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ROAR, Reflexiones sobre una Revolución
ROAR Magazine fue refundada hace poco más de dos años en Londres como revista trimestral, digital y en papel. “Vemos ROAR como un altavoz para los movimientos sociales contemporáneos, y como caldo de cultivo intelectual para el análisis crítico y las ideas revolucionarias”, cuenta su editor.
Cuando una publicación, ya desde el nombre, se declara revolucionaria, puede crear ciertas expectativas difíciles de cumplir. ROAR (siglas que deletrean Reflexiones Sobre Una Revolución en inglés), no decepciona. Su visión, totalmente alejada de los cánones de los medios comerciales, se centra en la primera línea de las muchas batallas que se libran en todo el mundo. La idea, declaran en su web, es reflexionar desde una perspectiva de base sobre la lucha por la democracia real. Sin un solo anuncio.
ROAR Magazine fue refundada hace poco más de dos años en Londres como revista trimestral, digital y en papel, después de haber sobrevivido desde 2010 en forma de blog. Su editor es Jerome Roos, que compagina el puesto con su trabajo como investigador en Economía Política Internacional en la London School of Economics. Roos explica a La Marea que la publicación nació y creció con las protestas y las revueltas que sacudieron las conciencias del mundo, desde las primeras concentraciones de la Primavera Árabe en 2011 hasta el movimiento Occupy en Estados Unidos, pasando por los movimientos antiausteridad europeos como el 15-M. Para Roos, la diferencia con los medios tradicionales es cualitativa, y se sitúa en el objetivo primario del medio: “Vemos ROAR como un altavoz para los movimientos sociales contemporáneos, y como caldo de cultivo intelectual para el análisis crítico y las ideas revolucionarias. Es eso lo que nos diferencia de los medios tradicionales y las publicaciones académicas, cuya misión va más en línea de mantener o, como mucho, reformar el statu quo, en lugar de transformarlo radicalmente”, cuenta el editor.
Para el propio Roos y el otro editor de ROAR, el periodista freelance Joris Leverink, los malabarismos de complementar esta labor voluntaria con su trabajo diario es la mayor dificultad, y en el horizonte solo tienen la supervivencia del proyecto, que depende de las aportaciones de los lectores, ya sea a través de compra, suscripción o donación. Sin embargo, son optimistas al ver la cantidad de medios independientes que van surgiendo en toda Europa: “Es un momento muy interesante para trabajar en un proyecto como ROAR. Precisamente porque no estamos solos en esto,” concluye.