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“La tolerancia cero es insuficiente para acabar con el acoso sexual en las cumbres del clima”

Megan Darby, editora de Climate Home News, cree que la cultura machista dominante, la desigualdad y la propia estructura de estas citas facilitan el acoso. 

CAMBIO CLIMÁTICO ACOSO SEXUAL

La de Bonn ha sido la primera Cumbre del Clima en la que la ONU ha declarado una política de “tolerancia cero” ante el acoso sexual. La medida fue anunciada el 6 de noviembre por la líder del Convenio Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, Patricia Espinosa, inmediatamente después de que la abogada Farhana Yamin denunciara en la web británica Climate Home News que había sido acosada durante cumbres previas. Poco después, la ex-negociadora Meera Ghani unió su voz a la de Yamin.

Para Megan Darby, editora de Climate Home News, la política de tolerancia cero no es suficiente. Darby, que ha estado investigando el acoso sexual en las cumbres climáticas de las Naciones Unidas, cree que la cultura machista dominante, la desigualdad y la propia estructura de estas citas facilitan el acoso. La Marea ha hablado con ella sobre su investigación.

El acoso sexual existe en todos los ámbitos, ¿por qué estudiar precisamente las cumbres del clima de la ONU?

Supongo que la respuesta corta es que es parte de mi trabajo. Primero se me acercó Farhana Yamin. La campaña del #MeToo en redes sociales de hace un mes la hizo pensar en sus propias experiencias. Me pareció una gran idea escribir sobre ello. No hay ninguna razón en particular para pensar que las conferencias climáticas sean peores que otros escenarios o sectores. La gente que se dedica a esto no son especialmente sexistas o depredadores. Sin embargo, hay algunos factores de riesgo específicos que podrían incrementar la vulnerabilidad, sobre todo, de mujeres jóvenes.

En estas cumbres hay una atmósfera muy intensa. Hay miles de personas, todas en habitaciones de hotel. Todos están muy concentrados en su objetivo, cualquiera que este sea. Una campaña, un tratado, un contrato… Hay muchas reuniones a puerta cerrada, muchas de ellas con fuertes acuerdos de confidencialidad. Si una mujer fuese acosada por un miembro de su propia delegación, ¿a quién lo denunciaría? En ese ambiente se arriesgaría a que la vieran como una persona problemática o desleal. Muchas personas dejan de lado su propia seguridad como un compromiso percibido con la causa. Eso permite que cierta gente siga practicando un abuso de poder.

Por otra parte, si la víctima se viese acosada por un miembro de otra delegación y lo denunciara sería, básicamente, un incidente diplomático. Hay mujeres que no quieren verse señaladas por ello. No hay una autoridad central que pueda controlar este asunto. Las Naciones Unidas, que organizan todo el evento, no están por la labor de involucrarse en nada que pueda conllevar consecuencias políticas o distraer del objetivo principal de las negociaciones. Por eso estamos satisfechos de que, inmediatamente después de la publicación de nuestros artículos, Patricia Espinosa anunciara una política de tolerancia cero contra el acoso sexual. Por primera vez apareció el tema en el programa diario.

Sin embargo, la tolerancia cero no es suficiente. Tienes que fomentar el ambiente adecuado en que la gente se sienta segura y con confianza para denunciar. Y no creo que esto sea una realidad todavía.

¿Cómo debilita el acoso sexual en las cumbres de la ONU a la lucha contra el cambio climático?

Creo que esto es cierto para todos los sectores, y es que la razón por la que el acoso sexual queda impune es que los que lo perpetran tienen un poder que sus víctimas no tienen. Si continuamente restas importancia a las historias de las víctimas, las silencias e ignoras sus denuncias, lo que fomentas es una atmósfera hostil para que las mujeres, sobre todo las más jóvenes, puedan participar de forma plena en las negociaciones y contribuyan con todo su potencial.

Es una cuestión de dinámicas de poder. Las mujeres jóvenes están siempre en desventaja, sobre todo cuando vienen de países menos poderosos. Así que acabas haciendo que las personas que son más vulnerables al cambio climático lo tengan mucho más difícil para ser representadas. Estas personas son mujeres, jóvenes y pobres.

¿Por qué afecta el cambio climático más a las mujeres?

Esto es algo que se ha hablado mucho en esta última cumbre. El cambio climático va a exacerbar las desigualdades que ya existen en todas las sociedades. Uno de los ejemplos claros se da en los países en vías de desarrollo, en los que la sequía va a hacer que las mujeres tengan que ir más lejos para encontrar agua, debido a los roles tradicionales de género, así que impacta más en su vida que en la de los hombres.

Hay casi siempre una tendencia, en cualquier tipo de trabajo de cooperación o desarrollo, a trabajar con estructuras de poder preexistentes. Es lo más fácil. Por ejemplo, llegas a un pueblo y dices “usted es el jefe, el que puede conseguir que las cosas se hagan, así que trabajaremos con usted”. Creo que esos esfuerzos a menudo obvian las necesidades de las mujeres, y la importancia de que las mujeres se empoderen en los procesos de toma de decisiones, rompiendo estos roles tradicionales de género. Es algo que suele aparecer en los márgenes de las negociaciones. No suele ser un elemento central.

¿Y cómo podemos situar este elemento en la agenda si seguimos teniendo esta cultura de acoso sexual?

Por supuesto. Si hay una cultura de hostilidad hacia las mujeres es mucho más difícil trabajar con estos temas. Después de leer muchas de estas historias este último mes, veo algunas carencias. Podríamos empezar por paliarlas. Por ejemplo, han recomendado a las víctimas de acoso sexual que lo denuncien a los servicios de seguridad de la cumbre. Sin embargo, algunas de las víctimas me cuentan que han sido acosadas por estos mismos guardias de seguridad en los accesos a la cumbre, que son como los controles de seguridad de un aeropuerto. Probablemente estas mujeres no se sentirán muy cómodas denunciando ante esos agentes si les ocurre algo.

Otra cosa que podrían hacer es incluir el acoso sexual como parte de la educación y el entrenamiento de los guardias de seguridad, y dejar claro que habrá consecuencias si no se cumplen esos estándares. Hay algunos casos en los que se han tomado medidas disciplinarias, pero no creo que muchos sepan siquiera que ese proceso existe.

Esas son cosas fáciles de hacer. Es mucho más difícil cuando el acoso se da en el seno de la propia delegación, porque se requiere un cambio de cultura. Además hay gente que viene de países en los que el rol de la mujer es muy distinto. Sin embargo, en otros ámbitos, las Naciones Unidas no tienen problema que establecer unas reglas comunes de comportamiento. También debería ser posible hacerlo para proteger a las mujeres en estas circunstancias.

¿Qué es lo más inesperado que ha encontrado en su investigación?

Lo más importante ha sido comprobar cómo las condiciones para que las mujeres puedan expresarse son tan duras. Ha sido muy frustrante escribir sobre este tema, porque como periodista me gusta responsabilizar a los infractores y poder publicar estas historias, con su evidencia y su contraste. Y sin embargo, a pesar de que he aprendido mucho y he escuchado muchas historias, hay aún grandes barreras para que las víctimas puedan hablar públicamente. Ahora sufrirían las consecuencias.

Sin embargo, lo más sorprendente no ha sido eso. Climate Home News es una publicación sobre política y sobre políticas, y nuestros principales lectores son legisladores, activistas, diplomáticos, etc. Normalmente nuestros artículos son compartidos y amplificados en redes sociales por instituciones y grupos organizados. Y sin embargo, ha habido muy poco de eso con estos artículos. No obstante, han sido los más leídos, lo que prueba que hay un interés reprimido sobre este tema. Las historias han dado en el clavo con mucha gente, y eso me ha convencido de que este es un tema urgente del que hay que hablar, pero aún no estamos en el punto en que la gente esté cómoda rompiendo el silencio.

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