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La Supremacía: quien no triunfa es porque no se esfuerza (4)

"Entretanto, ¿qué es de la que fue la patria de muchos de nosotros, el Gran Chile? Como todas las ecodictaduras, sigue siendo una tierra de cartillas de racionamiento para la leche y los huevos", escribe Álex Gaita en la cuarta entrega de su serie de ficción.

1 de Agosto de 2057 – edición de New York Island

De interés para los expatriados granchilenos: Preocupación por la adhesión de la dictadura granchilena al Tratado de No-Agresión al Pacífico

El Gran Chile se unirá en 2058 a la alianza de las tres grandes potencias fascistas-ecologistas del Pacífico: China, Madre Rusia y Australia. El pacto se firmó ayer, tras meses de deliberaciones. Como recordarán nuestros lectores, el llamado Tratado de No-Agresión al Pacífico no es más que un disfraz pacifista y ecolo-cool de un agresivo acuerdo de colaboración económico y político, donde Australia aporta su ingeniería de protección de costas, Madre Rusia aporta sus recursos de madera para biomateriales y China aporta biotecnología y mano de obra. Con la firma de Chile, el Tratado gana puertos estratégicos para su objetivo de establecer una Guardia Oceánica permanente y así obstaculizar nuestras actividades comerciales de explotación marina. Naturalmente, ese ataque criminal hacia nuestra legítima búsqueda del bienestar queda fuera el discurso oficial. Fuentes Chinas y Granchilenas defienden que los objetivos del Tratado son «avanzar hacia la paz y limpiar de residuos plásticos el océano«.

Fuentes oficiales de la administración de la Supremacía se han mostrado tolerantes pero preocupadas, y El Diario ha podido acceder a filtraciones sobre los intentos de negociación, que siguen en marcha pese a la firma oficial del tratado. La opción de una respuesta militar a esta amenaza hacia nuestra Supremacía no está de momento sobre la mesa, tras la salida de Johnson de la primera línea política. Recordamos que esta salida tuvo lugar hace unos días, oficialmente «por motivos personales«. En realidad, estuvo más bien provocada por una serie de humillaciones personales por parte de agentes sediciosos que actualmente siguen en busca y captura. Las imágenes de la cara de Johnson manchada con tres tartas distintas en tres días consecutivos, además de quedar grabadas para la perpetuidad en innumerables obras humorísticas e infográficas, evidenciaron que Johnson no era capaz de proteger ni siquiera su propia seguridad. Así se derrumbó su prestigio como hombre fuerte, lo que era su principal capital político como candidato a Ministro de Defensa.

Los últimos años no han aportado grandes novedades de los régimenes fascistas y liberticidas firmantes del Tratado de No-Agresión al Pacífico. Tras una fachada de «responsabilidad ecológica« siguen refractarios a la democracia capitalista. La dictadura del Australia First Party prosigue con sus programas de traslados forzosos de poblaciones costeras en ek país y con el exterminio de aborígenes, supuestamente para contener los disturbios. El pasado año restablecieron la White Australia Policy, tras décadas de una tensa igualdad racial entre los pueblos civilizados y los aborígenes. Por su lado, en China siguen suprimidas las cuatro Grandes Libertades, las que permitían a una persona hablar libremente, propagar sus ideas, participar en grandes debates y emplear la cartelería de caracteres grandes, los llamados dazibaos.

Recordemos que esta supresión tuvo lugar en la última revisión de la Constitución de 2030, la que paradójicamente abandonó la ideología socialista. Hace dos años, el líder supremo del Partido Patriótico Chino dio el paso de emprender la adaptación climática a una escala jamás vista antes, a base de someter a trabajos forzosos a los chinos de razas distintas de la Han, su raza dominante. Entretanto, el ocupante actual de la Dinastía de Putin se niega a cerrar los campos de exterminio de «desviados« en Rusia, mientras acelera sus programas de maternidad forzosa, para repoblar el Imperio de la Madre Rusia. Diríase, por su escasa actividad industrial, que fuera un Imperio de Leñadores.

Entretanto, ¿qué es de la que fue la patria de muchos de nosotros, el Gran Chile? Como todas las ecodictaduras, sigue siendo una tierra de cartillas de racionamiento para la leche y los huevos. Los granchilenos siguen viviendo hambrientos y pedaleando siempre cuesta arriba, sin libertad de prensa, donde los disidentes sufren torturas y desapariciones. En suma, todo lo que dicen que pudo tener de malo Pinochet, pero sin la prosperidad y el desarrollo económico que nos trajo el liberalismo. Siguen asimismo los violentos enfrentamientos con los separatistas peruanos. Quienes nacimos en el Gran Chile, ahora desde la Supremacía nos preguntamos, ¿todo esto, para qué? Al final, vivir en el Gran Chile es elegir entre desiertos fríos, desiertos calientes o la lluvia, el calor y la humedad intolerables.

La migración, para la mayoría de nosotros, supuso atravesar la región centroamericana de anarquía y pobreza, donde no manda nadie y no hay quien compre nada. Felizmente, nuestra comunidad migrante granchilena alcanzó en la Supremacía, la tierra de la prosperidad y las oportunidades, donde quien no triunfa es porque no se esfuerza. En la Supremacía no nos avergonzamos de disfrutar de los dones de la Tierra que nos han sido concedidos, eso faltaba. Al revés: aceptamos el papel privilegiado que nos toca representar sobre la Tierra. Aprovechamos los recursos al máximo, dejamos a los demás en su eco-miseria autoimpuesta, y seguimos buscando una solución tecnológica a los problemas de la Humanidad.

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Comentarios
    • Idealmente (o en esta ficción al menos), economía del regalo para las cosas y libre asociación entre las personas, ¿no?

      En malos tiempos -como los que vienen- poco despilfarro en lujos, eso sí.

    • Gracias por el video. Duro, pero vale la pena.

      Yo creo que siempre hay quien avisa, y siempre hay quien oye y escucha. Nunca los bastantes, porque nos gusta soñar muy bonito y luego el mundo es el que es y la gente somos como somos: maravillosos… y horrendos. Complejos.

      Pero ánimo, y cuidados, y a seguir, que lo tenemos todo por hacer.

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