Opinión | Política
Representan a los mercados
"Cuando los partidos dejan de representar a los ciudadanos, alimentan a aquel que representa a los mercados".
Si existe un eslogan del 15-M que ha sobrevivido intacto, y probablemente ha crecido, es aquel del “No nos representan”. Las manifestaciones de los últimos días así lo han puesto de manifiesto. La de las mujeres el 8 de marzo, las movilizaciones constantes de los pensionistas y las que se celebran en favor de la libertad de expresión tienen en común, además del descontento, una falta preocupante de referentes políticos. Hasta tal punto, que cada vez que un colectivo sale a la calle, alguien en el Gobierno o sus aledaños trata de descalificarla tildándola de «movilización política», como si no lo fueran todas las manifestaciones.
Podría afirmarse que todos esos movimientos populares están dirigidos contra el Gobierno de Mariano Rajoy, pero sería quedarse muy corta. Según todas las encuestas que van haciéndose públicas, el PP y Ciudadanos –da igual en qué orden– conseguirían una mayoría absoluta en un hipotético nuevo Gobierno. Si tenemos en cuenta que las manifestaciones han sacado a la calle, solo en este mes de marzo, a millones de personas, y que lo hacen contra el Gobierno del PP, la pregunta hay que situarla en otro lugar. Este: ¿por qué los llamados partidos “de izquierda” no consiguen hacer suyos los apoyos y, en contra de lo que sería normal, siguen despertando poco o ningún interés en los descontentos? Se trata de un problema de representación.
Aquellos que se manifiestan no se sienten representados en absoluto por los políticos del PSOE o los de la coalición de Unidos Podemos, o se sienten muy poco representados. Con la que está cayendo, esos partidos deberían estar capitalizando el descontento ciudadano, deberíamos estar notando cómo crecen sus apoyos, incluso cómo cuaja un posible Gobierno progresista. Y no es así en absoluto. Muy al contrario, parecen sufrir una pérdida constante apoyos.
Tampoco es que el PP, en caída libre, salga muy favorecido. Por lo que no resulta extraño que Ciudadanos, una amalgama fluctuante de medidas ultraliberales y feroz nacionalismo español, salga beneficiado, cada vez más beneficiado. Cuando los partidos tradicionales no representan a los ciudadanos, se lleva el gato al agua el partido que representa a los mercados. Dejo a un lado a los sindicatos, que han reaparecido con un triste aroma de naftalina y polvo.
Se supone que España se rige por lo que llamamos una democracia representativa. De ahí que la no representatividad de los partidos políticos suponga un problema grave. Y lo supone porque la mayoría de ellos han renunciado a proponer un modelo de sociedad, seguramente por aquello de la “muerte de las ideologías” que prácticamente todos han abrazado. En el último año, la presencia pública de Unidos Podemos ha ido diluyéndose, sobre todo tras su falta de unanimidad frente al conflicto con Cataluña y su apelación a un extraño “patriotismo español” difícilmente comprensible. El PSOE, por su parte, va apoyando las medidas del PP, no siempre con entusiasmo, pero sí a conciencia. La cesión del Gobierno a Mariano Rajoy, su apoyo a la aplicación del 155 y la aparición de algunos de sus líderes en Barcelona del brazo de los muy conservadores Xavier García Albiol, Dolors Montserrat y otros miembros de la banda han ayudado a que no rentabilicen el descenso –o no subida– de Unidos Podemos, de forma que aquellos cabreados que ocupan calles y plazas no se sientan representados por ellos. Tampoco ayuda al PSOE la sensación, o certeza, de que ahora reivindican medidas que ellos no han tomado cuando estaban en el poder. En este sentido, su último apoyo al PP y Ciudadanos para impedir juzgar los crímenes de lesa humanidad del franquismo es palmario.
Paralelamente, cunde algo que podríamos llamar un “periodismo de argumentario” cuyo patrón está cortado a la medida de todas esas “políticas de argumentario”. O sea, que unos y otros, los partidos y los medios en su función de altavoces, han renunciado a plantear un modelo de sociedad, pese a que no son ajenos a que este modelo que tenemos ahora va descosiéndose, parece que sin remedio.
Así las cosas, o aquellos partidos que no, no nos representan, cambian de estrategia, o el siguiente Gobierno, de nuevo y ya abiertamente, estará en manos solo del mercado.
Parece que la etiqueta «P$OE es izquierda»ha calado fuerte en todos los comentaristas,y de ahi al pensamiento popular.Recuerdo que por sus hechos los conocereis
Totalmente de acuerdo. La división de «LAS» izquierda-s,hace que LA derecha siga ganando, Así ha pasado siempre en España-
Excelente análisis que comparto al 100%.
Cristina, como yo, creo que somos muchos los que estamos en esa línea.
Solo puedo rendirme a tus excelencias periodísticas, y sobre todo a la
fuerza de los argumentos, propios de una mujer luchadora donde las haya.
Gracias por haberme hecho sentir que, después de leerte, no estoy tan solo
Para siempre. Vicente.