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Asturias 1934: el rescate literario de una revolución
En los últimos meses se han publicado varios textos sobre un episodio clave en la breve historia de la II República.
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Los mineros encienden los cartuchos de dinamita con el cigarro que llevan prendido en los labios. Ese detalle, que puede parecer nimio, llamó la atención de unos periodistas que se desplazaron a Asturias para contar lo que había sucedido durante las dos semanas que duró la revolución de 1934. Fueron Manuel Chaves Nogales, José Díaz Fernández y Josep Pla, cuyas crónicas se recogen ahora en el libro Tres periodistas en la revolución de Asturias, que este mes publica la editorial Libros del Asteroide con prólogo de Jordi Amat.
Enmarcados dentro del género del periodismo literario –ese que exige el desplazamiento del escritor al lugar de los hechos para recoger los testimonios de los participantes o testigos cercanos, y contrastar los datos para narrarlos con detalle en el texto– los autores relatan los sucesos con una inevitable óptica personal.
Díaz Fernández, asturiano de adopción, resalta la valentía y humanidad de los revolucionarios que entregaron su vida por un ideal de mejora de la realidad de la clase obrera mientras que Pla se esfuerza por remarcar los fallos de una República en manos de la derecha que deja que se altere de tal manera el orden público. Es quizás Nogales quien mantiene una posición más neutral. Su testimonio hace sobre todo énfasis en los horrores de la violencia que, años después, rechazará de manera aún más contundente en su obra sobre la Guerra Civil escrita en el exilio A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España.
Parece que en estos últimos meses se ha intensificado una ola revisionista de la revuelta del 34, de la que no existen demasiadas obras en proporción a su importancia. Recientemente, el historietista e ilustrador Alfonso Zapico la ha recuperado en su novela gráfica La balada del Norte, cuyo segundo tomo ha publicado este año la editorial Astiberri. El autor continúa en esta entrega la historia que comenzó con el levantamiento de las cuencas mineras y sigue ahora con la contienda que destrozó la ciudad de Oviedo, dando protagonismo a Isolina, la hija de un minero que también se une a la revolución.
Zapico se sitúa emocionalmente en el lado de los revolucionarios, con las licencias que otorga la ficción en contraposición a los límites del oficio periodístico. Curiosamente en uno de sus personajes se podría reconocer el espíritu de Díaz Fernández. Es el reportero detenido, que le dice a un compañero: “Como periodista, estar aquí encerrado y no poder contarlo es un fastidio. Pero, coño, como romántico… porque tú sabes que soy un romántico, Ovidio, no estar ahí fuera para vivirlo me parte el alma”.
Asimismo, el director de cine Ramón Lluís Bande prepara un documental sobre Belarmino Tomás, también conocido como El Guaje, uno de los cabecillas de la revolución y figura esencial del socialismo y sindicalismo asturiano. Él fue quien negoció la retirada de los revolucionarios después de la entrada de las tropas dirigidas por el general López Ochoa, que dejó claro que la Revolución estaba perdida. Por cierto, como refleja el también documental de Marcos M.Merino ReMine: el último movimiento obrero, sobre la huelga minera de 2012, los mineros aún encienden los cartuchos explosivos con sus cigarros.
Ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo
Varios autores
Fundación Juan Muñiz Zapico
Un itinerario por la geografía urbana de Oviedo para explicar a través de sus calles, monumentos y plazas los sucesos de la insurrección que marcaron un hito en el devenir de Asturias y de España. Esta es la propuesta del libro Ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo, editado por la Fundación Juan Muñíz Zapico. Sus páginas nos proponen una visita turística a la capital asturiana a partir de las cicatrices que dejó uno de los levantamientos populares más importantes de nuestra historia reciente. A. MAESTRE
El recuerdo de «La Retirada» en el Rosellón continúa vivo gracias al trabajo de asociaciones francesas que continúan homenajeando a aquellos que debieron huir del franquismo en 1939.
Si hay algo extraño en el Estado español es su capacidad de desmemoria. Los casi 40 años de dictadura pasaron la factura del miedo y el silencio, dejando tras de sí miles de historias olvidadas, que con mucho esfuerzo tratan de sacar a la luz historiadores, arqueólogos y asociaciones.
Los siguientes 40 años de Transición no han han sido mucho mejores. La tímida Ley de Memoria Histórica, apenas aplicada, contrasta con la postura del actual gobierno del Partido Popular, que hace apenas unos días se despachaba con un “los crímenes del franquismo no interesan a nadie”. (a ellos no, a ellos les perjudica que se sepan los crímenes que cometieron sus predecesores ideológicos e incluso familiares en muchos casos)
En ese sentido sorprende que el recuerdo de los exiliados republicanos esté presente en las calles y en el recuerdo de muchos ciudadanos franceses, mientras las exhumaciones de represaliados en el Estado español deban costearse por asociaciones sin ánimo de lucro y familiares.
Pero qué podemos pedir a esos políticos españoles que hoy en día comparten manifestaciones con la ultraderecha por la “unidad de España”, se fotografían con banderas franquistas o defienden el mantenimiento de un callejero y unos símbolos fascistas.
Probablemente solo les podamos pedir que no nos obliguen a huir como hicieron sus abuelos.
Los siguientes 40 años de Transición no han han sido mucho mejores. La tímida Ley de Memoria Histórica, apenas aplicada, contrasta con la postura del actual gobierno del Partido Popular, que hace apenas unos días se despachaba con un “los crímenes del franquismo no interesan a nadie”. (a ellos no, a ellos les perjudica que se sepan los crímenes que cometieron sus predecesores ideológicos y familiares en muchos casos)
«A la Mémoire des 100.000 Républicains espagnols, internés dans le camp d’ Argelés lors de la RETIRADA de Février 1939.
Leur malheur: avoir lutté pour défendre la Démocratie et la République contre le fascisme en Espagne de 1936 á 1939.
«HOMME LIBRE, SOUVIENS TOI»
http://arainfo.org/argeles-sur-mer-cuando-fuimos-refugiados/
Totalmente de acuerdo. No se ha superado la posguerra ni el franquismo, no se ha hecho justicia… y así nos va y aún peor nos irá…