Medio ambiente 2
La península ibérica será un desierto si no se cumple el Acuerdo de París
Más de una cuarta parte del planeta podría convertirse en un desierto si no se cumple el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París, según los científicos.
Más de una cuarta parte del planeta está en peligro de volverse árida como causa del cambio climático. Este es el principal hallazgo de un nuevo estudio publicado en la revista Nature Climate Change. El artículo, escrito por científicos de universidades de seis países, advierte de que gran parte de la Tierra puede convertirse en un desierto si se traspasa el umbral de 1,5ºC de calentamiento sobre niveles preindustriales (el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París). Los autores hacen hincapié en que «la acción temprana para cumplir el objetivo de temperatura de 1,5ºC puede reducir de forma significativa la posibilidad de que grandes regiones se enfrenten a la aridificación y sus impactos relacionados».
La aridez es un índice que relaciona la oferta y la demanda de agua atmosférica en un área determinada. Cuando este índice baja demasiado, aumenta el riesgo de desertificación y degradación del terreno. A su vez, aumentan las posibilidades de sufrir sequías, incendios y deforestación. La pérdida de masa vegetal, a su vez, dificulta la fijación de carbono, lo que hace que el cambio climático se acelere.
El estudio menciona directamente al sur de Europa como la zona con mayor riesgo de desertificación del mundo, y grandes áreas se convertirán en desiertos incluso si se logra contener el calentamiento global por debajo del grado y medio. Según los autores, en la península Ibérica «la creciente demanda de agua ha reducido el caudal de los ríos». Además, el trabajo señala varias áreas de América Central y Sudamérica, África del Sur, el Sudeste Asiático y Australia como las zonas más expuestas, junto con el Mediterráneo.
La alarma sobre desertificación en la península ibérica lleva sonando tiempo. El cambio climático y una gestión ineficiente de los recursos hídricos están detrás de una de las mayores sequías que se recuerdan en España. Además, según un informe del Ministerio del Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, alrededor de tres cuartas partes del país sufren riesgo de desertificación.
Si se convierte en un desierto se llena de placas solares para producir electricidad para el resto de Europa. El nuevo mundo «renovable» puede venir acompañado de grandes sorpresas y no todas agradables.
Según Trump, esto del calentamiento es una farsa inventada por los chinos para joder la industria estadounidense. Y, por supuesto, las emisiones incontroladas que provocan el efecto invernadero no tienen nada que ver con que se esté derritiendo el hielo ártico, lo que incrementa los niveles del mar y cambia los patrones climáticos en todo el mundo. Aunque no sería justo atribuir el negacionismo en exclusividad al bueno de Donald. Otros pro-hombres antes que él, como Aznar y el primo de Rajoy, se han burlado del asunto. Eso sí, convenientemente asesorados por los lobbys energéticos. Unos pájaros neutrales, ya se sabe.
Pero si el salero festivalero con el que Trump habla del cambio climático no les ha puesto suficientemente calentitos, ahí va otra que no tiene desperdicio: ¿Cómo gestionar una crisis nuclear? Pues fanfarroneando del tamaño a través de tuits. Que el psicópata coreano presume de tener el dedo acariciando el botón… El estadounidense le contesta: “¿Podría alguien de su hambriento y mermado régimen decirle que yo también tengo un botón, pero que el mío es mucho más grande y poderoso que el suyo, y que funciona?”
Un derroche de diplomacia que pone en evidencia que, si tenemos en cuenta la madurez intelectual de ambos fulanos, estamos vivos de milagro.
Pues sí amigos, el panorama es un pelín aterrador. Sobre todo si tenemos en cuenta que el líder del país más influyente del mundo podría sustituirse por un chimpancé y, sin duda, la humanidad entera saldría ganando.
https://heraldodeoregon.wordpress.com/2018/01/04/un-hermoso-futuro-de-amor-y-paz/