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Tengo un miedo de Transición
"Creímos que, pasado el tiempo, el trapicheo que llamaron Transición y al que se agarran con uñas y dientes, se revisaría", escribe Fallarás.
Esto es una opinión. A veces escribo reportajes y otras veces, crónicas. Pero esto es una opinión. La ventaja de la opinión es que una puede enunciar sus miedos sin necesidad de disfrazarlos de realidad con datos. El periodismo y la narrativa, al fin y al cabo, no son más que formas de enunciar nuestros temores. El periodismo, además, da palos de ciego tratando de atinar un futuro en el que sea posible guarecerse. El mayor problema del periodismo es que participa en la construcción de aquello que pretende narrar para guarecerse.
Desde que Pedro Sánchez pactó eso que llaman “aplicar el 155” en Cataluña a cambio de que Mariano Rajoy aceptara eso que llaman “una reforma de la Constitución”, me tiene endurecida un miedo inconcreto. ¿A qué? Los miedos siempre son a algo, me digo. ¿A qué, pues?
Voy a intentarlo.
Creímos que, pasado el tiempo, el trapicheo que llamaron Transición y al que se agarran con uñas y dientes, se revisaría. Creímos que se juzgarían los crímenes franquistas, que se echarían cuentas, que a los miles y miles y miles de asesinados se les daría familiar sepultura, que el cinismo político, en fin, daría paso a otra forma de entender la gestión de lo común, de lo público.
Pues bien, hace ya algunos días que me temo que no. Al pacto que existía entre PP y Ciudadanos para que así fuera, para que nada cambiara, se ha unido el PSOE. Y ya están todos. No creo, de ninguna manera, que el pacto de los socialistas con los ultraconservadores y sus conservadorcitos de misal, tenga como objetivo Cataluña. O no exactamente. Creo –y por eso, esto es una opinión– que el objetivo de los dos partidos mayoritarios es frenar en seco, cortar de raíz, abortar un posible cambio en España, ese cambio que pasa por mirar a la cara a la Transición, redactar con honestidad nuestro pasado y ventilar todos los mohos que a nuestra sociedad le crecen entre los dedos de los pies.
Pero esto es solo una opinión, me digo mientras leo que algunos dirigentes del PP ya han advertido que el 155 se puede aplicar también en Euskadi, por ejemplo, o en Navarra.
Es como en la película «Amanece, que no es poco», cuando al final hacen elecciones y el alcalde dice «las elecciones las hemos ganado los de siempre». En este país, pase lo que pase, no se quiere cambio por una mayoría de la población, que es la que vota a PPSOE. Esa población acomodada anclada en el «más vale malo conocido que bueno por conocer». Y justo se vota a los dos partidos que NECESITAN que nada cambie para continuar con sus trapicheos y tapar sus trapos sucios, que no son pocos.
Parece ser Angie que mayormente es la clase más humilde, los trabajadores, desde la ignorancia o la manipulación informativa o desde la inducción desde los púlpitos, la que vota derechas. Sin olvidar a la gente más mayor formada en los valores del movimiento y del nacionalcatolicismo, y claro que sí, también las grandes fortunas y las clases altas.
El mismo Alberto Garzón en una reciente entrevista en El Confidencial admite que «quienes votan a la izquierda son las clases medias ilustradas, no los obreros»
CORRECTO. UN SALUDO DESDE MEDELLIN – COLOMBIA.
No cabía esperar otra cosa y la situación acaecida ( creo que en parte también inducida) en Catalunya es justamente el «shock» que lo facilita.
Lo que da más miedo que nada es que el PP volverá a ganar las próximas elecciones. No en Cataluña, donde va a gobernar sin el apoyo de votos gracias al famoso 155, sino en el resto del Estado.
Eso es lo que da miedo, que pase lo que pase, siempre ganan…
Mientras en Catalunya:
Barcelona retira 570 plaques franquistes més dels edificis
https://www.ara.cat/societat/Barcelona-retira-plaques-franquistes-edificis_0_1893410739.html
En España:
Transparencia desvela que Defensa costea la asociación de militares franquistas
http://www.publico.es/politica/transparencia-desvela-defensa-costea-asociacion-militares-franquistas.html
Y lo que más desesperanza me produce de todo ésto es el sueño inducido del pueblo.
Manipulado, fanatizado por un mismo y continuo mantram que repiten incesantemente los medios de comunicación públicos y los vendidos al sistema (capital/régimen del 78) que son la mayoría.
Los manipuladores de la información arrastran tras de sí, como grandes rebaños, a grandes masas manipuladas y es por ahí que nos ganan todas las batallas. POR LOS MEDIOS DE COMUNICACION.
Difícil en este escenario involucionista cuestionar la Transición y acabar con el régimen del 78.
No creo que sea sólo una opinión, es una realidad que todos los que sufrimos el franquismo creemos. Una confabulación expresa para que nada se mueva y ahogar las ansias de cambio que tenemos los demócratas de verdad.