Los socios/as escriben
El famoso chalet
"Podemos ya había dado un giro bastante difícil de explicar. Había pasado en unos pocos meses del discurso radical empleado a uno mucho más moderado, claramente posibilista."
Me ha llamado más la atención la ardorosa defensa de Pablo Iglesias que algunos de sus partidarios han realizado. Se han volcado en rechazar con virulencia cualquier clase de crítica, viéndola como un elemento más en la campaña de descrédito de Podemos, que desde el principio de esa formación viene realizando la derecha española. Para estos defensores toda crítica es una manifestación de la derechona, que no tolera una formación de izquierdas que pueda llegar a ser una amenaza para sus intereses.
Pero lo más inesperado es que la avalancha de críticas les haya cogido por sorpresa a Pablo Iglesias e Irene Montero. Eso sí que me resulta sorprendente. ¿Qué esperaban? ¿Qué les dieran la bienvenida a una buena urbanización burguesa? ¿Tan ingenuos son? ¿Es que no habían percibido la contradicción entre muchos de sus discursos y actitudes con la opción tomada de irse a vivir a un hermoso chalé en una zona que no es precisamente un barrio obrero? ¿Creían que la derecha no iba a aprovechar esto para proclamar a los cuatro vientos que el líder de la izquierda se apuntaba a una buena vida burguesa?
Podemos ya había dado un giro bastante difícil de explicar en un profesor de políticas. Había pasado en unos pocos meses del discurso radical empleado en el lanzamiento de Podemos a uno mucho más moderado, claramente posibilista. ¿Es que no sabía Pablo Iglesias las dificultades con que se iba a encontrar para conseguir los objetivos con que Podemos se presentó en sociedad? ¿Qué ha sido de las aspiraciones a realizar una auditoría de toda la deuda pública, a establecer la jubilación a los sesenta años, a fijar un salario máximo, a nacionalizar sectores estratégicos…? ¿Son cosas por las que ya no merece la pena luchar o han pensado que es más práctico realizar una política de mercado?
Otro tema que no se puede dejar de lado es el hecho de que en 2014 un grupo de científicos españoles, en línea con la inmensa mayoría de sus colegas en el mundo, lanzó el manifiesto Última Llamada. En él nos daban un grito de alarma: Una civilización se acaba y hemos de construir otra nueva. Las consecuencias de no hacer nada –o hacer demasiado poco– nos llevan directamente al colapso social, económico y ecológico. Allí podíamos leer: La sociedad productivista y consumista no puede ser sustentada por el planeta. Necesitamos construir una nueva civilización capaz de asegurar una vida digna a una enorme población humana (hoy más de 7.200 millones), aún creciente, que habita un mundo de recursos menguantes. Para ello van a ser necesarios cambios radicales en los modos de vida, las formas de producción, el diseño de las ciudades y la organización territorial: y sobre todo en los valores que guían todo lo anterior.
Pablo Iglesias firmó este manifiesto. ¿Por qué lo firmó? ¿Se han reflejado esas ideas en su discurso a lo largo de estos años? Y ahora, mudarse a un chalet de 200 m², a 40 kilómetros del centro de trabajo ¿es uno de los cambios radicales que se necesitan en nuestro modo de vida?
Podemos ha traicionado a sus votantes y mientras la derecha del PP y C,s partiéndose de risa.
Chapeau Antonio!
Cuanta razón expones en pocas palabras.
PODEMOS se ha convertido en la nueva socialdemocracia y el PSOE ha pasado a la derecha.
Lo más radical de uno y otro partido hace mucho que abandonaron sus respectivas naves.