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Julio Rodríguez: “Me siento utilizado para lo que yo quiero ser utilizado”
Julio Rodríguez, 'el general de Podemos', conversa con La Marea sobre su experiencia militar y política a raíz de la publicación de sus memorias.
Julio Rodríguez llega solo, con puntualidad castrense y atuendo casual a la cafetería de un conocido hotel de la Gran Vía de Madrid, donde tiene lugar esta entrevista. Hace una tarde de viernes primaveral y Boogaloo Blues de Johnny Colon inunda la estancia, haciendo que el bullicio tras la ventana parezca una película muda. Luce ademán sereno, gesto seguro y verbo directo, aunque se permite irse por las ramas.
José Julio Rodríguez Fernández (Ourense, 1948) tiene uno de los perfiles más peculiares de Podemos. Entró en el Ejército en 1969, fue piloto de caza, ascendió a General del Aire y llegó a ser Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) a propuesta de la ministra de Defensa Carme Chacón. En 2015 se incorporó a la formación morada como candidato al Congreso por Zaragoza y después por Almería, sin lograr escaño, y actualmente es secretario general de Podemos en Madrid capital. Acaba de publicar Mi patria es la gente: el testimonio del general de Podemos (Península), una autobiografía de 350 páginas que repasa su vida y sus turbulencias, la evolución de su pensamiento político y su experiencia como militar progresista en las Fuerzas Armadas (FFAA) españolas en el tardofranquismo, la Transición y la actualidad.
Julio Rodríguez, ¿quién es usted?
Soy un ciudadano normal. He tenido una actividad profesional durante más de 50 años y guardo mucho cariño por lo que he hecho. He tenido más impacto mediático ahora, esta sociedad aún no asume que un ciudadano, aunque sea general, tiene su parte política y puede optar por un partido. Nuestra democracia es joven y todavía tiene que asumir que las Fuerzas Armadas también son plurales.
Mi patria es la gente, ¿qué entiende usted por patria?
Yo quiero que la palabra patria no esté asociada a un determinado grupo que nos la ha robado. La gente al hablar de patriotismo habla de banderas, de símbolos y de chillar, y habla de una derecha que precisamente es la menos patriota, porque es capaz de sacar su dinero a paraísos fiscales. El patriotismo no se proclama, sino que se practica. Nadie se define por llevar una pulsera, sino por su manera de actuar, por sus hechos. Otra cosa es que discrepemos del proyecto. Todo el mundo quiere lo mejor para su país hasta que se demuestre lo contrario.
¿No siente que esa es una batalla perdida para Podemos?
Este es un proceso largo que requiere perseverancia. La izquierda no puede dejar que se roben palabras. Recuerdo cuando en la transición se hablaba de libertad y había quien decía «bueno, pero libertad bien entendida». No, libertad es libertad. El patriotismo no es de uno, es de todos. Creo en un patriotismo que sea más racional que visceral. Está bien que hablemos de los símbolos, pero hay cosas más allá. Hace falta un patriotismo en el que tú estés orgulloso de tu país, de un proyecto de país, no de un gobierno determinado.
¿Qué tal se lleva su concepto de patria con las migraciones?
Mi concepto de patria está ligado a la gente, a quienes viven en una misma comunidad, y no está asociada a fronteras ni a barreras culturales. Es un concepto amplio y generoso.
Usted ha sido militar toda su vida. Jerarquía, verticalidad, ¿cómo se ven estos conceptos dentro de Podemos?
Podemos es un partido joven que nace de un movimiento asambleario como es el 15M y que decide organizarse como partido. Al principio costó porque estaba constantemente en campaña electoral, pero tiene claro que debe organizarse. Para conseguir unos objetivos, no solo en las FFAA, hay que tener una estrategia, un líder, unas tareas asignadas a unos y otros. Aquí igual. Eso requiere debate pero al final también requiere una organización que tiene una responsabilidad, porque se le ha delegado, y que debe estar bajo control, como cualquier organización. En ese proceso estamos.
¿Qué le diría a la gente que sigue votando a Podemos «con la nariz tapada» porque le ilusionaba más el Podemos de los primeros días? Ese que iba a delegar las decisiones en los círculos
Una cosa es que te alejes de donde vienes, de la gente, de los círculos, y te conviertas en clase política, como le pasó a los viejos políticos. Otra cosa son las decisiones operativas. Cuando vas conduciendo, vas por un carril u otro, pero no puedes esperar con todas las decisiones. Hay consultas, hay debate, pero hay ciertas decisiones que tú has delegado en un consejo ciudadano, en una ejecutiva, en una lista. Yo creo que eso forma parte también de la educación política. Has votado y delegado unas decisiones, exígelas, y si no se cumplen, cambia. La organización es necesaria y eso es algo que tenemos que asumir y aprender.
A pesar de las traiciones internas, la derecha transmite una imagen de unidad. ¿Qué tal la disciplina en Podemos?
Si te fijas, siempre se trata de la disciplina que da el poder. Los partidos se desgajan cuando pierden el poder. Se suele decir eso de que «más dura es la oposición». La crisis del PSOE aparece cuando pierden el poder, la crisis del PP [dura] hasta que encuentra un liderazgo y llega al poder. En Podemos teníamos prisa, sensación de que íbamos a asaltar el poder, pero esto es una carrera de perseverancia. Yo no cambio de idea porque consiga o no tal cosa, mi objetivo es este y sé que lo voy a conseguir en 2019, y si no, en 2023. Pero no me voy a ir al PP o a Ciudadanos, porque entonces estaría cambiando en función de mi agenda personal. Eso ocurrió con UPyD y seguramente habrá trasvases entre PP y Ciudadanos, según quién domine.
España tiene unas FFAA modernas pero aún perduran las simpatías hacia el franquismo, ¿cómo lidió con eso durante su época de militar?
En mi época, en los años 70, con el fin del franquismo y la aprobación de la Constitución, la gente no cambió de mentalidad de la noche a la mañana. Eso es un proceso de educación. Si leemos los libros de la Transición de Narcís Serra y demás, se aprecian los primeros cambios. Se crea un ministerio de Defensa, después se pone a civiles donde antes había militares. Lo que más tarda en cambiar es la enseñanza, y eso además puede ir hacia atrás, como ocurre con nuestra Ley de educación. La educación es fundamental y eso lo tiene muy claro la derecha. Ocurre también en el ámbito militar: ¿por qué alguien sabe cantar el cara al sol? Alguien se lo habrá enseñado. Estoy extralimitando el ejemplo pero, sin volver a situaciones extremas como la del franquismo, ahora volvemos a perder derechos, a decir que lo bueno es la seguridad en contraposición con la libertad. Todos esos recortes de derechos, ¿contra quién no han podido? Es importante que la gente se movilice y se politice. Me estoy alargando, pero es que esa es más o menos mi tesis: la política la tenemos que hacer nosotros, no los políticos, aunque ocupemos un cargo, por eso no podemos olvidarnos de la gente, de los círculos, de la importancia de que la gente se reúna y se manifieste.
Relanzo la pregunta: ¿le ocasionaba problemas ser un militar con ideas progresistas en su época?
Sí, y tuve mis crisis. Lo cuento en el libro. Por ejemplo, en la época de la Transición hay una presión enorme de ETA, 80 o 100 muertos al año, dos por semana. Esa tensión no la habría soportado una sociedad como la de ahora. Aquello se soportó porque había mucha gente que no quería volver atrás. Había golpistas, fascistas, mucha gente de Fuerza Nueva, grupos parapoliciales de extrema derecha, no solo el GAL. Llega el año 81, se produce el golpe de Estado a pesar de que las FFAA están sometidas al poder civil. La gente pensó «nos echan para atrás otra vez». Era un golpe militar, pero había un golpe civil en paralelo. Lo cuentan Javier Cercas y otros. No entro en el terreno especulativo, pero hay muchas cosas que hablar. Año 82, hago un curso de comandante y presento una monografía titulada El complejo militar industrial como estímulo económico, un estudio sociológico en el que hablo de la importancia que tenían las ideas de Eisenhower, la importancia de trabajar para construir la paz e incluir esto en las academias militares. Me suspenden. Repito y al año siguiente hago una monografía adaptada al sistema, y paso. Ahí empiezo a ser postergado en algunos destinos. No había robado ni pegado a nadie, pero siendo capitán, casi comandante, paso de la parte operativa, de la dinámica de volar por así decirlo, a la parte de gestión. Y ahí entra mi crisis, en la que tengo mis depresiones. Hasta llegué a pensar en irme a una línea aérea. Entonces aprovecho un destino en Múnich para trabajar en el programa de la OTAN para el Eurofighter. Al volver a España, de nuevo con tareas operativas como piloto de F18, empieza una época de anestesia política. Finales de los 90, España crece, todo el mundo está contento, se da el boom inmobiliario… No había ese debate político [de la Transición], tampoco en las unidades. Se reconoce a las FFAA como modernas, comienzan las misiones en el exterior, una buena táctica del PSOE para que la gente saliera y se fuera ‘desasnando’ en ese sentido. Hasta que llega la crisis y volvemos para atrás porque esas ideas políticas resultan no estar tan firmemente consolidadas. Y ahí comienza otro proceso de despolitización, yo lo llamo ‘de anestesia’. Asumimos la crisis porque nos dicen que es sistémica, y sale a la calle una gente, no otra. Comienza el 15M, los jóvenes empiezan a salir a la calle. Y todo eso sucede en paralelo en las FFAA.
¿Cómo son las relaciones visibles e invisibles de Podemos con las FFAA? ¿Qué contactos mantiene con sus antiguos compañeros?
En cuanto a las relaciones invisibles, dejé las FFAA en 2011 y en los cuatro años siguientes he mantenido relación, estando ya retirado, con amigos y compañeros. Los amigos fueron fieles, dicen que respetan mis opciones aunque no estén de acuerdo, y siempre están ahí. Los compañeros se encuentran con ese dilema. A algunos les dije que no tenían obligación de defenderme. Si pido información, a mí no me la van a dar porque piensan que se la voy a dar a Podemos, por eso evito provocar. He renunciado a algunas cosas. Por ejemplo, tengo derecho a ir a algunos pabellones militares, pero no voy, para no hacer daño a Podemos. Tengo derecho a aparcar en Cibeles, pero no llevo allí mi coche porque alguien dirá que el de Podemos está usando privilegios. También he decidido salirme de algunos chats para no oír algunas cosas y no verme obligado a contestar. Hay quien me defiende, hay quien me ha dicho que se está hablando mucho de mí en las FFAA, y eso está generando debate. Creo que eso es bueno.
¿Sabe de gente de las FFAA que se plantee echar manos en Podemos?
Sí, hay gente. Trabajamos mucho con asociaciones militares, pero tenemos cuidado de que no se les asocie con Podemos para que no salgan perjudicados. Sé que en las FFAA hay gente progresista y que simpatiza con Podemos, porque piensa que el Ejército es un reflejo de la sociedad civil. Sí, hay más gente conservadora, pero creo que todo esto al final mi opción va a beneficiar a las FFAA porque ha abierto el debate.
Sigue habiendo estamentos militares que usted conoce y que no se cortan para pedir el despliegue de tanques en Cataluña, sin que pase nada. ¿Qué siente ante este tipo de situaciones?
Comparo muchas veces el trato que tuvimos cuando Carme Chacón era ministra de Defensa. Aquello generó muchos titulares. Primero, porque era mujer. Luego, porque era socialista. Y además, el PP quería coger el poder. Cometimos, creo, pocos errores, porque Chacón era prudente. Cuando pasé a Podemos, al principio me acusaron de haber hecho declaraciones sobre Cataluña. Yo pedí diálogo y debate político, y el mismo Jemad actual dijo que estaba muy preocupado por Cataluña y que estaba satisfecho. Lo dijo una persona en activo, y no hubo titular resaltado. También hay gente retirada que dice barbaridades, como el general Quintal, el general Dávila, y un general de división es el presidente de la Fundación Francisco Franco, recién nombrado, y ese no es que se haya hecho fascista, es que ya lo era. Hay todavía mucha carcundia.
Usted reconoció que su fichaje en Podemos podía ser una estrategia de marketing, ¿no va eso en contra el espíritu de Podemos?
Soy consciente de que cuando Podemos decide buscar gente de la sociedad civil de cierta relevancia, [mi fichaje] fue una estrategia para abandonar esa marca de perroflautas. Buscaron a gente como yo o como Vicky Rosell, Juan Pedro Yllanes, o como Pérez-Royo. En ese sentido, sé que entras para dar solidez y hasta para ser utilizado, pero yo quiero ser utilizado por esta causa porque creo en Podemos y me parece bien. Aunque yo no sea un experto en comunicación, me parece bien que me saquen en los medios para dar esa imagen. Me siento utilizado para lo que yo quiero ser utilizado.
¿Qué puede decirme de la relación de la monarquía con la derecha española?
Hay una paradoja. La monarquía se apoya mucho en la derecha, pero ojo, porque la derecha la ha traicionado muchas veces. En el golpe de Estado mucha gente se metía con el rey Juan Carlos y sus mayores enemigos los tuvo en las FFAA. Eso sí que es patrioterismo y no patriotismo. El papel que tiene que jugar la monarquía es un papel de neutralidad, y que no se agarre a la derecha, porque no la va a sostener mucho. La monarquía se tendría que asentar en una postura de neutralidad al estilo británico, porque no es una institución democrática sino que se transmite por herencia.
¿Qué opina un ex JEMAD de la legalización de la marihuana?
Me parece que es algo que tiene que caer como cosa natural, como ocurrió con el alcohol. Es algo que está reconocido científicamente, terapéuticamente. Hay que someterlo a debate, pero creo que es algo que caerá por su propio peso.
¿Usted ha probado alguna vez la marihuana?
No. Me la han llegado a ofrecer, pero yo ya no fumaba ni tabaco. De hecho dejé el tabaco siendo muy niño porque no me gustó.
Cambio de tercio. Usted trabajó para la OTAN. Al principio Podemos defendía la salida de España de la OTAN…
Eso quedó claramente definido en nuestro programa electoral del 20-D. Consideramos a la OTAN como una organización obsoleta, asociada a un entorno de guerra fría. Apostábamos por un proyecto de defensa europeo, entre vecinos, defendíamos una transición de una organización como la OTAN a una europea. Como queríamos gobernar al día siguiente, en el programa dijimos que defendíamos eso, pero que lo haríamos de forma transitoria.
¿Qué tal su relación con Izquierda Unida? Hay gente en Almería que se enfadó cuando usted fue primero por la lista
Sí, Julia de Onda Cero me recordó en una entrevista que me llamaban ‘el mono amedo’ o algo así, diciendo que habíamos puesto unas declaraciones polémicas de la dirigente de Izquierda Unida. Recuerdo que el primer mitin que di allí lo di con gente de Izquierda Unida. La verdad es que la gente de allí salió contenta, hubo quien dijo «me cago en la leche que va a ser la primera vez que vote a un general». Evidentemente, sé que produce todavía mucho rechazo, hay estereotipos, gente que me responde en Twitter y me tacha de ser el carnicero de Libia, etcétera. Pero mi relación con la gente, con el Ayuntamiento, con Mauricio Valiente, con Carlos Sánchez Mato, con el responsable de Podemos Madrid, Ángel Guillén, responsable de Izquierda Unida Madrid, políticamente es así. Pero sí que entiendo que se produzca un rechazo no hacia Julio Rodríguez, sino al estereotipo del militar. La gente no asume que un militar pueda ser de izquierdas. Hay que hacer pedagodía, renovar la idea de seguridad.
¿Y qué cree que habría que hacer con Siria?
He escrito al respecto, sobre todo cuando se hablaba más de la lucha contra el yihadismo. Había mucho más que eso. La prueba es que ahí siguen los problemas de hezbollah, Israel, Irán, los kurdos. Cuando se habla de un conflicto, siempre digo que hay que ir a la raíz. En el concepto de seguridad que promuevo en Podemos quiero que se entienda que el recurso militar es el último recurso, que aparece cuando ha fracasado la política. Debe haber diplomacia, comercio, cooperación al desarrollo… ¿Por qué se gasta tanto en el instrumento militar en Siria o Afganistán y no se dedica una cantidad similar para ayudar a que ese país se desarrolle? En esos países no han fracasado las FFAA, ha fracasado la política. Militarismo es resolver los conflictos con el instrumento militar, que es lo que hace Trump. Eso favorece al complejo militar industrial.
¿Cómo ha sido su experiencia con la industria militar? ¿Ha recibido muchas presiones?
Cuando se habla de presiones y corrupción, evidentemente hacen más presión los grandes emporios, industria farmacéutica, inmobiliaria… Y armamentística. Yo no he tenido, pero sé que esas presiones están presentes a todos los niveles, desde las puertas giratorias. Hay ejemplos claros: los ministros Serra, Morenés… Los últimos jefes del Estado Mayor también han pasado a la industria. Mi sucesor en el cargo trabaja ahora en Iberdrola. ¿Quién decide el presupuesto militar? ¿Por qué ha de crecer el 2% y no el 3% o el 1%? No se debate. La industria militar creció mucho con los programas de armamento, pero al llegar la crisis varias de estas compañías fueron absorbidas por otras. Indra es una golosina para empresas como Thales.
Usted tuvo una relación cercana con la ministra de Defensa Carme Chacón, ¿intercedió usted o le supuso algún problema que dicho ministerio aprobase la venta de armas a países como Arabia Saudí, Egipto o Turquía?
Yo fui también responsable de la Dirección General de Armamento dos años. Estuve con el ministro Alonso y varios secretarios de Estado. En ese tema, nosotros en época de Chacó fuimos los que firmamos la prohibición de las bombas de racimo. En esa época empezó la crisis y no hubo tanta venta exterior. Recuerdo la venta de fragatas a Noruega. Creo que fuimos estrictos con la Ley de exportación de armas, que es una buena ley, otra cosa es que no se cumple. Se hacen trampas: yo puedo vender armas a Eslovenia y que estas acaben en el ISIS. Respondiendo a su pregunta, nunca me encontré en ese conflicto. Si en mi época se produjeron este tipo de ventas, yo no fui consciente.
Si ustedes no firmaron esas ventas, ¿hicieron algo para intentar dar marcha atrás?
En aquella época no recuerdo ningún contrato en le que se hiciera ese tipo de ventas. Recuerdo las fragatas a Noruega, gran contrato de Navantia. Había empresas como Espal, que vende munición, eran contratos de empresa a empresa, y eso obviamente lo llevaba la JIMDDU [Junta Interministerial para el Comercio y Control del Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso], que depende de Economía y Hacienda a través de Industria y la secretaría de Estado de Comercio, por lo que ni Chacón ni yo tuvimos esas decisiones. Sí surgió el tema de las bombas de racimo, con una empresa como fue Instalaza, y aquello fue denunciado y no se resolvió. Chacón fue la adalid de la firma de ese protocolo.
Después llegó el ministro Morenés e indemnizó Instalaza…
Es que fue asesor de Instalaza.
¿Conoce personalmente a Morenés?
Sí.
¿Qué opinión le merece?
Es una persona que llegaba al despacho y parecía que en vez de ser secretario de Estado, iba representando a tal o tal empresa del País Vasco. No le han nombrado embajador en Washington por su nivel diplomático.
¿Ha recibido ofertas de trabajo de la industria armamentística?
Claro que he recibido oferta. Y cuando tras cuatro años decido aceptar una oferta política en la que además pierdo dinero, me acusan de traición.
¿Qué empresas le propusieron un puesto?
Prefiero no decirlo. Pero sí te digo que a un Jefe del Estado Mayor de Defensa con experiencia en gestión de armamento y material, le caen muchas más ofertas que a cualquier otro.
¿Quién más sabe de temas de Defensa en Unidos Podemos?
Nosotros estamos muy en contacto con las asociaciones militares, con la AUME y demás. En la Comisión de Defensa está Juan Antonio Delgado, que es Guardia Civil, y tiene gente que trabaja asesorando en defensa, gente joven que está adquiriendo conocimientos sobre la dinámica parlamentaria y sobre temas de defensa, pero no hay mucha gente. Yo soy responsable de un equipo que llamo de paz y seguridad, pero como es gente voluntaria, no podemos exigir, y tampoco tenemos tanta información de la administración. A nosotros esos informes no nos llegan, porque aunque sea información abierta, a los de Podemos no nos ponen fácil el acceso. Nos faltan contactos todavía. Le ocurrió lo mismo al PSOE al principio pero ahora ya tiene su red de contactos.
Si Unidos Podemos llega al gobierno, ¿usted será ministro de Defensa de manera incuestionable?
No. Si mi nombramiento es polémico, debe ser alguien que no lo sea. Yo como político sí lo haría. Además, no siempre un militar es el mejor ministro de Defensa, ni un médico es siempre el mejor ministro de Sanidad, o un maestro de Educación. Hace falta un responsable que tenga capacidad de gestión y que se rodee de un buen equipo. Creo que no tiene por qué establecerse esa relación, yo puedo seguir trabajando en labores de asesoramiento y control, además yo ya tengo una edad y este es un partido joven que quiere incorporar a gente joven.
Me sorprende su respuesta, pensé que usted estaba llamado a ese puesto…
Bueno, sé que se ha vendido así, pero mi opinión es esa. Si alguien me hace una propuesta, como cuando me dicen de ser secretario de Madrid, digo «oye, creo que hay opciones mejores». Si me lo explican, me tienen que convencer mucho de que yo, que he producido estas reacciones en las FFAA, no produzca otra especie de choque. Creo que políticamente hay que poner a alguien que sea menos polémico.
¿Tiene conciencia feminista en su día a día?
Estoy aprendiendo un montón. A veces me han llamado la atención. Por ejemplo, todavía no me sale el lenguaje inclusivo. Cuando he ido a una mesa y hay tres hombres y una mujer, lo he dicho. Cuando en las asambleas se pide el turno de palabra, presto atención a que se alterne entre hombres y mujeres. Aunque parezca que lo tenga que hacer por la fuerza, porque mi educación es machista y patriarcal, es un factor de cambio grande y esas reglas las tengo muy metidas. Si no encuentro a la persona idónea, la tengo que buscar. Dicen que en Defensa no hay expertas: pues a buscarlas. Me parece que me van a pillar en renuncios de clave machista, como sucedió con aquella foto [en referencia al a foto de Iglesias, Errejón y Espinar ante un cartel que decía ‘Nosotras’], los hombres que presumimos de ser feministas no nos dimos cuenta, y tuvo que decírnoslo una mujer. Me cabrea no darme cuenta. Hace falta educación.
Con la contribución de Alberto Navarro Expósito.
Yo como inscrito y militante de Podemos Chamartin también me siento utilizado por usted señor Julio.
Cuando vea que usted cumple con la democracia, respetar lo decidimos en las asambleas como usted y su consejo ciudadano no hacen, en ese momento dejare sentirme utilizado.
¿Podemos salió del 15M o fue en el fondo alumbrado o por lo menos arropado, por el sistema capitalista para cambiarlo todo para que nada cambie?.
La izquierda tradicionalmente fue invisibilizada por el sistema y justo cuando la izquierda tenía las mejores perspectivas y la calle hervía de contestación apareció Podemos, un partido promocionado por todos los medios como nunca se había visto.
Que se apuntó mucha gente del 15M, sí, es innegable.
Comparto la opinión de que la política la tenemos que hacer los ciudadanos. Se ha visto que cuándo se mueve la calle los políticos se suben al remolque.
OTAN es la mayor organización criminal, es el peor terrorismo, el tiene sometidos, aterrorizados y acribillados a los desdichados pueblos que están en el punto de mira de la dictadura capitalista.
A ella van destinados los gastos de defensa de los países que formamos parte de esta dictadura. Este país le aporta generosamente.
Acordémonos pués de que nos guste o no acoger tenemos la obligación moral de acoger a los que intentan escapar de las masacres y barbaries a las que les condenamos.
PERE ORTEGA – PRESIDENT DEL CENTRE DELÀS D’ESTUDIS PER LA PAU: ¿GASTO MILITAR O GASTO SOCIAL?
Cuesta creer que en medio de la crisis económica que desde el año 2008 estrangula la ciudadanía del Estado español, el gobierno se lance a tan increíble aumento de gasto militar, en el que el incremento final rondará los 17.000 millones, cuando, por el contrario, se ha recortado el gasto en sanidad, educación, infraestructuras, cultura; las pensiones de jubilación están amenazadas, y faltan políticas que detengan el aumento desbocado de precios de la vivienda y de fomento del trabajo para reducir el paro. Unos recortes y carencias que convierten el anuncio de este colosal aumento del gasto militar en un insulto a la ciudadanía. Porque en España, las principales amenazas no provienen de posibles ataques militares, sino de las carencias en los ámbitos sociales, culturales, de vivienda y trabajo.
La racionalidad se basa en el camino contrario, reducir el gasto militar para cubrir las necesidades de las personas.
(El presidente Mariano Rajoy, en la cumbre de la OTAN celebrada en Gales en septiembre de 2014, se comprometió de palabra, como hicieron el resto de presidentes de países presentes, de alcanzar el 2% del PIB en gasto militar en 2024. Una cifra que sale de la imaginación de los mandos militares del Pentágono, y que el presidente de Estados Unidos, sea republicano o demócrata, ha ido repitiendo invariablemente en los últimos años, y que el actual presidente, Donald Trump, llegó al extremo de amenazar con abandonar la defensa de Europa y la OTAN si los países europeos no contribuían a su mantenimiento. Una insistencia en aumentar el gasto militar europea que, no hay que engañarse, está determinada por el interés de EE.UU. para favorecer su industria militar y sus ventas de armas en Europa y en el resto del mundo. Por una razón principal, porque EEUU es el principal fabricante de armas del mundo y cualquier aumento del gasto militar beneficia su industria).
Creo que este sujeto no está bien: no le sale el lenguaje inclusivo, es feminista aunque le hicieron ser machista, su patria es la gente…aunque vengan del norte de África e instauren poco a poco una cultura y religión medievales. El mismo reconoce que la depresión le tuvo indeciso…y salió por aquí. ¿Que demonios pasaba por su cabeza en los años en que era máximo responsable de la defensa de un país que no sabe qué es?. ¿Sintió alguna vez datisfaccion por el asesinato por ETA de algún militar facha? ¿No era consciente de que le hubieran matado a él también unos terroristas que hoy reciben el apoyo y comprensión del partido al que él mismo pertenece?. Esté sujeto o es un psicópata o es una muy mala persona.
Este señor desvaría. ¿Por qué no dijo lo que pensaba durante 50 años? Ahora va de «progre». Patético.
Me tengo por antimilitarista tanto como por anticlerical.
Pero he leído con agrado toda la entrevista y lo que dice este hombre me gusta y me transmite una sensación de honradez, lucidez y sosiego que no me esperaba.
Me ha alegrado saberlo.
Saludos.
El General Julio Rodrguez, es todo un ejemplo de lo bueno que tenemos los seres humanos, lo tenia todo, pero su etica intelectual y empatia hacia hacia un mundo donde la justicia y la equidad sea igual para todos, hace de el que en una sociedad como la actual sea un referente postulado de como debemos ser los seres humanos.
Gracias General por tan magnifica leccion.
Desde luego yo con Vd, siempre iria a su guerra.
Vd a personas como yo nos da ese alito de pensar que es posible tener un mundo caminando hacia el paraiso.
Un fuerte Abrazo.
Ricardo Arrondo.
Este tipo, de doble moral -como todos los de Podemos- lo único que no hace es autocrítica. Que repase los juramentos que ha hecho a lo largo de su vida (por ejemplo, el de fidelidad al Rey, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas) y se verá lo hipócrita que es. No es más que un traidor a la Institución y a sus ex compañeros. No podría ser Ministro de de Defensa porque no tiene el cariño y respeto de absolutamente nadie dentro de la Institución.
Comentario como el de éste individuo,nos hacen ser más fieles a PODEMOS,porque sin desearlo nos confirmar que vamos por la dirección correcta,el cariño y el respeto se gana de la buena gente de mala se compra.
Vamos a ver, tipo: Si fuera uno de derechas y bien de derechas, ¿le hablarías así? ¿O eres el tan visto y típico lameculos del poder?
Julio Rodríguez,, Gracias por tu honestidad y valor eres un ejemplo para muchos y que personalmente admiro. Gracias.