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Instinto de libertad

"En ese proceso de construir ese Estado de libertad absoluta para unos cuantos pudiera ser que apareciera el instinto de libertad del resto", opina Ana Cruz.

ANA CRUZ MUÑOZ // Igual que cuando se habla de «pobreza energética» se está diciendo sencillamente pobreza y cuando se dice «pensiones dignas» se está diciendo sencillamente dignidad, también cuando se habla de «libertad de expresión» se está diciendo sencillamente libertad.

Como vivimos todos juntos, para no estar en guerra constantemente, entre otras cosas porque si lo estuviéramos ya nos habríamos extinguido, nos inventamos eso de que «mi libertad acaba donde empieza la del otro» y lo extrapolamos a mi pobreza, mi dignidad, mi sabiduría, mi igualdad, mi respeto, mi paciencia, mi ira, mi salud, mis creencias, etc. Todo bajo el paraguas de una constitución diseñada en circunstancias peligrosas y con riesgo de sediciones.

Pero no valen esos límites y extrapolaciones fuera de esas circunstancias tan especiales. En contextos diferentes las palabras cambian de significado y los usuarios se adaptan al medio. Es cuestión de supervivencia o no extinción temprana.

Usar los medios de comunicación para mentir sobre la realidad que podemos constatar cualquiera y hacerlo más de una vez le sale gratis al gobierno, a cada uno de sus miembros y socios. Parecen que hayan superado el Estado social, de lo común, del no solo sobrevivir sino vivir bien, del que dice que las reglas las cumplimos todos, del sencillamente Estado y hayan alcanzado un alterestado, un pseudoestado en el que reírse de los demás en su cara, aprovecharse del trabajo de los demás en sus sueldos y pensiones, degradar lo público hasta hacerlo indeseable y en el que practicar la mayor inmoralidad les premia.

Ese Estado del gobierno actual y sus socios no tiene naturaleza humana, no procura educar los instintos violentos, es un producto cultural fruto de la de libertad personal absoluta, la que hace lo que se desea cuando se desea donde se desea caiga quien caiga. Es un Estado sin límites en las élites, totalmente limitado en la ciudadanía.

Pero tal vez no todo esté perdido. En ese proceso de construir ese Estado de libertad absoluta para unos cuantos pudiera ser que apareciera el instinto de libertad del resto y, siendo otras las circunstancias, decidieran definir y extrapolar las palabras de otro modo y así las acciones serían otras y sus consecuencias y sus leyes.

Las personas que cobran una jubilación ya han empezado, las mujeres lo hicimos el 8 de marzo… Es nuestra naturaleza evolucionar para vivir mejor.

Ana Cruz es profesora de Filosofía. 

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Comentarios
  1. Es verdad que información no es lo mismo que conocimiento Carmen C, pero es tal el maltrato desde la política institucional a la ciudadanía que la propia experiencia idividual supone ya una buena dosis de conocimiento para reaccionar.
    Está pasando con los estudiantes, con el colectivo de la salud prública, con los y las trabajadoreas de empresas de servicios, de hoteles…
    Creo que ya los medios convencionales que claramente ocultan lo que pasa en realidad, no son él único foco de información al que acudimos, aunque siga siendo muy poderoso. Los adolescentes ya no ven la tele como sus padres o abuelos…

  2. Ojala lleves razón, Ana Cruz, ojala que aparezca el instinto de libertad del resto.
    Me temo que hay miedo a ser libres, pues hay que informarnos, instruirnos, posicionarnos, riesgo a equivocarnos y ir a peor; hay mucho desconocimiento de uno mismo, del mundo y del tiempo que nos ha tocado vivir y sólo cuando una persona está segura de algo va con decisión a por ello.
    Este poderoso sistema capitalista/fascista está disolviendo la capacidad de pensar e inyectando el miedo a base de distraer y manipular con todos los medios de comunicación que tiene a su servicio, y que desgraciadamente son los que escuchan, leen y se cree la mayoría de la gente.
    Además perdura todavía en mucha gente el adoctrinamiento de la dictadura franco/fascista.
    Recuerda que el dictador murió confortablemente en su cama y llorado por más de media España, por todos los adoctrinados durante la dictadura.
    Los jubilados y las mujeres ya hemos empezado, bien, pues la cosa está en seguir los 364 días restantes del año.
    Cómo decía Bertlot Brecht:
    Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.

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