Los socios/as escriben
Un derecho inhumano
"Un centenar de personas acumulan la misma riqueza que 3.000 millones de sufrientes empobrecidos". Antonio Zugasti reflexiona sobre el derecho a la propiedad.
El derecho de propiedad es como la lluvia, totalmente necesaria y beneficiosa cuando llega a su tiempo y a su medida. Demetrio Velasco, Catedrático de Pensamiento Político escribe: “La connatural indigencia del ser humano para poder subsistir por sí mismo, se refleja en la necesidad de apropiarse de las cosas que lo rodean. Todas las disciplinas del saber humano han resaltado esta dimensión antropológica básica, que bien podemos calificar como un existencial humano”
Todos necesitamos sentir algo como nuestro, desde el cepillo de dientes a la ropa que nos ponemos cuando el frío arrecia; desde la cama en que nos acostamos todas las noches, hasta el dinero que necesitamos para llegar a fin de mes. O la tierra que la familia ha cultivado con su sudor desde tiempo inmemorial.
Pero, cuando esa lluvia beneficiosa se convierte en una tromba de agua, cuando cae a raudales un día tras otro, desbordando los ríos, anegando los campos, cuando los torrentes se hinchan arrastrando casas y personas, entonces la lluvia se convierte en una inmensa desgracia. Pero esa desgracia no tiene comparación con los terribles sufrimientos que causa un derecho de propiedad desbordado, cuando un centenar de personas acumulan la misma riqueza que 3.000 millones de sufrientes empobrecidos.
Entonces ese derecho se convierte en un derecho inhumano, que arrasa derechos fundamentales y básicos, como el derecho a la alimentación, la salud, al agua limpia o a vivir en paz. Los privilegiados de la tierra han conseguido meterlo en la Declaración Universal de Derechos Humanos (el artículo 17) como un derecho sagrado e intocable. Pero la humanidad no tiene futuro si no acaba con ese abuso inhumano de un derecho justo. La enmienda de ese artículo17, regulando el derecho de propiedad, subordinándolo a los derechos básicos para la vida, es una tarea que toda persona que aspira a un mundo mejor y más justo debería tener como irrenunciable y básica.
IGNACIO ROBLES, EL BOMBERO QUE DIJO NO A LA INJUSTICIA:
Le llamaron para trabajar en el puerto de Bilbao, en un cargamento de explosivos que España ha vendido a Arabia Saudí. Él se negó, y ahora está amenazado con suspensión de empleo y sueldo.
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