiempo a arrancar el motor, los etarras abrieron fuego contra él. Portell murió prácticamente en brazos de su mujer, la también periodista Carmen Torres Ripa, quien había escuchado los disparos desde su casa y se asomó al balcón con sus hijos. Tuvo tiempo de bajar a la calle y abrazarle antes de que llegasen la Policía y las ambulancias. Era un viaje inútil”.

ETA reivindicó ese mismo día el crimen y lo justificó “por que existen pruebas suficientes para demostrar el papel que como agente del gobierno español jugaba y su misión a cumplir estaba bien definida: dedicar por entero su prestigiosa carrera, así como sus privilegiados resortes, a desprestigiar, calumniar y, en definitiva, a atacar a ETA”. También señaló que «Portell daba una imagen infantil y desorientada” de la organización terrorista.

En el mismo comunicado se acusó a toda la prensa de tratar a ETA de modo irresponsable y se amenazó a varios medios como Cambio 16, Diario 16, La Gaceta del Norte y El Pensamiento Navarro. El atentado fue condenado por ETA político-militar, que se encontraba en pleno proceso de abandono de las armas. Nunca se detuvo a los autores. La prensa de Vizcaya dejó de publicarse durante dos días en señal de protesta y posteriormente se editorializó sobre “el brutal ataque a la libertad de expresión que ETA había llevado a cabo”.

El sábado pasado mantuve una larga conversación telefónica con su esposa Carmen Torres Ripa. A pesar del dolor que sigue sintiendo y transmitiendo por aquellos hechos criminales y deleznables que nunca se han podido aclarar, tuvo la gentileza de contarme sus sentimientos más íntimos. Empezamos hablando de aquellos años. “Me llevaba trece años. Yo era un poco niña y no acababa de entender lo que estaba pasando. O quizá lo entendía pero no lo veía. Sus padres me presionaban para que le convenciera de que no asumiese tantos riesgos”.

Poco después de su asesinato Carmen encontró mensajes en papel con amenazas. Era mensajes de la extrema derecha que había ocultado a su esposa. Reconoce: “Nunca he acabado de aceptar que fuera ETA. Josemari no interesaba ni a la derecha ni a la izquierda. Era molesto para ambas porque escribía lo que pensaba”.

¿Ha conseguido testimonios que pueda cuestionar la autoría de ETA? Responde que “nadie se lo ha aclarado, pero algunas personas con las que he hablado cercanas a ETA, me han dicho que nunca entendieron el asesinato de mi marido. Su actitud crítica fastidiaba a todos. Pudo ser ETA o la extrema derecha”, insiste. 

Tras su asesinato, Carmen Torres entró a formar parte de La Gaceta del Norte, el mismo diario para el que trabajaba su marido. “La Gaceta era de derechas. Algunas personas se negaron a aceptarme como compañera. Yo tenía una columna que se llamaba Asi parece en La Hoja del Lunes. Escribía perfiles humanos de políticos. Y repetí la experiencia en La Gaceta hasta que un día me censuraron una columna sobre Roberto Lertxundi, entonces en el Partido Comunista. Entonces me ofrecieron dirigir el dominical”, recuerda Carmen.

Fueron años muy duros. Ni ella ni sus hijos recibieron asistencia psicológica. El gobernador civil le ofreció una compensación de un millón de pesetas que ella aceptó como ayuda para sus hijos. “Al principio fue horrible. Condenada a la soledad en un mundo que no entiendes, completamente perdida y golpeada por la impotencia. Sin saber de quién te podías fiar. Procuré hacer de padre y madre e intenté hacer la vida agradable a mis hijos. Evitábamos quedarnos los fines de semana encerrados en casa”, explica.

Tomó una decisión drástica tras el asesinato de su marido: “Nada más producirse el atentado llegué a la conclusión de que tenía que perdonar a los culpables fuesen quienes fuesen. Esta actitud me ha dado razones positivas para seguir viviendo. Fue un regalo aceptar que no tenía que odiar a nadie”. Y se lo transmitió a sus cinco hijos. “Ninguno ha tenido ansias de venganza, ni siquiera se han obsesionado por saber quiénes fueron los que dispararon a su padre. Han crecido al margen de asociaciones de víctimas y nunca han perseguido ningún tipo de beneficio personal o económico”, manifiesta.

Carmen Torres es muy crítica con algunas personas (“más que una minoría”) que “viven de ser víctimas, a veces con sobresueldos, que utilizan el terrorismo como un filón incluso para entrar en la política”. Hace unas semanas la llamaron para plantearle la posibilidad de hacerle un homenaje oficial a José María Portell en el cuarenta aniversario de su asesinato. La idea era que estuviera presente el lehendakari vasco en el acto y que se simbolizara una petición de perdón oficial. Ella se negó y contestó que “los únicos que me tienen que pedir perdón son los que lo mataron”. Le pregunto qué le ha parecido el anuncio de la disolución de ETA. “La mejor noticia del año ha sido su derrota. Ha sido rechazada por la sociedad y han tenido que pedir perdón y aceptar sus responsabilidades, algo que nunca habían hecho antes”, responde.

La Asociación de Prensa de Vizcaya creó el Premio José Maria Portell a la Libertad de Expresión. Está contenta porque el galardón no haya sido instrumentalizado por ningún gobierno, partido o asociación política y le gusta que lo organice y lo entreguen profesionales de la información. “Es darle continuidad a la labor de Josemari que fue truncada hace cuarenta años. Es lo que hubiera querido: un premio de periodismo dado por periodistas”.

Carmen Torres le escribe un artículo cada 28 de junio a su marido desde hace décadas. Los primeros eran “más sensibleros”. Me resume lo que le suele comentar: “Le digo que fue una gran putada que te murieras, que ha sido muy difícil salir adelante, le cuento que soy feliz, que ya tengo diez nietos, que tus hijos han crecido felices, pero no le cuento que me divorcié hace dos años”.

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