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“Las mujeres siempre hemos participado en la lucha por el trabajo, pero nunca era nuestra lucha”

Eloína Camiña y Sofía Serrano tienen en común su activismo contra el carbón. Hablamos con ellas de la transición y de las oportunidades que se podrían abrir, pero no se abren, para las mujeres que quieren dejar de ser las esposas de los mineros.

Eloína Camiña y Sofía Serrano, durante una visita al Parlamento Europeo organizada por Greenpeace en enero. TATIANA NUÑO

Eloína Camiña y Sofía Serrano son dos mujeres distintas, pero tienen en común su activismo contra el carbón. Eloína, hija y nieta de mineros, vive en Villablino, un pueblo de unos 9.000 habitantes en el Valle de Laciana, en León. Sofía Serrano reside en Madrid, pero nació y creció en Alcañiz, Teruel, a un tiro de piedra de las minas de Andorra y Ariño. Dos comarcas mineras del carbón en momentos distintos, y con historias distintas, vistas por ojos distintos, pero con muchos paralelismos. Mientras que en el Valle de Laciana llevan seis años luchando por salir a flote tras el cierre de la minería, las comarcas mineras turolenses se preparan para el impacto que supondrá el fin de las subvenciones a finales de este año.

Hablamos con Eloína y Sofía de la frustración, la falta de previsión y el abandono de una transición que es, para ellas, de todo menos justa. Y también de las oportunidades que se podrían abrir, pero no se abren, para las mujeres que quieren dejar de ser tan solo las esposas de los mineros.

¿Cuál es el estado de ánimo en sus respectivas comarcas?

Eloína: Aquí el ánimo cada vez está mejor. Ha habido mucho conflicto, y mucha tensión, pero lo cierto es que la gente está cada vez más tranquila. Los que tenían que trabajar se fueron, porque aquí no hay trabajo. Se han quedado los jubilados y los prejubilados, que también son bastantes, y que a menudo tienen un buen sueldo y pueden cuidar de sus familias.

Va todo muy lento, pero ya están empezando a surgir proyectos que no tienen nada que ver con la minería, y eso a mi es algo que me llegó al corazón, como por ejemplo una fábrica de cerveza. La gente todavía piensa en la mina, pero poco a poco ya están viendo que no, que hay que pensar en alternativas. La zona está todavía muy deprimida económicamente, pero es posible salir adelante.

Sofía: En la cuenca minera de Teruel, el estado de ánimo es de incertidumbre, porque no se sabe qué es lo que va a pasar. A pesar de que la minería ha ido perdiendo peso progresivamente con el paso de los años, todavía sigue siendo uno de los motores clave de la economía del territorio.  Allí, de una forma u otra, todos nos conocemos, y son muchos los que están luchando porque el carbón no se acabe. Así, en una mesa de debate sobre el futuro de las cuencas mineras de Teruel celebrada el verano pasado, todos los partidos de la zona coincidieron en señalar que las ayudas debían prolongarse unos años más.  

¿Cómo ha cambiado la vida en el valle de Laciana desde el fin del carbón?

Eloína: El carbón terminó, aunque no del todo, porque hay una mina local que todavía abre y cierra, con muy pocos trabajadores, dependiendo de si las térmicas queman carbón nacional o no. La mayor parte sí, ya cerró, y la vida ha cambiado drásticamente. El final del carbón ha sido muy violento y ha habido un conflicto social económico y ambiental muy grande. Hemos quedado convertidos en un valle pobre, en el paro y desierto.

Hubo una época de depresión que fue progresiva, pero que ya dura siete u ocho años. Ahora parece que poquito a poco empezamos a resurgir, y la gente empieza a darse cuenta de que tenemos que aprender a enseñar este entorno natural que tenemos tan impresionante, y quizás con un nivel económico un poquito más bajo del que daba la mina.

¿Y cómo podría evitarse esta depresión en zonas que aún no han dejado el carbón, como en Teruel?

Sofía: Lo primero que tiene que ocurrir es que haya espacios de encuentro, donde tanto los que están a favor de que se mantenga el carbón como los que están intentando buscar otras alternativa puedan encontrarse. Se necesita hablar e intentar llegar a un consenso entre la gente del territorio. Ahora mismo aunque no hay una confrontación física, sí que hay bandos  claramente identificados, ya no solo dentro de los pueblos, sino entre los pueblos. Evidentemente en los pueblos eminentemente mineros como Andorra o Ariño la defensa del carbón es más fuerte, mientras que en el resto de municipios que no tienen esa vinculación tan fuerte con el carbón se pueden encontrar más voces a favor de las alternativas.

¿Se ha abierto alguna oportunidad para las mujeres después del fin del carbón?

Eloína: La vida de las mujeres en el valle de Laciana no ha cambiado, porque antes tampoco se hacía nada por ellas. Aquí las mujeres, o estábamos casadas con un minero y nos dedicábamos al hogar y a tener hijos, o éramos camareras, o limpiadoras, o teníamos que irnos. Y la cosa sigue exactamente igual.

Las mujeres siempre hemos participado en la lucha, pero nunca era nuestra lucha. Siempre hemos luchado por el trabajo y por el carbón, pero para ellos, no para nosotras. Luchábamos porque, en realidad, era eso lo que nos daba de comer a las familias. Era algo normal salir a la calle a luchar, pero siempre era por su trabajo, no por el nuestro. No por nuestros derechos, sino por los de ellos. Era lo normal.

Sofía: En el caso de Teruel diría que la situación actual de las mujeres no es tan negativa como en Laciana. Creo que aquí las mujeres hemos tenido más presencia en el mercado laboral, en comarcas como la del Bajo Aragón las mujeres representan casi el 40% de la tasa de ocupación. Pero sí es cierto que en los últimos años, con los recortes de plantilla, ha habido muchas mujeres que han tenido que volver a trabajar, algunas por primera vez, para poder seguir manteniendo a sus familias. En este sentido, es muy importante que se habiliten los programas y recursos necesarios que faciliten la incorporación de las mujeres al mercado laboral en sectores que vayan más allá del cuidado de niños o la limpieza, como ha ocurrido en Laciana.

Eloína: Aquí, si querías buscarte la vida de otra manera, tenías que irte. Aquí no había opción.

Sofía: Las asociaciones feministas, tanto en Andorra como en la comarca del Bajo Aragón, son muy potentes, pero tampoco creo que se hayan puesto manos a la obra para defender una empoderamiento económico de la mujer.

Eloína: En Laciana tampoco. Antes, cuando luchábamos por la minería a cielo abierto había más mujeres que luchaban con garras, pero ahora parece que se han quedado tranquilas. Eso no significa que en este valle no haya mujeres fuertes, que las hay y muchas. Vamos a pensar en positivo y a creer que pronto algo va a estallar.

Aquí hay asociaciones de mujeres potentes, pero normalmente solo trabajan campos culturales y asistenciales. Sobre esto de la minería no quieren saber mucho. Cuando hablas de lo reprimidas que estuvimos, y de lo mal que lo hemos tenido toda la vida las mujeres en este valle tan machista, simplemente lo asumen.

Eso ha sido así hasta hace poco, que comenzaron a ofrecer unos cursos, financiados por la Unión Europea, a los que solo pueden acceder exmineros. Las únicas mujeres que pueden acceder son las menores de 30 años que ni estudien ni trabajen. Viendo esto, que me parece escandaloso, sí que ves cada vez a más mujeres indignadas, hablando entre ellas e intentando que esto al menos se conozca. Pero falta mucho por hacer.

Todo el mundo me habla de que se necesita una transición justa, pero cada grupo parece tener su propia idea de lo que eso significa. ¿Cómo sería para ustedes una transición justa?

Sofía: Una transición justa sería aquella que nos permitiera tener el menor número de heridos posible. Está claro que se van a perder puestos de trabajo y que se va a notar en el territorio, pero no podemos olvidar que Teruel ha recibido mucho dinero para poder dejar la minería, y lo justo sería que todo ese dinero, realmente, se estuviera destinando para lo que se tenía que haber destinado.

No te sabría decir en qué se ha gastado ese dinero. Lo que te puedo decir es que no se ha gastado en aquello para lo que estaba destinado. Actualmente no hay ni una sola alternativa económica que pueda compensar el fin de la minería de carbón, y tampoco he visto que la gente se haya concienciado de que el carbón se va acabar. De modo que, a día de hoy, el territorio no está preparado para abandonar el carbón.

Eloína: En el valle de Laciana no existió una transición justa. Y también llegó una cantidad de dinero enorme, que no sabemos dónde se fue. También hubo muchos cursos de inglés en el extranjero. Porque al final había un conflicto tan grande, tanta ilegalidad, un caciquismo tan enorme… que quién se iba a preocupar de una transición justa.

Tanto Europa como el gobierno central han puesto dinero en subvenciones, cuando previeron que el carbón se iba a terminar, pero nunca se hizo un estudio sobre el territorio y qué recursos usar. Mucho dinero ha ido al empresario del negocio del carbón para mantener su empresa mientras el valle se moría.

¿Está a tiempo Teruel de no cometer los mismos errores?

Sofía: No lo tengo muy claro. En 2010 la Unión Europea ya dio un ultimátum al carbón. Ese año el Consejo dijo que, de ahí en adelante, todas las ayudas que se dieran para el carbón serían única y exclusivamente para cerrar las minas. España entonces se echó las manos a la cabeza. Estábamos en plena crisis económica y se pidió más tiempo. Europa nos concedió el margen de hasta 2018.

El entonces ministro de Industria, Miguel Sebastián, dijo que seguro que para 2018 estaríamos preparados. Y ahora ha llegado el momento y parece que no nos hemos dado cuenta.

Yo entendería que en Europa estuviesen cansados de este tema. El resto de países y ciudades europeas están aprovechando sus subvenciones para innovar en nuevas formas de movilidad, de reciclaje… las ciudades se están reinventando. Y aquí nosotros seguimos convencidos de la idea de que sin el carbón no somos nadie.

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Comentarios
  1. Coches y camiones obligados a quemar aceite de palma para cumplir con los objetivos europeos de renovables

    Los camiones y vehículos diésel quemaron más de la mitad (51 %) del aceite de palma que se usó en Europa en 2017 (un 13,5 % más que el año pasado), según los últimos datos de Oil World, la consultora de referencia en los mercados del aceite y que hacen públicos Ecologistas en Acción y Transport & Environment.
    Ecologistas en Acción y Transport & Environment piden al nuevo Gobierno español que apueste por la eliminación de las ventajas del biodiésel de palma en el Consejo de Ministros de Energía del 11 de junio.
    Desde la introducción de la ley europea para la promoción de biocombustibles en 2009, el uso del aceite de palma ha aumentado de forma considerable: de las 825.000 toneladas en 2008 a las 3,9 millones de toneladas en 2017. El uso de biodiésel de palma es tan elevado que empequeñece las cantidades de aceite de palma utilizadas en otros productos como galletas, cremas de chocolate, champú o pintalabios, que en conjunto supusieron un 39 % del aceite de palma utilizado en Europa en 2017, el punto más bajo de la pasada década.

    Este consumo desmesurado ha supuesto una enorme expansión del cultivo de palma aceitera, sobre todo en Indonesia y Malasia, donde se produce el 85 % de la demanda global. Una expansión que está generando graves problemas de deforestación y de drenaje de turberas, además de la emisión a la atmósfera de enormes cantidades de gases de efecto invernadero.
    Según un estudio encargado por la Comisión Europea (Informe Globiom), el biodiésel de palma es tres veces peor para el clima que el diésel convencional. Un impacto que se suma a las amenazas a hábitats de especies en peligro de extinción como los orangutanes de Borneo y los elefantes pigmeos.
    Esto supone una prueba de fuego para Teresa Ribera ya que España es uno de los países que más biodiésel de palma produce….
    https://www.ecologistasenaccion.org/?p=98410

  2. Los próximos días 15 y 16 de junio tendrán lugar en La Casa Encendida (Ronda de Valencia, 2, Madrid) las jornadas de debate: Ecosocialismo descalzo, con asistencia libre y gratuita.
    Programa de las jornadas Viernes 15 de junio, 18 a 21 h.: 18 h. Jorge Riechmann: “Ecosocialismo o barbarie” 19:30 Adrián Almazán: “La actualidad del ecologismo como propuesta de autonomía».
    Sábado 16 de junio, 10 a 14’30 h.:
    10 h. Emilio Santiago Muíño: “Los frutos podridos de la economía política: releyendo los fragmentos de las máquinas ante la crisis ecológica”
    11:30 h. Carmen Madorrán: “En torno a la Tercera Cultura: propuestas sobre una nueva Ilustración”
    12:30 pausa
    13 h. Jorge Riechmann: “Ecosocialismo descalzo”

  3. Muy interesante el relato que hacen del fín de la era del carbón en sus respectivas comarcas Eloina y Sofía, positivas, honestas y razonables mujeres.
    Que menos que desearos que se puedan cumplir vuestras mejores expectativas de cambio a otras alternativas menos perjudiciales para el medio-ambiente.
    Es preferible más riqueza en salud antes que bienestar económico. Se trata de vivir con sencillez, con lo necesario, sacrificando todo lo superfluo.
    «Mucho dinero ha ido al empresario del negocio del carbón para mantener su empresa mientras el valle se moría»
    De norte a sur de este a oeste, éste es un país donde proliferan corruptos, tramposos, inmorales, egoistas…

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