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Mauricio Valiente: “Es un derecho humano que haya fuentes en la calle”

Hablamos con el concejal del Ayuntamiento de Madrid sobre la aspiración de su gobierno a convencer a la población de que los derechos humanos son transversales.

Mauricio Valiente. ÁLVARO MINGUITO

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A Mauricio Valiente (Madrid, 1966) se le solía ver en protestas contra los desahucios. Ahora es concejal en el Ayuntamiento de Madrid (Ahora Madrid) y, más que batallar a pie de calle, lo hace desde las instituciones. En su carrera se ha desarrollado como abogado especializado en asilo, inmigración y derechos humanos. Hablamos con él sobre la aspiración de su gobierno a convencer a la población de que los derechos humanos son transversales: sin igualdad no hay bienestar común.

En el imaginario colectivo, el concepto derechos humanos nos remite a países como Ruanda. Sin embargo, la violación de estos derechos también se produce en países privilegiados.

Hasta ahora, cuando se hablaba de derechos humanos parecía que se hablaba del otro lado del planeta. Derechos humanos es una aspiración compartida de igualdad, de libertad, de superación… Pero tiene que ver también con lo cotidiano. Quien presuma de que en su país se respetan los derechos humanos empieza mal. Nuestro punto de vista es que tenemos mucho que trabajar para cumplir con algo a lo que nos hemos comprometido a nivel internacional. Hay derechos que, independientemente de la ideología política, todos los gobiernos están obligados a garantizar. Por ejemplo, el derecho a la alimentación, que en esta ciudad, lamentablemente, no se garantiza. No es llegar con un discurso catastrofista de que hay hambre. No, es que hay subalimentación y está demostrado que eso tiene que ver con los ingresos de la población. Algunas veces se ha intentado caricaturizar los análisis que hacíamos de la situación, como si estuviéramos en otro país. Precisamente queríamos hacer ver que las violaciones de derechos humanos forman parte de la vida cotidiana.

¿Qué rango de acción tiene un gobierno municipal cuando quiere invertir más en gasto público pero la política que se aplica en el ámbito estatal y europeo es neoliberal (que recorta en gasto público)?

Es evidente que hay una superestructura concebida para evitar que puedan hacerse otras políticas que no sean las neoliberales. Prueba de ello es cómo Montoro está utilizando ese marco para impedir que el Ayuntamiento de Madrid haga lo que tenemos que hacer, que es priorizar las políticas sociales. Aun así, hay margen de maniobra para que nosotros o cualquier gobierno dé un giro real a lo que estamos viviendo. Por poner un ejemplo: cuando más se necesitaba, el gobierno municipal de Madrid [el anterior del PP] vendió viviendas sociales a fondos buitre. Cuando más se necesitaba. Nosotros evidentemente no solo no vamos a hacer eso sino que vamos a intentar recuperar vivienda pública. La normativa y el mercado hacen que sea muy difícil recuperar lo que se vendió, lo que se dilapidó, pero vamos a ir a los tribunales y vamos a invertir para tener un derecho tan básico como la vivienda. El mercado trabaja en dirección contraria a los derechos humanos. Solo una política pública de vivienda ambiciosa garantizará derechos y el equilibrio de una ciudad que será cada vez más desigual.

Hace poco participó en el festival Transeuropa, donde habló de ciudades refugio. ¿Qué son exactamente?

Son espacios de acogida que garantizan que cualquier persona que vive en ellos tiene igual acceso a los recursos municipales. Una ciudad que no pone fronteras, en la que su mobiliario público no es hostil para nadie.

Esa hostilidad se vio cuando el anterior gobierno quitó bancos de lugares públicos para que no pudiesen dormir en ellos personas sin hogar.

Sí, en nuestro plan de derechos humanos hay cosas tan concretas como que haya fuentes en la calle. Las ciudades tienen que ser abiertas. Una ciudad refugio, por ejemplo, es una ciudad solidaria que acoge a personas que se han desplazado de manera forzosa.

En épocas de crisis suelen preocupar cuestiones materiales e inmediatas (como el empleo), por encima de cuestiones posmaterialistas (racismo, derechos LGTBI…). ¿Cómo se convence desde el ayuntamiento de que los DDHH son transversales?

La derecha xenófoba avanza en toda Europa y han usado con éxito el argumento de la competencia por los recursos, o sea que el problema de la precariedad en el empleo es el inmigrante y no el empresario… Aunque parezca sorprendente, ha triunfado. Es difícil explicarlo. Hay que empezar con un discurso coherente y persistente en materia de derechos. Por ejemplo: “No hay personas ilegales”.

Esta entrevista forma parte del dossier Cuestión de Derechos (Humanos) de #LaMarea55.

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