OTRAS NOTICIAS | Tus artículos
En memoria de Alfa, el jornalero que se suicidó en un asentamiento de Huelva
"Algunas asociaciones de la zona aseguran que la atención psicológica habría podido evitar el trágico final de Alfa. Es el calvario que viven estas personas que deciden abandonar sus países para dirigirse a Europa y que son, en la mayoría de las ocasiones, la esperanza de la familia", recoge Teresa Palomo.
TERESA PALOMO // Se llamaba Alfa. Los que lo conocían no sabían exactamente su edad, pero sí sabían que venía de Gambia y que había llegado a Europa cruzando el Mediterráneo desde Libia. Después de llegar a Italia se trasladó a Lepe (Huelva) en busca de trabajo. Al no tener suerte caminó mas de 50 km para seguir buscando empleo en Palos de la Frontera. Allí se instaló en la chabola 217 de un asentamiento. Sus vecinos dicen de él que era una persona muy reservada, que apenas hablaba con nadie o se relacionaba y que pasaba largos ratos a solas con la mirada perdida. Tras tres meses en España, Alfa decidió acabar con su vida colgándose de un árbol cercano al asentamiento.
Fue encontrado por uno de sus compañeros la noche del 25 al 26 de abril aunque es posible que se suicidara el día anterior. Su compañero afIrma que lo vio ahí, que parecía que estaba de pie o paseando, pues sus pies rozaban prácticamente el suelo. Fue después de unas horas en las que se dieron cuenta de que Alfa llevaba inmóvil toda la noche. La Guardia Civil lo trasladó al tanatorio Virgen de los Dolores, donde este sábado permanecía en el tanatorio a la espera de ser repatriado. Uno de sus familiares consiguió llegar a Palos de la Frontera el pasado martes.
Según el testimonio de sus compañeros, Alfa dejó a su mujer e hijos en Gambia y salió a buscar una vida mejor para él y para los suyos. Después de pasar por las manos de las mafias en Libia, se subió a un bote hinchable para cruzar hasta Italia. Alfa tuvo que sentirse muy desamparado para pensar que la muerte era la solución a sus problemas o es posible que las secuelas psicológicas del viaje a través del desierto y los campos de detención libios, le hayan llevado a ello. Desde algunas asociaciones de la zona aseguran que la atención psicológica habría podido evitar el trágico final de Alfa. Es el calvario que viven estas personas que deciden abandonar sus países para dirigirse a Europa y que son, en la mayoría de las ocasiones, la esperanza de la familia.
Poblados indignos
La falta de acogida obligó a Alfa a dirigirse hasta los asentamientos de Huelva para intentar trabajar como jornalero en la campaña de la fresa. La mayoría de estos poblados no están habilitados para vivir en ellos, al menos no de una forma digna. No hay ni luz ni agua corriente, las chabolas se construyen con palets y plásticos reciclados de los invernaderos, no hay seguridad y se incendian cada pocos meses. Hasta aquí llegó Alfa y decidió que no quería continuar.
Antonio, voluntario en Asunci, lleva dando apoyo a estos jornaleros desde hace años. Conscientes de cuál es la situación de las personas que trabajan en los invernaderos, decidieron crear una asociación donde quien quiera puede pasar el día, ver la tele, ducharse, lavar la ropa y encontrar apoyo en los momentos mas duros. El pasado jueves 3 de mayo, se organizó un humilde acto en memoria de Alfa en el mismo asentamiento que fue su hogar durante los últimos días de su vida. Hasta ahí se acercaron diputados Diego Cañamero e Isabel Franco para informarse de lo ocurrido en Palos de la Frontera. Sin embargo, ningún medio se hizo eco de la muerte de Alfa.
Gracias por dar a conocer esta historia, aunque sea tan triste y de poco interés para muchas personas. Ahora más que nunca necesitamos una prensa como la vuestra. Gracias de nuevo.