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La disparidad del nuevo gobierno de Islandia

La izquierda verde se alía con el centroderecha conservador, con Katrín Jakobsdóttir como primera ministra.

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Cuatro semanas después de la celebración de elecciones parlamentarias, Islandia ha presentado su nuevo gobierno, una coalición transversal y sorprendente, si tenemos en cuenta la disparidad ideológica de sus integrantes. Está formada por el Partido de la Independencia –derecha tradicional vinculada a las grandes fortunas y al sector pesquero–, el Partido Progresista –centro derecha conservador vinculado al sector agrario y a algunas grandes fortunas– y el Movimiento de Izquierda Verde. La líder de esta última formación, Katrín Jakobsdóttir, es la nueva primera ministra del país, y sustituye a Bjarni Benediktsson, líder del Partido de la Independencia, que desde ahora se hará cargo del ministerio de Finanzas. El líder del Partido Progresista, Sigurður Ingi Jóhannsson, es el nuevo ministro de Transporte y Administración Local.

En los comicios que tuvieron lugar el pasado 28 de octubre, el Partido de la Independencia obtuvo la primera posición con 16 escaños, de un parlamento de 63, perdiendo así cinco diputados. De hecho, la coalición de gobierno que lideraba se rompió por la publicación de un escándalo relacionado con la restitución del honor –proceso burocrático que en Islandia tramita una comisión parlamentaria– a un amigo de su padre condenado por violar a su hijastra durante años. Cuando se supo que Benediktsson había intentado esconder este proceso para beneficiar al amigo de su padre, dimitió y convocó elecciones. Es por esta razón que, a pesar de que el Movimiento de Izquierda Verde no ganó las elecciones sino que obtuvo la segunda posición con once escaños, el presidente de Islandia, Guðni Thorlacius Jóhannesson, decidió encargar la formación de un nuevo gobierno a la líder ecologista en lugar de a Benediktsson.

Desde hace días Katrín Jakobsdóttir ha recibido duras críticas por parte de sectores de la izquierda islandesa por el hecho de negociar un gobierno con los que hasta la fecha fueron sus archienemigos, políticamente hablando. El Partido de la Independencia y el Partido Progresista gobernaron Islandia durante doce años, desde 1995 hasta 2007, y su principal proyecto político fue la privatización del sector bancario que derivó en el cataclismo económico de octubre de 2008, cuando los tres principales bancos privados reconocieron una deuda que alcanzaba diez veces el PIB de la isla. Desde entonces, la izquierda verde ha sido uno de los principales azotes parlamentarios de los partidos que representan el centro derecha conservador, formaciones sobre las cuales pesan constantes acusaciones de nepotismo y corrupción.

Katrín Jakobsdóttir es la segunda mujer en desempeñar el cargo de primera ministra en la historia del país, después que en 2009 Jóhanna Sigurðardóttir, líder por aquel entonces de la Alianza Socialdemócrata, llegara al poder. En ese gobierno, que dirigió el país en los momentos más críticos de la crisis económica, Jakobsdóttir fue la encargada de dirigir el ministerio de Educación, Ciencia y Cultura. Madre de tres hijos, tiene 41 años y estudió en la Universidad de Islandia un máster de literatura islandesa. Antes de dedicarse de lleno a su carrera política, trabajó como correctora lingüística en la televisión estatal RÚV y en el sector editorial.

Como líder de la nueva coalición de gobierno deberá afrontar dos de las problemáticas que más preocupan a la sociedad islandesa: el incremento desmedido del turismo y el aumento de los precios del alquiler y la venta de vivienda en la capital. Durante la presentación del acuerdo de gobierno, Jakobsdóttir ha hecho hincapié en el Acuerdo de París y la necesidad de ir más allá para frenar las emisiones de gas que provocan el cambio climático. También ha subrayado que ha pactado con las demás formaciones una especial inversión en educación así como una rebaja de impuestos para las rentas más bajas. El ministerio de Sanidad y de Medio Ambiente quedan ahora en manos de miembros de la izquierda ecologista. Finanzas, Asuntos Exteriores, Justicia, Pesca y Agricultura quedan en manos de diputados del Partido de la Independencia, mientras que Transporte y Administración Local, Educación y Bienestar son carteras que obtiene el Partido Progresista.

No es la primera vez que la izquierda y la derecha gobiernan juntas en Islandia. El último caso se dio en 2007 cuando se formó una coalición de gobierno integrada por el Partido de la Independencia y la Alianza Socialdemócrata. Ese gobierno vio interrumpida su andadura por el colapso financiero de octubre de 2008. Más allá de las diferencia programáticas del Movimiento de Izquierda Verde, el Partido de la Independencia y el Partido Progresista, hay grandes temas de país que los unen. El más relevante, su oposición frontal a iniciar el proceso para formar parte de la Unión Europea, algo que en ojos de muchos islandeses sería como volver a la relación de dependencia que tenían con Dinamarca hasta la declaración de la independencia en 1944. Aunque parezca un detalle poco significativo, esta perspectiva nacionalista compartida por las tres formaciones puede ser la base para que la coalición no tenga que disolverse antes de tiempo, como ya ha sucedido en tres de las cuatro últimas legislaturas.

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