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Noticias climáticas – Edición especial COP23

La Cumbre de Bonn (COP23) termina con sabor agridulce. Por una parte, las naciones reunidas en Alemania han puesto la primera piedra en el camino a un eventual "manual de instrucciones" para cumplir los acuerdos de París. Por el otro, esta primera piedra ha dejado mucho que desear, sobre todo a las naciones pobres.

Marcha por el Clima durante la COP23 en Bonn, Alemania. Foto: Takver.

La Cumbre de Bonn (COP23) termina con sabor agridulce. Por una parte, las naciones reunidas en Alemania han puesto la primera piedra en el camino a un eventual «manual de instrucciones» para cumplir los acuerdos de París. Por el otro, esta primera piedra ha dejado mucho que desear, sobre todo a las naciones pobres.

EEUU y los combustibles fósiles

La delegación estadounidense, que ya dio titulares la semana pasada cuando se convirtió en el único país del mundo fuera del acuerdo de París, se ha dedicado a promocionar las bondades de la quema de carbón (el combustible fósil más contaminante). El lunes, mientras los miembros del equipo de Trump afirmaban que el uso de los combustibles fósiles era bueno para el medio ambiente, fueron interrumpidos por manifestantes. El ex-alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, comparó la actuación de los enviados de la Casa Blanca con la «promoción de tabaco en una cumbre sobre el cáncer».

A la cita alemana también han acudido representantes norteamericanos de la industria, así como de gobiernos locales y estatales, afirmando que ellos sí piensan cumplir su parte del compromiso climático a pesar de Trump. No obstante, algunos, como el gobernador de California, Jerry Brown (que recientemente anunció que piensa denunciar a Trump por el daño al clima), parecen inclinados a seguir extrayendo combustibles fósiles (incluso a través del fracking). Aunque ello conlleve amenazar a manifestantes indígenas.

Protectores de los bosques

Precisamente los indígenas han visto su papel climático como protectores de los bosques reconocido por las naciones. Los indígenas, que según el Fondo de Defensa del Medio Ambiente (EDF) son propietarios del 20% del carbono acumulado en los bosques tropicales, se ven así legitimados en su lucha contra las industrias extractivas, agrícolas y ganaderas. En un documento firmado el pasado miércoles se establece que los países deben respetar, considerar y promover sus obligaciones para con estos grupos. Asimismo, se recomienda una mayor presencia de indígenas en puestos de liderazgo contra el cambio climático.

En declaraciones a The Guardian, Clare Shakya, representante del Instituto para el Medio Ambiente y el Desarrollo, afirmó que la medida es «un paso adelante», aunque sólo «si realmente significa que se escucha a las comunidades indígenas y locales y que se reconoce su conocimiento».

Contra el carbón

A pesar de la defensa ejercida por Estados Unidos, el carbón se ha convertido en el gran villano de la COP23. Una veintena países han firmado una alianza para desbancar al carbón como principal fuente de energía a nivel global. Los firmantes se comprometen a eliminar este combustible de entre sus fuentes de energía para 2030. No es de extrañar que la coalición esté liderada por el Reino Unido y Canadá, dos países líderes en fracking.

La declaración no deja de ser una mera actuación simbólica, que no ha sido firmada por ninguno de los diez mayores consumidores de carbón del mundo. Tampoco Alemania (el mayor productor a nivel europeo) ni España han firmado el documento.

Ricos y pobres

La mayor confrontación de la COP23 se ha vivido entre los países ricos y los pobres. Un grupo de naciones en vías de desarrollo han exigido a los ricos más apoyo y compensaciones para paliar los efectos de los eventos meteorológicos extremos. Las economías ricas, lideradas por Estados Unidos y Australia, no estaban por la labor. La semana pasada ya saltaron chispas entre India y China, al negarse esta última a presionar a los países más industrializados a aportar más fondos contra el cambio climático.

Seyni Nafo, líder de la representación negociadora africana, dijo en declaraciones a Climate Home que los anuncios y las promesas de países como Francia no se han visto reflejados en la práctica.

Cuenta atrás

Comienza ya la cuenta atrás hacia la COP24, que será presidida por Polonia. Su celebración, a finales del año que viene, marcará la fecha límite para tener el manual de instrucciones de la acción climática terminado. Por el momento, no vamos por buen camino: los compromisos de reducción adoptados por los países nos ponen, al menos, en ruta hacia un calentamiento de 3ºC por encima de niveles preindustriales para finales de siglo, cuando en París nos comprometimos a no superar los 2ºC.

Durante los próximos 12 meses se celebrará el conocido como «Diálogo de Talanoa», un proceso de preparación de la crucial cita de 2018, en el que se tomará como referencia un informe especial de las Naciones Unidas sobre el objetivo de los 1,5ºC, que se publicará el próximo mes de septiembre, y no el de los 2ºC.

Bola extra (mala)

Fuera de la COP, hemos conocido esta semana que en 2017 se batirá, probablemente, el récord de quema de combustibles fósiles, acabando con una tendencia de tres años en los que las emisiones se han mantenido estacionarias.

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