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Ingles de acero, un equipo feminista y antipatriarcal
Ester Pérez reivindica el empoderamiento de las mujeres con el Roller Derby.
Ester Pérez practica Roller Derby en Barcelona y reivindica el empoderamiento de la mujer con este deporte. Cuando pensamos que no hay un deporte al que se le deba incluir el adjetivo “femenino”, no se me ocurren muchos. Siempre fútbol femenino, baloncesto femenino, etc. Ester Pérez es Caperucita (la roja) en Rolly Derby, deporte de contacto en patines, que sí necesita el adjetivo pero el de “masculino”. Esta barcelonesa pertenece al equipo Ingles de acero que representa a la ciudad condal en este deporte «feminista y antipatriarcal”, como lo define Pérez.
Y es que Roller Derby es una comunidad deportiva con origen en Estados Unidos en la que dos equipos compiten para que una de sus integrantes dé el mayor número de vueltas en una pista ovalada. El contacto, estrategia y fuerza de éste, empodera a las deportistas que, como Ester, “buscan el empoderamiento de la mujer en el deporte”, señala ella misma. En el espacio empoderado como Can Batlló, alias Caperucita, lamenta que los equipos en España no están tan politizados como los de Estados Unidos donde se han hecho visibles en espacios de lucha frente al racismo. Asimismo, en otros equipos como en Bogotá (Colombia), las Combativas y revoltosas se han posicionado en diferentes luchas como las últimas movilizaciones educativas y de maestros y maestras de ese país.
Las canciones de Beyoncé pueden animar mucho en un partido de Roller Derby. “Beyoncé me parece un tía interesante, pese a que no es una feminista de clase, tiene letras con cierto contenido y una evolución interesante”, sostiene Caperucita, pese a representar buena parte del sistema de las megaestrellas internacionales. Asimismo, señala que “el sistema intenta adueñarse de muchos términos y vendernos la idea de que ya somos iguales, pero aún hay mucho por hacer”: el amor romántico como única forma de relacionarse, las propias labores o trabajos demuestran la complejidad de lo que aún queda por hacer.
«El feminisme es mes necessari que mai perque encara ens matan, ens violan, cobren menys…”, afirma Ester. Además de deportista y feminista, se define como comunista y reivindica que no se puede ser puro porque “como mujeres feministas, también tenemos contradicciones y luchamos contra ellas”. A estas contradicciones también se enfrenta como mujer de izquierdas, porque “los y las comunistas, feministas, ecologistas, etc. formamos parte del mundo y no vamos a cambiar el mundo desde una cueva”, aclara Pérez, en referencia a que todos y todas vivimos en una sociedad y formamos parte del sistema. Para Ester ser comunista es “que te duelan las injusticias y como decía el Ché: si te duelen, estamos en la misma trinchera”.
La conciencia que hizo despertar a esta educadora en construcción fue América Latina. “Países tan ricos culturalmente, gente luchadora y en unas condiciones duras”, emocionaron a esta mujer de más de metro ochenta que, confiesa, superó la manipulación mediática para lanzarse a comprender y aprender de este continente. Finalmente, tras hablar de su deporte y América Latina, y como militante de izquierda, nos comenta lo que piensa de su realidad más local: “Con todas las diferencias que tengo con Ada Colau, es una mujer que ha pisado trapixat el carrer. Es una vergüenza que no haya habido una mujer al mando del ayuntamiento antes y hasta se ha quedado embarazada en medio del mandato”, señala muy animada.
Simbólicamente es muy potente y reconoce que se han hecho medidas interesantes con los límites que tienen pero, seguramente, “con mi visión optaría por otras medidas”, afirma Pérez. En cuanto a las críticas hacia la alcaldesa “es muy fácil verlo desde fuera y pese a las críticas que se le pueden hacer, es un gobierno digno y transparente que de cara a fuera lo defiendo, pero hacia adentro tengo mis discrepancias”, enfatiza.
Jorge A. Trujillo es socio cooperativista de ‘La Marea’.
Dónde se hace uno antipatriarcal? A mi también me gustaría serlo. En mi aldea la mayoría de los hombres trabajaban fuera, en los durísimos mares de Terranova, en el Gran Sol, en las plataformas petrolíferas… otros tenían más suerte y estaban en tierra; en las tierras Alemania, Suiza, Holanda… Veían a sus hijos el mes de vacaciones. He escuchado a algunos de ellos decir que es duro, pero que estaban orgullosos. Aceptaban estas condiciones para que a sus hijos, a su familia, no les faltase de nada. Para que pudiesen tener las oportunidades que ellos no habían tenido. Es curiosa la cosa, fomentando un patriarcado opresivo para la mujer y orgullosos de ello!
Las mujeres? Pues había algo de todo, algunas eran bastante hacendosas y otras se pasaban el día viendo el equivalente al actual Salvame.
Así que yo estoy totalmente en contra del heteropatriarcado. Me gustaría que los padres también pudiesen tener la suerte de ver crecer sus hijos, hacer con ellos los deberes, conocer sus inquietudes. Intentar comprenderles y apoyarles. Sentir compasión (com-pasión, o pasión compartida), con ellos y que, al menos en ocasiones, sean las madres las que aportan los bienes necesarios para la familia. Que un hombre parado no sea considerado un fracasado social. Que un hombre que decide hacer la labor del hogar no sea considerado por la sociedad y por su pareja un «mengante» (he escuchado esta expresión a varias mujeres) que vive «a cuenta de su mujer». Vamos, que me gustaría que este hecho se aceptase del mismo modo que se acepta cuando es una mujer la que no trabaja fuera del hogar. Creo que yo también soy antipatriarcal.
si, las mujeres no son las únicas que sufren el patriarcado, personalmente creo que es hora de que se empiece a hablar sobre los prejuicios del machismo sobre el concepto del hombre. bienvenido!
A mi tambien me duelen las injusticias, compañera. Orgulloso de estar en tu trinchera, Esther!!