Cultura
Algunas recomendaciones culturales para subir enero
Un libro, un disco, una película y una obra de teatro que no puedes perderte este mes.
MÚSICA, por Elena Rosillo
Estratosférica en vivo
Gal Costa
“No quiero nada, cariño, quiero un show bien rock&roll”. Maria da Graça Costa Penna Burgos (Salvador de Bahía, 1945) respondía así al propósito de este Estratosférica en vivo, una grabación en directo de su concierto en el Teatro Castro Alves, en Salvador, el 27 de septiembre de 2015, el día siguiente a su 70 cumpleaños. El disco es un testimonio de esta última etapa vital de la brasileña, compañera musical de Caetano Veloso (entre otros), enfocada a unir a compositores coetáneos con nuevas voces y formas de entender la música. El ambiente rockero, unido a la bossa nova construida por ella misma, dan como resultado un bocado delicioso al oído y terriblemente emocionante para aquellos que han transitado, en algún momento de su vida, por las melodías sabias de Gal Costa, un monumento vivo de la música latinoamericana.
CINE, por Manuel Ligero
Dicen que Pedro Almodóvar, presidente del jurado del último festival de Cannes, se emocionó profundamente con este filme pero no logró convencer al resto de miembros para darle la Palma de Oro (que ganó finalmente The Square). Robin Campillo narra la historia de la rama parisina del colectivo Act-Up, enfocada a principios de la década de 1990 en realizar acciones dirigidas a crear conciencia sobre el problema del sida. Se colaban en los institutos para repartir condones, irrumpían en las conferencias científicas, montaban performances, manifestaciones, fiestas… Les iba la vida en ello, como explica Campillo a través de su protagonista, interpretado con energía desbordante por el argentino Nahuel Pérez Biscayart. En aquellos años, la indiferencia de la política y la sanidad significaba la muerte de los seropositivos. El activismo paró aquella sangría y nos dejó una hermosa lección sobre el compromiso.
LIBROS, por Bob Pop
Mejor la ausencia
Edurne Portela
Galaxia Gutenberg
Euskadi años 80 y 90. Después, el regreso actual. Allí se vive esta novela que habla de ETA, del GAL, de la violencia en Euskadi y de tantas otras violencias que nos derriban al suelo durante su lectura, donde una de las víctimas sobrevive para contarlo de un modo directo, poético de hematomas y cicatrices visibles. Mejor la ausencia no es un libro sobre ETA, ni sobre el conflicto vasco; es un libro sobre las violencias que se desarrollan sobre el cuerpo para irse extendiendo después al territorio, la sociedad y la literatura. Sobre el dolor y el perdón imposible, sobre los límites de la palabra, capaz de estremecernos y hacernos sentir los golpes, las decepciones y el miedo. Un libro físico más que moral. Reescribir lo que pasó, lo que vivimos y lo que no pudimos cambiar, ni a través de la imaginación. Escribir como una forma de entenderlo todo al final de todo, apostar por un recuerdo que sobrevive a la ausencia y explica un conflicto donde lo difícil es identificar a las víctimas y sus verdugos con claridad.
TEATRO, por Alfonso Álvarez Dardet
¿Cómo se vive en una casa sin poesía? Es la pregunta que pudo hacerse el dramaturgo Eusebio Calonge cuando escribió La extinta poética, dirigida por Paco de la Zaranda. La función, tras estrenarse hace dos años, continúa su camino. El 12 y 13 de enero estará el Teatro Central de Sevilla –3 y 4 de febrero, en el Alhambra de Granada–. La obra se centra en la convivencia entre un padre, una madre y sus dos hijas en un piso pequeño. Todos tienen sueños caducos y tienden a enfrentarse entre sí en una espiral de codicia y ambición. Están deprimidos y sobreviven a base de pastillas, menos la hermana pequeña, el verso libre de esta locura disfuncional. Ella simboliza los logros sociales de personas con habilidades especiales: “No se centra en la discapacidad como un problema, ya que de todas las personas de la casa ella es la más humana”, explica Rafael Ponce, el actor que hace de padre.