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#AMíTampoco: Pablo Iglesias

El secretario general de Podemos responde el test del especial #LaMarea58 con cuestiones que afectan a las mujeres a diario.

pablo iglesias

Este test forma parte del especial #AMíTampoco, en el que preguntamos a más de 60 hombres de todos los ámbitos –política, medios de comunicación, sindicatos, justicia…– sobre aspectos que afectan diariamente a las mujeres. Puedes comprar #LaMarea58 en kioscos y en nuestra tienda online. Puedes suscribirte aquí

1. ¿Alguna vez ha sufrido una situación de acoso sexual por una mujer?

Nunca.

2. Si ha sido así, ¿ha sentido temor de ser violado?

No aplica.

3. ¿Alguna vez ha sufrido una agresión sexual por parte de una mujer?

Nunca.

4. ¿Alguna vez ha presenciado una situación de acoso sexual a una mujer?

Creo que todas las personas que vivimos en este mundo hemos presenciado situaciones de acoso sexual hacia las mujeres: acoso callejero, en el autobús o en el metro, en los centros de trabajo… y en general en el espacio público, que lamentablemente continúa siendo un espacio a menudo hostil para las mujeres. Los hombres tenemos la obligación, en primer lugar, de respetar a las mujeres, pero también de censurar estos comportamientos de acoso cuando los presenciamos.

5. ¿Conoce a hombres que participen en algún grupo de WhatsApp en el que se trate a mujeres como objetos sexuales?

Conozco a muchos hombres y sin duda la respuesta es afirmativa. De nuevo, creo que todos y todas hemos visto alguna vez cómo en algún grupo de Whatsapp y en general en las redes sociales un hombre trataba a una mujer como un objeto sexual. Los hombres hemos sido educados en el patriarcado y eso conlleva muchas actitudes machistas que tenemos interiorizadas. Tenemos la obligación de desaprender para ser siempre respetuosos y tratar a las mujeres como se merecen. Y también debemos no reír las gracias y mostrar nuestro rechazo cuando otros hombres denigran a una mujer en nuestra presencia.

6. ¿Suele sentir miedo a ser agredido sexualmente al volver solo a casa de noche?

Nunca lo he sentido.

7. ¿Se ha sentido incómodo con la actitud sexual en el trabajo hacia usted? 

Nunca.

8. ¿Ha cobrado menos (salario base o pluses) que alguna compañera haciendo el mismo trabajo que ella?

Nunca*.

9. ¿Alguna vez al expresar su opinión con firmeza le han recriminado que es un ‘mandón’?

¿Mandón? Nunca.

10. Especifique cuántas jefas ha tenido a lo largo de su carrera profesional.

Más de 3.

11. ¿Cree que alguien asocia su éxito profesional a relaciones sexuales con mujeres con poder?

Para nada.

12. ¿Ha asistido a alguna reunión de trabajo en la que era el único hombre?

Sí, pero muy excepcionalmente. La última que recuerdo fue una reunión que mantuve con colectivos de mujeres que trabajan con personas dependientes. Me acompañaron 4 compañeras del Parlamento, pero lamentablemente el ejemplo no es ni mucho menos positivo: las personas que representaban a esos colectivos eran mujeres porque los trabajos de cuidados siguen recayendo mayoritariamente en manos de las mujeres. Ellas renuncian muchas veces a su vida entera para cuidar de sus familiares y el apoyo desde lo público es absolutamente insuficiente. Es una vergüenza y una discriminación que no podemos seguir tolerando.

13. ¿Cree que la sociedad le impone cuidar más su aspecto físico que a una mujer?

En absoluto.

14. ¿Alguna vez le han preguntado en una entrevista de trabajo si piensa tener hijos/as?

Nunca.

15. ¿Ha pensado alguna vez que tener hijos/as podría perjudicar su carrera profesional?

He pensado que tendría implicaciones en mi vida en general, pero sé que nunca me van a dejar de contratar por ser padre. Lamentablemente las mujeres de nuestro país no pueden decir lo mismo.

16. Si tiene hijos/as, ¿ha pedido alguna vez una jornada reducida para poder conciliar?

No aplica.

17. ¿Dedica más tiempo que su pareja (en caso de que sea mujer) a las tareas del hogar y cuidados?

Diría que tenemos un reparto bastante equitativo. Pero lo cierto es que, lamentablemente, el reparto equitativo de las tareas del hogar y los cuidados está muy lejos de ser una realidad en nuestro país. Según el INE, las mujeres aún dedican el doble de horas que los hombres a cuidar a hijos o familiares y al trabajo doméstico. Es una desigualdad intolerable y todos tenemos que esforzarnos más para que esto no suceda.

18. ¿Conoce a más hombres que mujeres que se encarguen del cuidado de una persona mayor o dependiente?

No.

19. ¿Se siente discriminado por el hecho de ser hombre?

No, en absoluto.

20. ¿Cree que los estereotipos y modelos de comportamiento que la sociedad exige a los hombres perjudica su vida: profesional / personal?

En primer lugar, hay que decir que quienes realmente se ven perjudicadas por los roles de género son las mujeres, porque el patriarcado es un orden social basado en la dominación del hombre sobre la mujer. Los hombres, especialmente los hombres heterosexuales, no estamos ni mucho menos en condiciones de presentarnos como “víctimas” del patriarcado.

Ahora bien, dicho esto, es cierto que los modelos de masculinidad patriarcal también pueden ser opresivos y dañinos para los hombres, porque no nos permiten vivir nuestra masculinidad libremente. Nos dicen cómo debemos ser y cómo debemos comportarnos para ser “hombres”, y esto siempre se relaciona con conductas machistas, con la dominación sobre las mujeres, con la represión de ciertos sentimientos, con la resolución de conflictos mediante la violencia… Para vivir libremente y sobre todo para dejar vivir libremente a las mujeres, nosotros también necesitamos desprendernos de estos estereotipos sobre “qué es ser un hombre” que nuestra sociedad, que es machista, nos enseña desde que somos pequeños.

Últimas reflexiones

¿Es usted feminista?

Sí. Cualquier persona que aspire a vivir en una sociedad democrática, libre e igualitaria debe ser feminista.

¿Qué es para usted ser un hombre feminista?

Ser un hombre feminista es entender que vivimos en una sociedad estructurada en base a la dominación masculina en todos los ámbitos de la vida: en la familia, en la pareja, en el trabajo, en la economía, en la educación, en el ocio, en el deporte, en la cultura. Significa ser consciente de los privilegios que la sociedad nos otorga solo por el hecho de ser hombres y esforzarse cada día en renunciar a esos privilegios para dejar a las mujeres el espacio que les corresponde. Ser un hombre feminista significa ser capaz de identificar en uno mismo las conductas machistas que todos reproducimos y aprender a deshacernos de ellas.

Y sobre todo, ser un hombre feminista significa acompañar y apoyar las luchas de las mujeres por conquistar la igualdad, teniendo siempre presente que el protagonismo en la lucha feminista es de ellas y no tratando de dar nunca ninguna lección a una mujer sobre cómo debe llevar a cabo la lucha por sus derechos.

Si se define así, ¿desde cuándo y por qué?

Creo que desde que empecé a adquirir conciencia sobre las injusticias que caracterizan al mundo en el que vivimos. En esto, por supuesto, es muy importante la educación que uno recibe, y yo he tenido la suerte de haber conocido a lo largo de mi vida a mujeres que me han enseñado la importancia del feminismo. Porque sin duda son las mujeres quienes, con mucho esfuerzo, nos enseñan a los hombres a ser feministas.

¿Recrimina a sus amigos actitudes machistas –por ejemplo, cuando estos piropean a mujeres en espacios públicos, cuando las cortan constantemente mientras hablan, etc.–?

Intento hacerlo siempre, sí. Pero estoy seguro de que muchas veces podría haber hecho más por censurar estas actitudes cuando las han cometido amigos míos.

¿Ha reclamado alguna vez la paridad en su puesto de trabajo (en una junta de accionistas, en una tertulia, en una reunión de partido…)?

Sí. Y en esto las mujeres de Podemos han tenido mucho que ver. Tengo que reconocer que hace unos años no entendía la importancia de que los actos fueran paritarios. Nuestras compañeras nos han convencido a todos de que lo son. Y los hechos lo demuestran día a día.

Cuando participo en actividades que no son de Podemos, como presentaciones de libros o actos de ese estilo, la responsable de mi equipo, mujer, reclama paridad. Han llegado a decirle que no hay mujeres capaces de hablar de determinados temas. Entonces ella les dice que por supuesto que las hay, y que hagan el esfuerzo de buscarlas o yo no participo. Y las encuentran. Siempre.

Habrá quien diga que es baladí, pero creo que no lo es. Mi equipo disfruta de cada una de esas pequeñas batallas ganadas, porque son lecciones que poco a poco van despatriarcalizando, y prueba de ello es que cada vez les cuesta menos ganarlas.

El problema viene cuando son eventos de secretarios generales, presidentes, expresidentes… hay muy pocas mujeres ahí. Esa clase de eventos son los que dan cuenta de la foto que debemos dejar atrás.

¿Siente que tiene privilegios por el mero hecho de ser hombre? 

Por supuesto que los tengo. Todos los hombres los tenemos. Para que haya una parte oprimida tiene que haber una parte opresora. Nuestro deber como hombres es esforzarnos cada día en renunciar a ellos.

En caso afirmativo, ¿cree que debería renunciar a algún privilegio? Si es así, ¿a cuál/es?

Creo que ya he contestado en la anterior.


*En la edición impresa salió por error Nunca lo he sentido. 

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Comentarios
  1. Este no fue el que dijo de una señora algo asi como que la azotaría hasta que sangrase ? Esto que comedia es….

  2. «todos y todas hemos visto alguna vez cómo en algún grupo de Whatsapp un hombre trataba a una mujer como un objeto sexual»

    Visto y escrito, Pablo.

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